sex mosca...


Las desdeñables aventuras de sex mosca.

Miles de larvas son sus descendientes, sus hermanos son cientos; sex mosca es más que una sola.

Sex mosca es un clan, fundado por las 500 primeras moscas puras del mundo, unidas por la fijación del sabor sexual y el hambre del cuerpo humano.

Como toda mosca; se alimenta en la podredumbre y el hedor, los desechos son su energía y se reproduce con rápida exageración.

Es por eso que sex mosca es inmortal...

En el caribe

1

Sex mosca, flotando en una esquina.

Va recorriendo el cuarto por quinta vez, con el tumbao que tienen los moscos al caminar.

Su cabellera sedosa, dura como la crin de un caballo negro y grueso.

La oscuridad de la noche, le acelera; el simpático amigo que duerme se a despertado.

Ahora la cama esta mojada, un hombre y una mujer se besan, revuelven su calor.

Sex mosca; mira a lo lejos, desde una esquina.

La mujer se alimenta del fálo masculino, hinchado como una pelota; sex mosca vuela despacio, sostiene un suspiro.

El aroma que inunda el cuarto es intenso.

La pareja se lame, se acarician con fuerza desnudos, sudan más que dos vacas en el matadero.

El ventilador del techo, rueda en sus giros como un zombi hipnotizado.

La ventana al desdoble, la esquina del mosquitero esta rota.

Se cuela un viento ardiente que llega del mar, las ganas saciadas reclaman.

Ella es penetrada.

La grasa natural que humecta esas pieles, hace que la mosca se acerque enviciada en su aroma.

Cada vez mas liquido, mas baba que sale de por entre las nalgas, las bolas, las lenguas y el coito.

Sex mosca esta enloquecida; no aguanta más y justo cuando la niña, abre su boca para dejar salir un orgasmo.

Sex mosca se abalanza en picada.

Aaaahhh...

...GLUP!!!

(Sex mosca es tragada.)

2

Sex mosca escupe una baba, ablanda el trocito y recorre la masa; sus patas dobladas.

Tiene un ala caída, plegada a un lado; de esta forma ingresa mejor hacia el fondo.

En la nariz de un pero muerto, sex mosca seduce a su nueva esposa.

Copulan y juntos escupen mas baba, disuelven los restos y hacen el amor como dos moscas felices.

Sex mosca esta arriba, ella debajo se alimenta, come la baba que disuelve el detritus.

Por mientras; sex mosca entierra su miembro retráctil, fecundando el abdomen de la hembra golosa.

Aquella mosca hinchada, que escupe, fornica y traga al mismo tiempo, se llena de los huevos de un sex mosca excelente.

Pero su abdomen revienta, de tanto ingerir alimento y de todos huevos implantados. Los huevos de sex mosca, maduran muy rápido.

Y en algunos minutos; los huevos se agrandan y explotan en dos a la madre mosca.

Miles de pequeñísimos sex mosca en estado larvario, salen de aquella carcasa mutilada, y rellenan el tracto del perro. Un perro que ya esta frío y endurecido.

Sex mosca; se alimenta ahora del cuerpo de su amante, recientemente muerta; el la disuelve, con sus babas blancas y la entrega a sus vástagos hambrientos.

De la oreja de un perro muerto, cientos de sex moscas mejoradas, salen volando hacia el mundo libre.

Sex mosca desde la boca del perro, acomodado en la lengua violeta, se siente satisfecho.

Sex mosca descansa mientras escucha, desde un radio lejano; el famoso estribillo de los beatles;

(it’s been a haard daay long...)

3

Sex mosca se acerca al carrito, cuando la fritanga esta madura.

Los otros se alimentan de sus hamburguesas, chorreando el queso costeño en el piso.

La salsa, le chorrea del bigote al señor abogado.

Un gordo sin camisa, se traga unas papas fritas, repletas de kejchu.

(Salsa de tomate, especialmente caribeña.)

La mujer cansada de tanto trabajar, aprieta en sus manos un falso billete.

