POESIA epifania del membrillo...

Proyecto epifanía del membrillo.

Narrativa poética libre, 2006

Su divina desgracia, C.C.A. shívnagarí.

Estoy en el límite, entre medio vivo y medio muerto.

Debo cambiar, una vez mas debo cambiar.

Que impulso tan terrible, el de la incertidumbre, de lo depresivo en lo emocionante.

Primer lote vermífugo de poesías decaídas.

Ensueño

Ensueño me teje y me adora, en sus fauces lascivas de humo.

Una pausa; un registro que se va borrando, estelas.

Suspendido en la abstracción.

Pierdo el sentido de la ubicación, la mente embotada.

Atrapada en un sonido del ventilador, una mujer azul, de piernas largas, se acomoda una sandalia.

Desteñid la realidad, con la nariz cautivada, en silente inspiración; casi se me olvida respirar.

Con las pupilas extraviadas, siento el cuerpo una montaña.

Veo un camino, es la montaña, la senda de lo que esta arriba.

Subo por ella, me alejo y transformo el ensueño.

Vampira

En sombras, la llevo al fondo del callejón.

Mis dientes saborean la proximidad de su sangre.

Eternamente vagando por estas calles, roído y molido, vuelto a levantarme una y otra vez.

Al caer el sol, los muelles se vuelven color naranja atardecer, la penumbra de la luz decadente, que es aun mas espeluznante que la de la noche anterior y sombría.

Por que es la misma iridiscencia, para ambos contrastes unidos en un terreno fugaz; en donde todo es perfecto.

Balanceado, estable y perpetuo.

Como el beso, que estoy a punto de darle a ella.

Como el cuello que aciaga la tarde y agitada, ella se desnuda.

Como el diente, el hambre y el sueño de este hombre interminable.

Exorcismo

Impero al demonio que seca mis venas, que anida en mi mente a que salga y se aleje.

Declaro al contento sacrílego, que siga su paso tranquilo, que aleje su fuerza.

Yo invoco a la fuga de los placeres, los patos del cocinero ardiente; a que vuelen libres delante de un coche rumano.

Expulso a los seres oscuros que anidan mis huesos, que arruinan mi cuerpo, mi escudo y la espada de luz.

Cortando cabezas, quebrando los huesos inexistentes, sus cuerpos de aceite flotante.

Escupo las temibles y abominaciones que excitan mis ojos hipnotizados; que se rompa el hechizo, descorran la cortina.

Saldré de esta trampa, cruzaremos las aguas profundas, los hedores y el asco nos transformaran en pájaros de fuego.

Y el común se ira a comer mierda, porque no somos mas que almas en pena.

Y es por eso que aquella condena, no interfiere en nuestra conquista, en nuestra expansión; pero una conquista sincera y eterna.

Expulso ya mismo y afuera, todas las maléficas incrustaciones de orgullo y deseo, el ojo sellado.

Abriendo un haz que el prisma contiene, el cosmos en su espacio y su tiempo, se amplia y relaja, absorbe toda esa inmundicia y desaparece la...

Miscoles

Como un tronco desvergonzado, el muchacho se hallaba dormido, sobre la cama.

Las sabanas le recubrían el trasero parcialmente, las piernas revueltas y el brazo cruzado en la almohada.

Con su abrazo magnifico, el dios del sueño lo hipnotizaba.

Sonó el despertador de microchips, que joda; ese día el sueño era muy bueno.

Como había que hacer las cosas, el joven ya levanta el vuelo del nido caliente.

La mañana era una esperanza de luz; la frescura le ayudaba a tirar, de ese carro de huesos, que era su cuerpo, flaco y abúlico.

Lo pálido en las piernas mas gruesas que todo lo demás; como pinturas de Francis bacón, como dos perniles de carne lisa y blanca.

Los pies, enfundados en los mismos calcetines de ayer y el inevitable, picor de nalgas.

Como agota la higiene de las posaderas sentarse; pero el carro, la buseta, el asiento, la televisión y el computador, que están aquí para quedarse, obligan hacerlo.

Lo único que hacemos parados, es caminar a sentarnos a alguna parte y tramitar algo.

El muchacho se aparta de lo confuso y recuerda ahora su nombre, edad y su parentesco con la persona de al lado.

Unos bultos mañaneros, que deambulan por el mismo piso de hace años; las cosas simples que ocurren al sentarse a cagar.

Poéticamente hablando, claro esta, el recorrido ahora se enrumba hacia la cocina.

Cambia el genio, en las mañanas el muchacho no esta tan apetente al despertar, es solo después de cagar, Limpiarse la boca y recordar la existencia, que le daba un hambre feroz.

Pero es que esa temprana claridad del sol, también le ayudaba a tener mas ganas de alimentarse.

El desayuno retraído y excelente, con huevos, pan y dulce de te caliente, jugo de naranja que electrifica la atención del joven.

Ordenando las ideas, una a una y volviendo a ver caer, el castillo de naipes.

Otra vez la rutina, que se levanta con nosotros también.

Hoy es un día extraño, es un día miscoles; se parece porque también es el del medio.

Pero es que este, es otro medio de comunicación.

Es una imagen, una fotografía visual, un ensueño, un momento en la resina de palabras.

Que terminan esa mañana, cuando el joven se mete a la ducha.

Durmientes

Cada noche me acuesto pensando, en nada.

Cae la luz y yo estoy desgastado, tratando de acordarme;

¿Como es que era eso?

La cama, me saluda y me recibe sin tanto aspaviento.

Llega la hora de dormir, de estar en silencio y penumbra.

La respiración se aburre de abrazar, la noche en el capricho; se deja calmar.

Todos los días espero un cambio; que ocurra algo distinto, esperanzador.

Y otra vez llega la noche, con su ternura mortal, con su rara hipnosis mental.

Casi todo esta igual.

La casa, la cama y los sonidos, la televisión prendida.

Las lenguas del frío, que se cuelan por entre los huesos y en la cama, esta tu cuerpo una vez más.

Dormido, profundamente dormido y ajeno.

En calma y descansando una vez mas, me pregunto;

¿Si acaso, podré volverte a amar?

Las cobijas cremosas me arrullan, yo solo me acuesto, no quiero pensar más en cosas.

Y es que respiro, me acomodo; doblo un poco la almohada y ya siento el gusto de lo vertiginoso en todo esto.

Duermo tranquilamente, me vacío y aunque me olvide de todo; no importa.

Se que durmiendo, dejo al tiempo esperando para más tarde.

Me deslizo al terreno de lo desconocido, a veces sueño, a veces no.

Ahogándome momentáneamente, en la sustancia efímera de lo sutil.

Piel artificial

Las mentes pobladas de los recuerdos, post-operatorios y del color azul alquímico.

Las cabezas de la hidra, enfurecidas se retuercen por entre los valles, de todas las montañas sagradas.

Los niños de papel cartón, son quemados justo afuera de esas iglesias.

Cuelgan a los perros, en las astas de todas las banderas.

El odio engulle nuestro suelo, la rabia se torna violenta.

Son impulsos del que depreda, del que sufre; las familias.

El que advierte el hambre inmensa, un ruego apagado en las luces de esta gran ciudad.

Mi vida es un reflejo en una lentejuela, flotando entre el sol y la tierra.

Nadie entiende que no soy yo, que no estoy aquí; que soy más de lo que imaginaban.

Un verdadero hijo de dios, un hombre santo, con la santidad trastocada.

Un artista místico.

El arrepentimiento es un pecado, los sentimientos son la razón de ser.

El muerto que masca el pasto, ya no mira nada más.

Todos lo ven a el, agotando sus cabellos al suelo; como los hilos del río subterráneo, que inunda el subconsciente.

Todos los magos, todos los aliados del poder, no han tenido límites.

¿Porque imponer limites?

Los peligros acechan, tenemos que ser muy astutos, buscando la miel de dios.

Que no te vean, que no te oigan.

En la mentalidad del terror, un odio inmenso al deicidio del hombre.

Todos con cadenas verdes, se mecen ante el fálo divino del control.

La sangre corre por las calles, suelta y envasada, la olemos una y otra vez.

Bajo la piel artificial...

Este mundo es terrible, violento y cruel, pero aun mas cruel que depravado.

Vemos los ojos del mal, rondar las calles como viejo mal nacido.

La mujer que grita, desde lo más profundo de su alma rota; un perro derritiéndose, ante el furor sensual nuevamente engendrado.

Entregamos nuestros cuerpos al deseo, ¿que tan acompañado te sientes, cuando estas solo?

Nuestra mente es más agresiva, es la torsión del ano y el grito.

Por que expulsamos, expulsamos sentimiento, razones y olores.

El criterio exacerbado en lo vital, la decadencia de unas lágrimas; un remanente de la sal reseca en esta vida.

Como un desierto nublado, un pedazo de cielo alquilado por dos horas.

Me sorprende la maquinaria del ruido, imaginando que somos uno con el centauro.

La potencia masculina se antepone a lo femenino, los opuestos que se prueban.

Todo es carne y sangre, es huesos y una cosa tan directa, la muela en la calma sedienta.

Cuando caen los truenos, llueven las lunas, con lagunas de oxido, salitre y azufre.

Todo elemento en su eterna, digámoslo así, disidencia total.

Nos estamos desintegrando, poco a poco hasta el final que no acaba.

El caos suena en el carro, en la radio, en la maleta y en la caja negra de Pandora.

Los labios de esa mujer me enloquecen, creo que voy a raptarlos.

Y es así que entonces, ya no hay nada más que decirles;

Solo que nos desconcentramos un poco.

Decolorante

Estamos confusos, la recamara de unas pesadas cortinas, color violeta.

Encerrado en un cuarto con el muñeco alto y flaco, nuestro cuerpo encuerado, la mente errando.

Ajustados a una frecuencia incongruente, una cadencia de humareda y autismo.

De la voz surgen las exclamaciones, liquidas en la mirada obsoleta.

Nublado, entre cruzado en lo extraño.

El hombre saltamontes se agranda.

Todo el aroma del viejo mundo, una elegancia decadente.

Hay alguien en el baño, lo escucho cantar, metido en la tina desnudo, con las niñas de pelo amarillo.

Como muñecas coloniales, con sus ojos de ojeras calientes.

La panda loca, sigo tirado en la recamara, la sombra ardiente, se mece agotadora.

El cuerpo debe dejar de alimentarse, dejarse llevar del flaco.

El flaco que tiene los nudillos en la espalda.

Uno lleva unas botas negras, altas hasta las rodillas y el otro, tiene zapatos de cuáquero.

Pálidos, asustados tal vez, no lo se.

Una realidad controlada en la emoción del vacío, penumbra, un tubo fluorescente.

Tienes que parar de comer, esta lívida, deslavada realidad.

La mente o el laberinto, los enmascarados se adueñan de la creación.

Sin dios ni ley, la realidad queda en tus manos.

El color antiguo

Las fotografías colores sepia se transforman en la melancolía presente, de lo que una y otra vez sucede.

El pasado, no es más que una copia fiel de este exacto presente, nos perpetuamos ante todo.

Y en este momento las cosas se han vuelto grises.

Existe mayor dificultad para encontrarse y amar.

Todo se confabula con la estructura sórdida del control del pensamiento y la emisión.

Una y otra vez, tildados de absurdos e inconsecuentes lunáticos.

Las túnicas siguen vistiendo al mago, pero el mago hoy día se encuentra acorralado.

Dentro de este encierro, ende un circulo cerrado que es y fue tan dulce, como nuestra gloria y catástrofe.

Porque cuando las cosas se tornan hermosas, corremos el riesgo de perderlas fácilmente.

La belleza entonces, es realmente libre y lo impreso queda.

La concha

Mi cuerpo enclaustrado en la concha del dolor; se resiste a vivir tranquilo.

Los nuevos afanes, la lucha perpetua, el lodo inútil de un grito agresivo, la ira que se inflama en la idea del placer.

Los mismos de siempre, las promesas rotas, sus nuevas caretas; las mascaras del que no es sincero.

Cuando el ser humano no puede sentarse y tranquilo enfrentar la verdad; las cosas naturalmente se le salen del control.

La concha se abre.

Mi eterno alimento sagrado que me llama una vez mas; soy yo su elegido, un sueño entramado en la mar de energía vital, fulgurante y dorada.

La programación del dolor a de olvidarse y es necesario, el moverse al lugar preciso.

Que orgullo tan indiferente al cariño bueno, que hambrienta ansiedad me atormenta y es esta; la que me tumba al suelo y me hace olvidar quien soy ahora.

La mar serena, los árboles verdes y una mujer suave, dulce y amante en mis labios; los brazos hendidos en la raíz sideral, de un fruto, un niño o una pradera que ondea en las brisas de la paz extrema.

El universo entero se amplia en la visión de un paisaje tranquilo, algo hermoso y supremo.

Mi alma se angustia al pensar en la locura que una vez mas, recorrer las calles sucias del control total de la crueldad social, aberrantes sacos de mierda.

Esta inmensa ciudad ingrata, deslavada y atroz; gris e injusta, es la que me rompe la luz interna, sin embargo; yo soy más fuerte que aquella maldad.

Su boca seca

El brillo de la bicicleta, deslumbra la inercia del camino, la tierra y el polvo que se amañan un sueño del verano recién extinto.

Sus gotas rodeaban la boca, las comisuras y la lengua enjuagada en los dientes; la boca entreabierta desgasta el aliento vital.

El pequeño en su eterna respiración, pedaleaba implacable hacia el pueblo en busca del agua, más tarde podría descansar.

Los días que ansiosos retuercen su hambre, la sed de un hogar destruido; la madre esperando en la entrada del rancho, tan sola...

El niño recorría los varios kilómetros del salar y el calor, buscando humedad.

Cuando hubo llegado al poblado, las casas errantes, llenas de humo y sabores del horno, con sus aromas que dan sugerencias inútiles al pobre chaval.

Mascando la hoja de coca, el pequeño daba vueltas y vueltas las ruedas, con su estomago ardiente de un trance frugal.

Los pocos pesos que tenia, le alcanzaban para un poco de arroz y una propina al hombre del pozo; el agua también se paga en ese lugar.

Y aunque nunca sintió el desconsuelo en la envidia; aquella tarde sus ojos dejaron vibrar, un poco del reflejo de esa agua, que tanto trabajo le hacía pasar.

Emocional.

La mera esencia del arte puro, destruye todas las civilizaciones, estructuras y determinaciones humanas.