Sex mosca viaja por sobre sus cabezas, analiza la situación y se acerca al carrito.

Sex mosca se posa sobre el sombrero del vendedor, justo cuando el ya descubre que ese billete, es falso.

De un golpe atraviesa a la señora, mientras que el gordo se aparta; los demás se alejan nerviosos.

Sex mosca, se espanta y se acerca al dedo gordo del gordo; chorreado de aceite y mayonesa, sex mosca chupa ese dedo sucio y rechoncho.

El gordo mira fijamente al vendedor; no se da cuenta de lo que ocurre en su dedo.

El hombre enojado, patea con tanta fuerza la cabeza de la señora; que de su boca, ella suelta un grandioso chorro de sangre.

La sangre que corre, se mezcla con la grasa del suelo, con el queso costeño y la mezcla mugrienta de salsas chorreadas.

Sex mosca se alegra, se excita y vuela hacia su plato favorito, que ya esta servido.

La mujer se queja mientras el hombre la arrastra, la lleva hacia la policía cercana.

Sex mosca esta feliz, el gordo aprovecha de robarse otra hamburguesa; la rellena de todas las salsas, las que se le chorrean descontroladamente.

La gente que pasa se asquea.

Sex mosca come como un poseso, esa mazamorra de la sangre y basura orgánica; no se da cuenta de nada, nada le importa.

El gordo enloquecido; chorrea toda esa salsa que le corre por entre la boca, los dedos, la barriga y hasta sus chanclas hediondas; llegando hasta el suelo.

Una de esas gotas, caen justo encima del cuerpo de sex mosca; que horror.

Sex mosca atrapado se agita; el gordo ve al dueño, se asusta y se escapa; huye despavorido aplanando la calle, con sus chancletas gastadas.

El vendedor, se da cuenta y saca un bate de béisbol del carrito; corre calle abajo gritándole al gordo.

Sus piernas grotescas, que suenan como dos morsas peleando; cuando chocan contra el cemento, con sus pies que gritan ayuda y el gordo; finalmente cae y desfallece.

Mientras masacran al gordo...

Sex mosca, ebrio de sangre y aceite, con la panza llena; se ahoga sumergido en un mar callejero de salsa rosada.

(Su cuerpo, fosilizado en la costra amarilla)

4

Sex mosca con sus cuatro patas, pegadas a un vidrio enmohecido; la panadería abierta desde hace varias décadas.

El viejo panadero, se arregla el delantal y aclara la garganta; el horno encendido, un calor acogedor.

Sex mosca dormita aun, en la ventana de arriba del horno.

Sex mosca paso una noche ajetreada otra vez; sus alas mojadas por la humedad, aun no se activan.

El viejo panadero sacude sus manos, toma la harina y comienza a amasar.

El sol aun no sale, pero ya se alumbra la aurora de un nuevo amanecer; sobre el marco de aquella única ventana, sex mosca despierta.

La vieja gloria del tiempo pasado, acaba en un montón de días iguales.

El panadero amasa y llora, recuerda sus tiempos locos, de cuando bailaba desnudo; cantando canciones de brian eno.

Era mil novecientos setenta, una época dorada, de la disco y las experimentaciones; el panadero había hecho de todo, pero ahora, más de treinta años de lo mismo habían pasado.

Sex mosca despejaba sus extremidades; desplegó las alas y en un salto errante, echo a volar.

El hombre amasaba y se preguntaba; ¿como y donde, se le acabo la pasión?

Tal vez por todas esas cosas extrañas que hizo, cuando estaba enloquecido; la droga y el alcohol, el sentimiento del absoluto enceguecido.

La pérdida de la inocencia en la marea de lo inconsciente, la degradación infrahumana chupando sus huesos, una gran confusión a la que había llegado.

Tal vez esa puta loca que tuvo que matar, aquella noche olvidada en las calles.

Sex mosca miraba el gorrito blanco del panadero, viajando enredado, esquivando el vapor de una caldera.