Evil, got to be evil.

¿Bueno?

Debo escribir letras de músicas locas, canciones incoherentes que aboguen por la libertad suprema.

Mucha oscuridad dominante, agota las mentes relajantes.

Cuando suena la vibración, un mágico misterio de alquimias sucede; la integridad del proceso natural humano, los desgarros existenciales de todo errante.

El circo de lo sentimental nos agobia, sus cadenas son fuertes y pesadas, somos legión exigua.

Refleja lo sincero hasta la medula.

El mar

Siempre el mar, atento a mis ojos me espera.

La luna salía con toda su magia esa noche, enredados mis cabellos con los de aquella dama onírica.

Y ese espejo indómito que nos reflejaba, en la tensión simétrica de lo ajeno.

La boca abierta y su lengua de saliva infinita que descuelga, desde su pálida altura.

De lo profundo en la noche y hasta el dorado del sol naciente, siempre se vieron, se amaron y agotaron.

Luego la marea subió y con ella, también todo se alejo.

Profecía del mar

40 noches, cuarenta días, flotando en el mar.

La luna y las estrellas con la paz sideral

Una balsa el océano cruzando, cruzo y floreció.

Y en ese barco, el deseo surgió.

La marea abatió y en un brillo de fuerza,

El temblor se sintió.

Lo impensable ocurrió, el ser despertó.

Con su capa y sus plumas, que desde el cielo cayeron,

Y con su báculo ramificado, en la estrella demiurgo.

En la mañana ocurrió, con la espaciosa tonalidad,

Sus colores abrieron, el sello de aquella misión.

Llevar la vida a un lugar seguro, buscar consuelo

Entregar el deseo a su amo y señor

El hombre y la mujer, hijo de las estrellas.

Padres son los que buscan su estirpe marcar

Y señores, los del poder reinante.

Hermanos, quedamos nosotros mas bien aislados

Traigo el silencio y un fuerte símbolo caprino

Soy el águila que agota sus existencias,

Y encumbra el desvelo de una pasión.

También soy la forma maestra, de un legítimo reptil

Primario incluso en su esencia

Libero el dominio que recae, en la lucha del subsuelo.

El mar me tira y me trae, como serpiente emplumada

Abriendo tus ojos, el duelo del alma comienza.

Teniendo la fuerza del paso sereno.

Luna apoya mis pensamientos, que no quiero desfallecer.

Embrión del supremo y juez del maligno

Amigo de las bestias, los coyotes y la anguila eléctrica.

Floto ahora, floto mas tarde.

El agua es compañera.

Y un siniestro empieza con la llegada;

Grato abrazo del renacimiento, al mundo liberado.

Padre del sol, dale el calor al engendro divino.

Recubre mi manto de agallas doradas;

¡De un fuego sacro!

Sangra en mis heridas y expulsa, los demonios de este cuerpo.

Que aquellos que a mi alma accedan, sean devorados.

Regurgitados y vueltos a nacer.

Materia orgánica revuelta

Dando aplausos, a un auditorio amargo e inexistente.

Traigo las frutas y los desvelos, ¡las sanguijuelas espirituales!

Manzanas podridas, dentro de un barril inexistente.

Sanando por litros, de augurios supraterrenales.

¡Despierto a la cosa nostra!

Seremos finalmente nación.

El viento, navega en el bajel de mis tormentos.

¡Ingrato!

Se me dirán algún día.

Perdonadas, nuestras inmensas perversiones duermen.

Somos carne, también en calor de un servicio.

Daré el todo, por la luna y una espada a cada sol.

El navío salado y mareado, ya no aguanta más.

Las cuerdas de todo lo existente, se desgastaban.

Y la cura, que estaba a la vuelta de la esquina.

Llegando a una mañana, de manglares enervantes.

La balsa zozobrando en la marea indecisa.

Un gusto de aromas, bellos colores, plantas, pájaros y sonidos.

Ah! El amor me vuelve al cuerpo, lo siento y lo deseo.

Es la llama del hijo, que a su envase ovaciona.

En correcta reverencia sagrada, ¡la maquinaria ojival!

Recintos del creativo, impulso cósmico.

Tierra y mucha tierra, todo gris, ahora es verde y enlodado.

Café y palma, ¡las bellas flores del caribe!

El agua ahora me parece, más que un recuerdo espumoso.

Las largas horas de inercia, han terminado.

¡Levantaos hijos del sol, porque su rey ha llegado!

Más vale que recoja estas piedras de allá.

Y tome un poco de raíces del manglar.

Tendré un todo fructífero en mi hogar!

¡El templo a de ser edificado!

¡Levantad los hombros y abrid el pecho!

Saquen a la luz del día, toda su indecencia.

¡Pero robando mis letras, no conseguirán nada!

Debo empezar a prepararme, para el día.

Todos los días, ¡son el día!

Levántense las ramas del saber, ¡a nutrir estos engendros!

Levántense hadas del corazón, e invocad esta gran venia.

Dadme todos sus placeres, sed todos mis amantes.

Beberemos todos del mismo rayo, ¡alfa y omega!

Con mucha sonrisa y amplia, mente.

Despierten el fuego en su interior, ¡al completo sin vergüenza!

Vaciando sus envases, dejaran que mis semillas.

Penetren sus misterios, rasguen los velos.

Sacando a toda mariposa que invernaba, en el capullo.

¡Vamos todos, a amarnos y no abra más hambre!

Con ávida espuela del triste ignorante, no es suficiente.

No pueden atrapar nuestra belleza en ningún lugar.

Seremos entonces, todos brillantes y hermosos.

Simplemente en la piel.

En un cuerito suave y delgado, nuestra fortuna se recubre.

Nos dirán que estamos locos y que somos, completamente absurdos.

También habrá envidias, deseos enquistados.

Purgaremos toda esa basura, con la mano fuerte del protector.

Porque también así habrá, bestias de poder entre nosotros.

A nuestro lado y cubriendo, en retaguardia.

¡Nada será sin su ayuda!

Por eso, abriendo los dos ojos, empiezas el viaje.

Llamas de fuego se cruzan en la frente.

El mono detiorpelitos, se va enfocando.

Serán las palabras sin sentido, en un comienzo.

Como toda magia que renace, su estirpe será probada.

E incluso racionalizada, cubriendo la verdadera libertad.

Pero la bandera ya esta expuesta, es la medalla del sol.

Y tus deseos serán satisfechos, ¡que así sea!

Entiende a tu amigo y a tu hermana, amar de mil formas.

Durante un tiempo, todo se volverá oscuro.

Será un simple engaño mental, abyécto y efímero.

El temblor pasara, dejando a muchos, en sus huellas.

Más tú sobrevivirás y amamantaras, a los demás.

La leche sagrada de tu pecho, alimenta mi existencia.

Veremos todos, una mujer libre y desnuda en la flor de la vida.

Amante tendremos y será incondicional.

Sin rastro de un villano billete, sin gracia fingida.

Maestra de las artes del amor, me liberara en su desnudez.

Seremos uno en una idea, el engranaje pujante de la carne.

Erecto y enhiesto, en la flor de la diosa púrpura.

Respiraremos todos, de esa copula perfecta y un aro dorado, aparecerá.

El aro será la pureza y el alma, del resultado.

La unión de los cuerpos, que en sus jugos sustentan.

Flechados por un idioma evanescente, el dulce delirio.

La paz aparecerá al final de este evento, como en el libro mismo esta escrito.

Apocalipsis, momentáneo de la vida, la entrega del soplo vital.

Desgaste sabroso, de conciencia emocional.

Habrá errores y serán, simple chistes.

Porque nada, puede desatar lo que ya esta desatado.

Ni nada, llegara a ser después del límite del tiempo.

Maestros me entregan las visiones, hablando en voz viva.

Habrá uno de ellos, los dioses que te sirven.

Aquel será el confidente, que entregara la llave del destino.

Salvaremos nuestros cuellos, de la horca asquerosa.

Buscando el consuelo de la tierra, lograremos sobrellevarlo.

Daremos gracias a nuestros amigos, por estar allí.

Seremos pan y el mismo vino, del cuerpo del Nazareno.

También estarán, el anciano y sus servidores.

Los hijos y los elegidos, hombres y mujeres, juntos en vibrante oración.

Los mantras serán revelados y abra, grandes parábolas.

Todas serán copias literarias, de antiguas ideas culturales.

Sabrá el chaman, a quien caerle y uno, deberá escuchar.

Entonces los jaguares serán liberados, ¡para devorarlos!

A todos y a cada uno de ustedes, les llegara el momento.

Serán pasto de sus propias acciones, paga carne con carne.

Huesos con sangre, sacrificio humano; ¡locura endemoniada!

También de eso habrá mucho, saca las garras el águila.

Saca el colmillo el chacal, devastación en gran escala.

Masas de poblaciones en movimiento, en la inercia de la guerra.

Más y más humanos, para las fábricas genéticas de sus ídolos.

Serán las salchichas, bolsa y grasa.

Acumulaciones del sudor.

Una nausea intensa en el centro del cuerpo. ¡El hambre atacara!

Atacara fuerte y sin pereza, a relamerse en la aterida mirada.

Del látigo eterno del cuerpo, ¡aun más terrible!

Y con la electricidad, será resuelto el problema.

A problema resuelto, negocio terminado.

Entonces algunos nos odiaran.

Habrá atentados, pero ninguna bomba, ¡podrá romper la verdad!

El silencio no importa, queda el recuerdo, que es lo peor.

Todos ustedes, que han visto al ángel del infierno.

Serán devueltos, por la puerta de atrás.

La mujer deberá ser, completamente apreciada.

Necesaria y clave maestra del todo, la mujer es lo que quiero.

La diosa, entonces nos brindara nuevamente su placer.

Celebrando el día del juicio, descansando un poco.

Con los maestros recorriendo, los parajes de nuestra humanidad.

Probaremos el paraíso, pero esto no será definitivo.

Las flores seducen, con su amor natural.

No atrapan tu carne, ni roban tu alma.

Solo se dan al viento y el sol, brillando nos dará su amor también.

Todos nos amaremos y seremos uno solo, ¡en la divina profecía!

No quiero ver, ¡ni una gota de envidia o miedo!

Nada de egoísmo y traición, amor es lo que impulso.

Entonces, ¡que así sea!

Luces del rítmico impulso de un corazón, despierten.

En la materia del alma, recobraran su eterno valor.

Los entes serán despertados.

Las manchas solares serán sus ingresos, de los viajeros flameantes.

Entablando contacto y nutriendo, el nuevo orden.

En Miles de espacios y en tiempos distintos, serán descubiertos.

Y el mundo aparente, entrara en su apogeo.

Las luces de la realidad, se Irán desvaneciendo.

Primero, Los ojos arderán en el fuego.

Luego, el canal estará indicado y después.

¡La visión!

Múltiples serpientes descansando en el centro.

Todas ellas serán removidas, el núcleo se excitará.

Levantaos, ¡animas e invisibles!

¡Emerged de las profundas sombras!

Los aliados serán revelados, todos en conjunto.

El círculo de los patriotas, finalmente será vencido.

Ya no habrá más, ideal confuso e intolerante.

Más si habrá, calor humano y mucho sexo desbocado.

En el fin de los tiempos, todos serán devorados.

Por las flamas del ángel predilecto, las lenguas del placer.

El misterio del Tántra, debe ser alcanzado.

So pena de locura y desgano.

Porque muchos de los caídos, serán por desgano.

No existen las enfermedades, en la mente del puro.

Es por eso que todos, se arrimaran al puro.

Y entonces el puro, será enjuiciado por indecencia.

Los odiosos y las frígidas, nuestros enemigos.

Aquellos que no pueden sentir, ahogan y maldicen.

Envidian el éxtasis del impulso natural.

Todos ellos, mezclados en la sombra, serán demonios.

Encubiertos, en el día juegan con los niños y la gente decente.

Todos mentirosos, en sus desganos, ahogan la complacencia.

Madre de dios, has la señal en la puerta.

¿Mas como sabremos, si es la madre inicial?

Preguntando al cielo, en el cerebro y con las técnicas del tiempo.

Me amaran, me odiaran.

Porque para el ser de luz, no habrá termino medio.

Y todo será, un reflejo dentro de la gran mente.

Los juegos del ego, nuevamente atraparan el deseo.

Mas fuerte es el golpe ahora, menos quedaran en pie.

La sonrisa borrada, será la bandera de los desilusionados.

Cuerpos mutilados, ejecuciones en nombre de dios.

El sacrificio al ser devorador que no descansa, en este mundo.

Todos son sus adeptos, los que alimentan las entrañas del Leviatán.

Serpiente blanca del terror, atrapado en sueños.

Quemaran muchos libros y desconfiaran.

¡El insensato alcanza la cumbre!

La gloria de un mundo en decadencia, tendrá su momento.

Deleites y sueños sensuales, poder y ambición.

La morbilidad en el punto del placer.

Nadie sabrá quien es quien, o que es que.

Se mezclaran nuevamente en orgía secreta.

Pactos de la antigua orden serán realizados.

Peligro en las calles, peligro en las villas. ¡Carne y Sangre!

Incendios del exceso de lucifer, en cuerpo y alma.

Reencarnado, camina en esta tierra.

Y ya nadie espera, ni cree. Tan solo experimentan.

Sus mentes se harán campos de existencias.

Primitivas afinidades se inundaran de sentimientos.

Seguir el impulso será entonces apropiado.

No mentirle al cuerpo, el gesto es sublime.

Amor terrenal, amor celestial.

Cuando nada tenga diferencia y todo este aquí.

Entonces será el día, el momento indicado.

Una acción del fenómeno completo.

La respuesta se calma y no cruzan las ideas.

Los torrentes se refuerzan, magnetismo amplificado.

La mente saldrá de su invierno, del hielo del personalismo.

Soma orgánico bien fundamentado.

El nuevo Mesías de la ciencia, caerá por fin.

Los vidrios de la ignorancia, envueltos en llamas.

Un orgasmo delicioso de violencia y desgarro.

¡Matanza! ¡Matanza!

Gritos en las calles, ya todo estará perdido.

Los cuerpos no estarán más, dentro de cubos.

El cubo mágico, es el tiempo en el espacio.

Su danza y su juego nos sustentan.

Y así seremos salvados, por los nodos del sol.

Deberemos aprender a entender, los rayos de poder.

Las franjas invisibles del cosmos, aquí en la tierra como en el cielo.