Las manos del panadero, tenían prendada su atención; sex mosca tenia un hambre bestial.

Pero todo estaba tan limpio allí, que sex mosca empezaba a inquietar. La masa era fresca del día; el panadero estaba limpio, bañado e impecablemente vestido; sex mosca no hallaba, un solo rastro hediondo esa mañana.

El panadero seguía escuchando su réquiem interno; recuerdos y sensaciones de vacío, el panadero amasaba mas lento.

Su rostro envejeció cien años en un segundo, se desplomo en sus propios hombros y cerro los ojos.

Se acerco al horno y lo abrió, el nivel estaba en 350 grados; el panadero lo subió a 600 y espero.

Sex mosca empezaba a percibir, cierta esencia de algo que empezaba a desfallecer; eran unas cuantas gotas de sudor frío, que recorrían la frente del panadero.

El hombre de un salto intempestivo, metió la cabeza en el horno y la mantuvo unos segundos; no sin gritar como nunca antes lo había hecho en su vida.

Fue como un llanto y un grito a la vez, fue como un canto de un éxtasis y una disculpa, heroica al mismo tiempo.

Inmediatamente, sex mosca da vueltas cercanas al cuerpo del panadero; oliendo y vibrando en sus alas, cuando aquel ser cae y se desploma, sobre el piso frío de cemento vitrificado; tan limpio y blanco.

Las manos chamuscadas, la cabeza hinchada y desfigurada; una humareda del pelo y la piel descascarada.

Sex mosca, no había comido ningún plato al horno en toda su vida, y estaba bastante intrigado en probarlo.

Pero sex mosca, sabia que tendría que esperar algunas horas, a que el cuerpo se enfriara.

Por mientras se entretendría investigando el zapato del muerto, por si encontrara algún resto interesante, pegado en las suelas.

Pero el zapato estaba tan limpio, como lo demás en toda la panadería.

Sex mosca tendría que esperar un poco más, pero su cuerpo rugía de hambre y no pudo aguantarse más.

Sex mosca se fue directo a la oreja mas roja e hinchada, ingresando con facilidad por los conductos resecos, que le permitían una rápida entrada; pero el olor ha quemado, asfixiaba un poco a sex mosca.

Sex mosca recordó ese verano, cuando le toco alimentarse de un gato podrido en un tambor de metal delgado; con cuarenta y dos grados de sol directo a las doce del día.

Pero esto era mejor, porque empezaba a enfriarse y sex mosca, sentía un nuevo sabor en su trompa plegable ahora.

La masa que seguía tumbada en la mesa, inerte; esta mirando al cadáver del panadero, con un gesto de rabia y tristeza mezcladas.

(Sex mosca, zumbando en la oreja se alimenta.)

5

Sex mosca deambulaba por las calles húmedas del centro, los adictos con su pipa de bazuco en mano; se adormecen bajo el sol de fantasía y en la calle, carbonizada en sus escombros y con la decadencia a cuestas

El pequeño amigo de Juan Carlos, un muchacho hediondo de cincuenta años; derrapaba en la avenida 13, dirigiéndose a la esquina en donde su compadre se aprestaba a encender su viajecito.

Sex mosca, aturdida por el humo y el calor insoportable; revoloteaba sobre el cuerpo de un caído en la esfera de una angustia paranoide. El misterioso bulto de carne apelmazada sobre sus huesos, atraía al insecto enormemente, por su aroma que era un deseo incontrolable para el hambre voraz.

Pero sex mosca estaba desvanecida entre la mezcla de humo dulce de la droga y la hediondez humana; agotada se quedo paralizada sobre la nariz de este hombre casi muerto en el cemento.

El paquete humano, que tampoco se movía por nada de este mundo, ni del otro.

Y desde su exquisita butaca enrojecida; sex mosca se alegraba de aquellos orificios nasales que exhumaban los vapores de un calor químico.