¡Entonces la música, será revelada!

Y ya no habrá mas forma de pararlo.

El sol, tomara finalmente su reino.

Los hijos del sol serán venerados e incluso, alimentados.

En toda la tierra este sistema, de la naturaleza triunfara.

Todo será en amor y comunidad.

En dispersas acumulaciones post-urbanas, el hombre sobrevive.

Pido al cosmos inmenso, que tenga plena conciencia.

Para la difícil decisión, de quienes serán los guías.

Que nos guíen por las sendas del amor y libertad.

Que permitan la expresión del sentir.

Y nuestros cuerpos, ¡sean finalmente redimidos!

Paz entre los hombres y mujeres.

Paz entre los animales y los minerales también.

Las aguas del mar nos cobijen y envuelvan.

Y nos guíen de vuelta, a nuestro ansiado hogar.

Misterio de misterios, engendro indefinido en el humano astral.

Su paso nos demuestra, el alma del lugar.

El sonido sea revelado; ¡ipso facto!

Preludio para un alma en pena

Soy con la angustia, y me ahogo en su deshielo.

Las lagrimas que me brotan, ruedan por un tiempo eterno.

Lloro por la muerte de un sueño tan bello.

Y el alma se me asfixia, en la mascara de hierro.

Estoy solo, perdido.

En mi centro el desconsuelo.

Tuve un tiempo pleno, flotando sobre un manto estival de nieve.

Caminaban mis deseos, y las puertas, una a una fueron abriendo.

Y de tanto avanzar, parece que me pase de la cuenta

Ahora queda todo atrás, ya no se siente casi el viento.

Las palomas se alejaron y en un mundo horrible

Han tirado al caballero, el que en el suelo es desahuciado.

Su alma pura y sus ideas, buscando libertad y a la luz.

Se han caído en el infierno.

Nada importa en este aislamiento y sus manos

Sus manos se cubren el rostro, ¡no soportan ver la realidad!

El chaman se a caído, se ha debilitado, nadie se acerca a verlo.

Siente el ardor indiferente de una sociedad, con quien no concuerda.

Traicionando al maestro y degradando sus esfuerzos,

Su mente ha confundido...

Todo por el amor a la verdad, todo por buscar un beso.

Otros días pasaran suaves y espaciosos, en un mundo terso y silencioso

Ahora se halla en la derrota, cae en la rabia y lo mundano.

Todo se ha perdido, el monje muere en los caminos y despierta al asesino.

Calles que no están limpias, nuestras mentes engañadas, acuarteladas

Por la mentira y el juego sucio; ahora es solo un asco, ¡un cobarde!

Ya todo esta olvidado, perdido en su anhelo arcaico por vivir, en la voz del gran maestro.

Me siento extraviado y hace tiempo que no veo tu sonrisa

Tus caricias se me alejan en el tiempo...

En la materia suprema, es donde vivo esta borrasca.

Porque sentía tu voz clara y ahora, a penas puedo hablarle.

Tropezando en el intento, mucho es el tiempo amargo.

Mucho engaño y artimaña, casi nada queda claro.

Los ojos se vuelven hacia dentro, la mente lamenta

Y el aliento se agota en el conflicto y el argumento.

No puedo soportar tu destierro y mi vergüenza

Quisiera creer que aun puedo, aunque sea tan solo un sueño.

OH Maestría universal, si es posible aun aquí en mi vida

Encamíname a la fuerza y ayudadme, a salir de este tormento.

Libérame y devuélveme a este cuerpo y esta mente.

En parte de tu parte y forma de tu forma.

Y que el mundo se purgue, de la plaga y lo confuso.

¡Que vuelvan a sonar, los truenos de tu alegre melodía!

Has que vuelva el fuego arder, aquí dentro de el orbe humano.

Saca este dolor y esta angustia de los pueblos

Limpia el dolor de la traición, ¡recuérdanos las luces!

Dadnos el cariño de una comunidad libre y verdadera

Y transforma todas nuestras dudas, en sabias certezas.

Permítele al amor profundo, este mundo transformar y enseñarnos en paz

Amor libre de verdad, por que queremos seguir mirando al cielo

Con anhelo de encontrarte alguna vez.

Y así poder soportar, la contienda total del final, para poder vencer.

Refuerza el arma del guerrero en la luz del sol profundo

No lo dejes caer, ni nos quiebres la esperanza.

OH Maestro supremo, esto es muy serio

La cosa no esta buena, ni me siento aquí muy seguro.

Iluminadnos en nuestra eterna verdad, ampliando el gozo sensible

En donde somos carne de tu carne y sangre de tu sangre.

Culmina esta refriega, frena el mal signo de la indolencia

Y permite que tus poderes, nos ayuden a llegar rápidamente a lo esencial.

Quiero vivir en paz con los que veo

Y enlazarme en las alturas de las esferas celestes

Que el impulso creativo, de la gracia del maestro eterno.

Haga sonar su música de intensa armonía, ¡que reviva el mundo de una buena vez!

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah shiva maheshvara

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah Shiva maheshvara

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah Shiva maheshvara

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah Shiva maheshvara

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah Shiva maheshvara

Hari Om namah Shiva maheshvara

Hari om namah shiva maheshvara

Juventudes latinoamericanas del arte

Pueden oír que estoy flotando en los diagramas de mis alegorías y ensueños, Y que así se mezclan como intrusos los dominios de la rabia, y en la asfixia de los gritos… Resisto.

Pueden ver que estoy flotando en medio de las luces de colores, y no veo a nadie más.

Y yo solo bailo y bailo, y presencio desde el fondo de los vértices dimensionales, toda tu sospechosa alegría de barbíe, y allí esta todo mi deseo animal.

Vamos flotando en la marea absurda de un proyecto artístico latinoamericano, el cual zozobra como una hojita al viento enardecido por las tormentas mentales y una realidad espiritual, políticamente desarticulada.

Los pianos que resuenan nos darán la fuerza, y cuando esta marea se acabe, entonces llegaremos a la isla que siempre soñé compartir contigo.

En ese lugar el sol brillara, y la arena se ira comiendo el dolor y el odio que tanto a colmado nuestras percepciones; y ya tu cara, no estará nunca mas entrevelada.

Velada por el muro rojo de la ignorante desolación interna y lo intolerable.

Vinimos para acá, a vivir del amor y por culpa de nuestra incapacidad, al parecer solo hemos sembrado el asco y la repulsión.

Pero las flores deshojadas se vuelven a poblar cada primavera, solo es necesario pasar el invierno frío del vació emocional, y en lo confuso del deseo humano; aprender a ser neutral.

Shakty namah, ¿donde estas?

Y puede ser que el error sea el camino a la verdad, pero el odio violento no es lo que debería uno sentir.

El ego se nos enreda en la batalla de los amores y los sentidos, cuando las lagrimas caen como balas de sangre sobre esta ciudad llena de resentimientos sociales.

Cuando el místico cae en la oscuridad y entonces, el cielo parece escondido y sus promesas, ya no existen.

El cosmos llora y sus Ángeles, se pierden en lo inconcluso, vuelven a caer.

Maestros ancestrales, aun no encontramos el camino.

Lo estoy haciendo, pero no se si me dirijo hacia el abismo o hacia el sol; Ambas cosas tal vez sean una sola, las puertas del mismísimo palacio.

Lo que aun no sabemos, es si vamos a entrar por el oro o por la carne.

El abismo se abre frente a mí y a lo lejos, brilla el sol continental.

Y es que acaso, ¿donde esta el oro perdido de los alquimistas?

¿Como pueden los guerreros de la luz, no caer en el intento?

Buscar el verdadero sol, será el consuelo del que sufre.

El silencioso llamado del sol interno.

El oro.

Esta lucha realmente se esta poniendo bastante intensa, debemos reagrupar y reconocernos, como estandartes del mismo esfuerzo. Un esfuerzo por estar en línea, de la mirada purificadora. Sin perder las ganas de amar, sin embargo; simplemente a veces, no nos queda más que gritar desesperados.

Soltar todo este odio que acumula nuestra mente.

Tratando de no matar a nadie, claro esta.

Monokini

Aquí todos buscan el amor en donde no esta, aquí todos dejan las cosas a medio terminar.

Para no desentonar.

Aquí todo se arregla con plata y muerte, aquí los sensibles se vuelven héroes perdidos.

Guerra y más guerra.

Cenizas y tierra fría, recorren mis desnudos pies.

Siento...

Que aquí las lágrimas se pagan con la sangre, que aquí el misterio es como sobrevivir a todo esto.

Que aquí la dulzura de nuestras voces, se convierte en los chillidos demoníacos del maldito acongojado.

Que aquí todo héroe es asesinado y como todo, el amigo del alma se convierte en enemigo.

Desconfianza eterna.

El odio y la vergüenza de una mierda nacional, nos recubre en su orgullo de patria añeja a rón.

La costumbre de ver tanto muerto, nos revuelve insensibles, ante un miserable mundo triste.

Aquí las armas y el billete mandan, esto es la verdadera gran Colombia.

Colombia y su misteriosa pérdida de la memoria.

Por que aquí todo se olvida y nada cambia, todo sigue empeorando y no se acepta.

Este es el país de las maravillas perdidas, con sus reyes siempre dispuestos a gritar:

¡Que le corten la cabeza!

Aquí se dialoga con los machetes bien afilados, y se roban los tesoros de la tierra, luego de haber matado a unos cuantos seres humanos.

Aquí la basura que huele mal no es la que esta sobre la acera, o en la bolsa negra.

Es la gente que no entiende nada de tolerancia y relajación, es la gente que quiere y no sabe querer.

Este desierto es de los diablos más combativos, los que comen de la descomposición de un cuerpo social en decadencia, con las mismas victimas juegan; los que solo ven la mentira en sus sentidos, como la respuesta rápida y segura, para enfrentar la situación insostenible.

Y no se les puede culpar, basta estar aquí y ver lo que es este país.

Un caos, perfectamente atado y etiquetado.

Lleno de lágrimas y de promesas inconclusas, lleno de miseria y traumas del hijuepútas.

Aquí todo se vende hermano, todo tiene su precio.

Incluso se puede comprar, la vida de una persona por tan solo 10.000 pesos, barato no.

El amor es lo que mas le cobran a uno, y con intereses.

Aquí, no se fía.

Nadie reconoce al parecer, que nadie quiere hacer nada; entonces nadie actúa, solo gritan y resbalan con sus cuerpos, deshidratados de incomprensible estupidez.

Aquí todos quieren ser pop-Stars, en la música y en la guerra.

Todos quieren ser los papitos aquí, y nadie se queda atrás.

Yo veo a los muchos vagabundos del karma, aquellos que aun tienen algo de cariño por la vida., que están disgregados y divididos.

Se separan entre mil facciones, modas o identidades; y solo saben armar pelea y conflicto intestino, como se odian aquí.

Si supieran lo que es una vida en paz y amor libre, si de verdad vivieran un poquito en comunidad, talvez podrían tener esperanzas dignas y afortunadas.

Pero aquí eso es ser bruto, es ser indio, o no tener los pies sobre la tierra.

A los rebeldes hay que darles plomo, del bando que sea.

Aquí los millonarios matan, los burgueses matan, los proletarios matan; La delincuencia común también mata, y así; el amor de Colombia se agota irremediablemente.

Porque las balas, también se venden.

Esta es la cultura de la violencia y el odio, la cultura materialista por excelencia.

Aquí si que todo tiene su precio, lo repito una y otra vez.

Aquí nada es gratis, solo el puñal traidor, o el balazo que los indigentes reciben en medio de sus sueños, en una calle sucia y maloliente, un vicioso circulo.

Aquí las mujeres bonitas de plástico, solo quieren un papi con Money y un buen amante descomplicado, con buen carro y motel 5 estrellas.

Aquí los hombres quieren ser bien hombres, y tener todas las nenas y todo el Money.

El famoso norteamericolombian way of life, es lo que manda.

Aquí uno se cansa de llamar al cielo, de pedir un consuelo y de sentirse aislado y agotado.

Aquí lo que manda es la plata, la bala cabrón y el engaño, lo digo de nuevo.

La coima y la corrupción, el odio violento y sus ráfagas asesinas de contrato.

Maldita tierra, llena de malditos hombres, con sus mujeres sufrientes y engañadas, por una educación de doble moral.

Sin nunca poder sentir, la calma de una montaña libre de peligro y terror.

Aquí las tierras no son del campesino, son del negocio de la droga y de las bombas quiebra patas.

Un negocio preparado, por los intereses internacionales.

Aquí se arrienda el cuerpo de la madre tierra, se arrienda al que mas fuerza tiene.

Aquí los guerrilleros no se toman la capital, y los paramilitares son la opción clave del saneamiento social.

Esto es un engaño, Colombia es una gran estafa.

Tierra de oportunidades, corrupta y traicionera.

El uno y el otro pelean por lo mismo, el control de los recursos y el ahogo de su gente de paz, de los sabios, los artistas y los místicos sinceros.

Atándoles las manos, con cruda indiferencia y asombrosa soberbia, nos obligan.

Esta es la tierra en donde cayó el ángel, cuando en su profundo vértigo, y con mordiente prepotencia, llego a golpear aquí en la tierra como en el cielo.

Estampando su huella en las conciencias.

Y es que aquí todos los días se ve y se siente el hambre, y uno se cansa de mirar, uno se cansa de esperar, uno se acostumbran finalmente.

Aquí todos tienen excusas, todos se creen muy listos.

Aquí piensan que esto se va a arreglar solo, y siempre esperan que sea el otro el que lo arregle.

Aquí se tratan mal, y siempre están en intrigas y en problemas.

No cumplen sus palabras y te dejan solo fácilmente.

Chico hay que salvarse el culo.

Y es que parece que ya me canse de estar aquí.

Por que aquí uno se vuelve un berraco y un bastárdo, un monstruo inminente; si quiere uno sobrevivir a este suelo.

Esta es la tierra de nadie, desgarrada por su historia de asesinos, ladrones y prostitución capitalista, gracias a todos ustedes, esto ya no da más.

Y los que dicen que si da más, es por que saben que aun quedan, varios millones de colombianos sufriendo aquí y ahora, pero no les importa; por que ellos se sienten bien.

Ósea, sigamos con la matanza, porque aun se puede más, y cada día que pasa más muertos, más miseria y mas rabia se acumula.

Repito, esto no da más.