Sex mosca miraba hacia la esquina en donde, Juan Carlos y otro tipo bastante sucio; se agachaban ante el suelo y raspaban por sus bocas, la fuerza eterna de un pipazo bazuquéro.

El gañan errante, envilecido y ambicioso de su propio recuerdo, otrora amigo de Juan Carlos, ya llegaba a donde estaban ellos, dando tumbos de payaso.

-¿en que están mis chinos?; ¿hay pipaso pal´ que llega?

Los dos seres, aplastados ya bajo la amenaza de un color violento; lo miraron lentamente, con los ojos bien abiertos.

Nada hicieron, nada hablaron; sex mosca se inquieto un poco y trato de mover sus alas, que ya estaban menos paralizadas por el vaho de la droga.

-hágale Juan Carlitos, mire que yo a usted lo reconozco desde siempre; ¿no se acuerda de mi?

Los muchachos que hace tiempos jugaban juntos, comían juntos y hasta lloraban juntos los desamores de la vida; se incendiaron en la búsqueda de una memoria olvidada del que ya no esta.

- toes que mijo; ¿se me va a poner caliente?

Juan Carlitos dijo;

-quien sabe si me acuerdo, pero ahora no me quiero acordar.

Las manos del payaso ansioso, se movían como ideas descabelladas.

-hágale juanito, un pipazo o aunque sea unos pesitos; pa´ ponerme bueno en eso yo también.

Sex mosca, maestro de la seducción terrible; ya había figurado lo que ocurriría, porque no es tan difícil hacerlo en estos casos.

El otro viejo sucio se levanto y se fue escondiendo, por entre las sombras de la espalda del viejo chico.

De pronto, Juan Carlos grito mas confuso que enfurecido;

-a volar guevon, que aquí no hay mas pieza, yo no tengo pasado, ni presente, ni futuro.

El payaso ansioso hasta el límite; veía como Juan Carlitos se fumaba el ultimo pipazo frente a el, con mas fuerza y ensañado en su porfía.

- pues no se lo va acabar usted solito; se lo acaba con el diablo, gran hijueputas.

Ese payaso arteroesclerótico, dio la vuelta y encontró al viejo sucio atrás de el; con un gancho carnicero en la mano, a punto de clavárselo en el cuello.

El viejo chico, más rápido que el otro, le quito el gancho y lo volteó rápidamente, quebrándole la muñeca al desgraciado traicionero.

Vino un grito callado y luego una patada en el culo, que lo clavó contra el poste y hay quedo en viejo rastrero.

Sex mosca empezaba a volar, atolondrado aun por entre la atmósfera viciada.

Unas buenas patadas en las costillas y un par de puñalazos en la cabeza y el brazo derecho, terminaron con la inmunda vuelta del destino.

El viejo sucio se murió de cara al suelo, y allí quedo tendido.

Luego el viejo chico se acerco a Juan Carlos, que se había cagado en los pantalones y le dijo, blandiendo el gancho ensangrentado sobre su cuello.

-mire Juan Carlitos, aquí en esta vida los amigos y enemigos son para siempre.

Luego se sentó al lado, se apoyo en el hombro de juanito y le dijo con cariño;

-¿se acuerda cuando nos peleamos por la mujer esa, a los 15 años?

-pero claro mijo, fue muy triste y luego nos emborrachamos; gran recuerdo.

El payaso y Juan Carlitos, pronto estaban riendo a pierna suelta, felices por el reencuentro; y resulta que el viejo chico, ya tenia un polvito en su bolsillo, lo saco y le dijo a su amigo;

- es que usted sabe como es la vuelta, prendámonos este pipazo y un abrazo.

Y hay quedaron conversando, mientras sex mosca ya recuperado, viajaban dando tumbos y volteretas desorbitas; hacia el hueco que chorreaba la masa cerebral del otro infortunado.

La tarde caía y el calor del sol, amainaban permitiendo entrar la brisa de un anochecer del barrio sin mayores novedades.

(Sex mosca, compartiendo intoxicado la felicidad del reencuentro, alimentándose del seso humano)

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