Pero aquí eso no importa, porque todavía quedan niños que se matan por zapatos, y la gente de libertad, que también la matan.

Todavía quedan más hectáreas, de bosque y tierras vírgenes, para sembrar las bombas y las minas antipersonales; la industria bélica y exagerada que se alimenta de ellas, de esas mismas bombas, que supuestamente la convención de ginebra, prohibió hace como 20 años.

Aquí todavía queda amazonía para explotar y desangrar a sus pobladores ancestrales, y el matar indígenas y animales en peligro de extinción, aun se puede realizar.

Aquí todavía quedan recursos minerales, como para pelear duro por ellos; solo que estos idiotas se pelean por ellos entre si, y no como una nación unificada.

La carne de cañón propiciada por la ignorancia y el adoctrinamiento, abunda en este país.

Sin darse cuenta, de que el que come en grande ya esta lejos, muy lejos de la línea de fuego.

Terrible país, malparido por una colonización que aun no termina, con la vergüenza de las naciones latinoamericanas a cuestas.

La vergüenza de la luz y el amor, del desgaste de los pueblos, con el ejemplo de una prepotencia intransigente y absurda, materialista y ordinaria.

Impulsada por su asqueroso deseo de dinero, y el poder del hierro candente.

Una nación ahogada por los verdaderos verdugos locales, inspirados en los círculos de poder del anticristo, que se anidan en la oscura Norteamérica, y que tienen el dólar como al espíritu santo.

¿Y todo el dinero de Colombia?,

¿Y todos los recursos de Colombia?,

¿Quien los tiene, mantiene y retiene?,

¿Quienes son los que gozan del manantial de la sangre muerta?, la que brota de sus mentes enfermas y autistas, alimentándose en el negocio de la violencia y lo mas bajo del soberano ejecutor.

Tierra fertilizada por la degradación, de los cuerpos físicos de sus habitantes, los cuerpos que se pudren constantemente, en las aceras y las esquinas de los campos, las veredas y las ciudades de este país en conflicto.

Mutilados, los reventados y explotados, traicionados por su ideología.

Cuerpos sin cabeza y sin sus piernas, por la metralla y el chirrido de las sierras eléctricas. Sonando los tiros de gracia, en la nuca de un niño de 14 años que ya tenía 20 muertos a su haber.

Las pistolas que acumulan pólvora, y los dientes molidos del vecino por su impacto.

Sangre y huesos por montón, todo en santo nombre del patrón de turno, el que maneja el juego.

Miles desaparecidos, enterrados en las fosas comunes, por que hay más fosas comunes, que cementerios legales aquí en este país.

Los robos escandalosos de las tierras a sus dueños históricos, porque si encuentran oro o esmeraldas, o uranio o petróleo en tu terruño; cuidado que solo te queda morir, tranzar o emigrar.

Este es el orgullo de Colombia, una tierra de valientes mercenarios.

Maricones cobardes, escondidos detrás del dinero y las armas, con sus instituciones farsantes, corruptas y arregladas.

Una tierra de traiciones de una gente, que se da vuelta la chaqueta por unos miserables pesos de más, la misma basura humana, la escoria mugrienta, aun más hedionda y sucia que el sobaco, de los pobres mendigos desechables, que recibe sus escupos de monedas en la calle.

Un gran engaño y un gran odio, esto es esta tierra ahogada por los raptores alienados, que corroen y destruyen la belleza de la naturaleza y la esperanza, de los pacíficos que aun buscan la iluminación solar.

Lloro por Colombia.

Lloro y me avergüenzo de haberla conocido, no por que la odie sino por que la aprecio.

No soporto ver esta basura en curso, aquí todo se esta jodiendo, reaccionen.

Tarde o temprano se darán cuenta...

Cuando el aroma de los muertos inunde toda esta nación, y cuando ya no quede ninguna esperanza de cambio, y ya nadie se reconozca en el otro, todos extraños hijos desheredados de su orgullosa gloria tricolor.

Colombia linda, la orgullosa tierra de los muertos sin sentido.

Soft-core

Y el gato había pensado que su idea era genial, pero el alegórico ratón escondía aun, detrás de cámaras una prueba extrema y contundente.

El cascabel debía ser auto reflexivo, o sea que el gato tenia que ponerse solo el cascabel, y no el ratón heroico que la fábula esperaba.

Puesto que el gato le había recordado que si no lo hacia así, el se vería obligado a devorarlo, el ratón no quería que este fuera el desenlace de esta historia.

Buscando una forma de revertir la lógica natural de las cosas, retransformar las relaciones bióticas del planeta. El ratón finalmente había llegado a una rotunda acción tiempo atrás, que prometía salvaguardar sus más preciados anhelos de reordenamiento animal.

¿Más cual era la clave de su descubrimiento innovador?

La clave estaba en que había conseguido adiestrar a un gatillo imberbe, el mismo que sus mayores primas las ratas de cloaca, habían podido conseguirle en el rió negro que corre bajo la gran ciudad humana.

Los hombres, esos seres inmundos y extremadamente complejos en su poder urbano y material.

El gato, habría sido fácilmente extraído desde una bolsa plástica negra y cerrada, en obra y voluntad de algún don nadie que la habría tirado por allí, desde el marco vitral de su automóvil en movimiento. Las ratas saben bien aprender de las mañas humanas, y se habrían aprovechado instructivamente muy bien, de algunas de sus peores practicas.

Gracias a eso era que este ratón recursivo e inteligente, tenía entonces ya, y a su valerosa merced; de un pequeño gato recién nacido. Gato que había llegado a sus brazos desde la más temprana y maltratada evidencia de su vida. Y el ratón, primeramente enfrentado a su miedo innato al adverso enemigo, dispuesto valientemente a irse acercando un poco a poco a su invitado especial.

El ratón estimo conveniente, acercarse al gato en un estado neutro y primal; atento desde el principio de su desarrollo. Par poder entender así, las razones de su intolerable conducta bestial contraria a su raza.

El gatito no había hecho nada más que maullar muy dulce y sufridamente hasta ahora; y era como un extraño espectáculo simple de intensa emoción, observando los latidos nerviosos del gran pequeñito, con su torpeza ágil de no saber nada aun, de lo que ronda presente aquí en el mundo voraz.

Para cuando el ratón se dio cuenta, de que mas le asustaba el, que el a el.

Reentiéndase con tacto y viveza si es necesario; Descubrió que el gato lo necesitaba en ese momento, aun mas a el que a el mismo.

Ídem.

Y que si el no lo alimentaba, entonces moriría irremediablemente, esto seria prácticamente un espectáculo inaceptable. Resolvió entonces criarlo, y demostrarle así al mundo ilustrado, de que la incierta secuencia de búsquedas de cambios genéticos o variables morfoorganizadas, del orden natural; podría efectivamente llegar a surgir con un certero y relampagueante cambio de paradigmas biológicos y evolucionistas, de una buena vez por todas.

El no se habría ciertamente atrevido, a ponerle el cascabel en la cola al gato. Pero el acostumbraría el gato en si mismo, porque ya que una vez el sujeto estuviera bajo la fuerza del apego vital hacia su raza o persona; estaría controlada la situación mas critica y evidente, la de asegurarse la sobrevivencia. Ese era su postulado inicial.

El mismo gato modelado tendría especial responsabilidad, frente a los cambios de conducta; lo cual podría servir fácilmente de ejemplo a los nuevos gatos, y el problema estaría resuelto en un par de generaciones. Los gatos comprenderían mas profunda y reflexivamente, el porque de su tendencia innata de agresión cazadora. Primero que nada, se darían cuenta de que necesitan ser voraces para sobrevivir. Luchar por la téta y enfrentarse a la infame tarea, de insistir e insistir con sus quejidos exigiendo el pan y alimento a quien más próximo estuviera; y ese seria el ratón en este caso.

Los gatos se pondrían solos el cascabel, para así poder darse a conocer frente al posible incauto ratón que anduviera por allí. De esta forma ellos si bien, no resuelven radicalmente de dejar de engullirlos debido a su instinto asesino ancestral, podrían auto imponerse trabas de aculturación pacifista y racial, que sean por motivos de reflexión programada tendientes a su adquirida nueva cultura; para entregarles la ventaja especial de escapar a tiempo, y no caer en la desgracia de un choque emocional tendiente al desequilibrio hormonal.

El gatito se habría acostumbrado fehacientemente a su captor, había llegado a exhibir una suerte de amor eterno a su mentor, mientras era alimentado raudo y diligentemente con leche pura de cientos de ratonas, debidamente alquiladas para este servicio. Y es que el ratón no había exactamente, escatimado en gastos para llevar a cabo este experimento.

Tenía algo que muy pocos animales de este planeta tierra, solían inquietarse en asegurar de tener, tenia un amigo humano. Un personaje extraño y admirable que le dejaba siempre variados tipos de granos, por su mera presencia y compañía. En la esquina de la tapia del amplio jardín rural que su residencia obtenía, el humano le dejaba los tributos que este ratón, aun no alcanzaba a comprender tan fácilmente por que motivo recibía.

Toda esta situación le había hecho reflexionar frente al problema de los gatos de la calle, sus peores enemigos, alter ego absurdo e irreverente de su casa, un maestro del terror y la infundada codicia de atragantarse con sus carnes y sus huesos. Y es que esto le obsesionaba desde muy pequeño a este ratón, siendo sobreviviente de un atormentado recuerdo infantil.

Dos de sus hermanos de vientre, habían sido el justo pero inexplicable pago, que cobraron dos gatos fuertes y feroces tiempo atrás. Cuando vivían en los bajo fondos de la ciudad.

Es por esto que primeramente, el ratón huyo a la campiña que circunscribe el sombreado de una silueta confusa, esa otra zona en donde no se puede decir nada de campo ni de ciudad; la urbe deslavada y destejida de los alrededores del glamour del punto central. Un terreno que ronda y no para de cargarse, con la incertidumbre de un posible avance o retroceso del progreso modal.

Con tantos granos y su enmendada paciencia, el ratón logro hacerse con todos los recursos necesarios para llevar a cabo, este experimento revolucionario.

El gato ya tenía 45 días, sus fuerzas y habilidades también habían crecido; Sin embargo no expresaba aun ningún tipo de acción fulminante y asesina, en contra de su aceptado alimentador.

Era como si lo reconociera y lo arrullara en su más calido seno, cuando el ratón llegada con las reservas de leche; el ratón estaba maravillado.

Un día de esos, llego raudo un pajarillo a posarse sobre la cornisa del muro de piedras; y el gatito inmediatamente quedo prendado de el, comenzó a sentir algo inquietante y atractivo a la vez, empezó a sentir curiosidad y para no errar momento alguno de contemplación, fijo su ojos en el animal. Caminando a destajo y en silencioso e invernal paso, el gato avanzo a pararse al pie de la tapia.

Lo miraba y se sentía enloquecido en sus coléricas veloces y activas alas, hipnotizado y arrobado en el sentimiento que cada vez mas rápidamente, alteraba su frecuencia cardiaca; entonces, comenzaron a surtir las glándulas endocrinas.

El gato salto sin avisarlo ni pensarlo, viro despacio y con impulso de resorte bien apretado, se alzo del suelo en un segundo. Por un tiempo nada fue lo mismo, como si el tiempo en moción lenta y anti gravitacional, hubiera enfriado el aliento del pajarillo en un segundo.

Su gracioso cuerpo estirado en suspensión aérea, el vacío del suspenso, las azaleas que al fondo recubrían.

Finalmente el gato cayó encima.

El pájaro se alejaba burlón y altivo, por sobre el techo de la casa del hombre planeaba.

El gato se había quedado allí mismo pasmado, pasando su incertidumbre con las artes de su lengua. La cual no paraba de relamerse en las manitos delanteras, frotadas contra su cara y orejas, peinándose desinteresadamente con una clase magistral.

Esa noche cuando el ratón volvía, su gato estaba rendido y bastante enflaquecido esperando su dosis de leche. El ratón dejo las pipas de líquido, y se puso a meditar. ¿Como mantener al gato encerrado?

Aunque se bada cuenta, de que siempre algún animal ocioso sospecharía de que allí, hubiera un gato encerrado; el debía concretamente tomar las mayores precauciones del momento, para que su experimental pupilo no cayera en mal ejemplo alguno. Por que el gato ya tomaba forma más cercana, a su verdadero enemigo; un animal mas grande y ágil, y con esos ojos grandes que no dejaban de mirar nada que estuviera a su alcance.

Lo mas intrigante, era la forma intensa y totalmente desconcertante con la que un gato puede mirarte. El ratón no se hallaba extenso de sentir la sensación, y aunque a veces captaba el cariño y la simpleza de su vinculo aprendido entre el gato y el, en los ojos dulces de su crío; muchas veces no sabia si era el éxtasis mas hermoso el que lo ahogaba, o una sensación mas pura de aterrorizante y congelada posibilidad de una muerte horrenda e inminente.

Lo cierto es que el terror surgía, pero ahora la pregunta aun más inquietante y desconsolada era: ¿es cierto el sentir, o es costumbre mía la de sentir la amenaza tradicional?

El ratón tenia que saber a ciencia cierta, si eran sus paranoicas ideas postraumáticas, de una existencia completa temiendo y odiando a los gatos, como sus más peores enemigos naturales; o efectivamente el pupilo suyo, expresaba intenciones criminales contra su persona.

En este punto el experimento llegaba a un punto álgido y apasionante.

Pero el ratón ya tenia pensado un sistema de probar cabalmente, toda esta intriga.

El ratón estaba decidido a encerrarse con el gato, debajo del entablado del pequeño establo que estaba en el terreno, no muy alejado de la casa; era un establo abandonado con las múltiples cosas antiguas, las que se iban guardando y olvidando lentamente, desde hace muchos años por la familia del señor que vivía en la casa. Era el lugar perfecto para la prueba que esa tarde lluviosa de marzo, el ratón realizaba.

El ratón sabia que debajo de ese entablado, el espacio era bastante reducido y la sensación de encierro, despertaría tal vez, los ánimos mas angustiosos del gato, dejándolo evidenciado frente al impulso natural que la adrenalina le causaría en su organismo; resolviendo la idea de lo que el gato haría, frente a una situación desesperada y asfixiante.

En otras palabras, el ratón quería quebrar la voluntad laxa del gato, e impulsarlo hacia los limites insospechados de su locura y descontrol, si el gato se resistía a herirlo, entonces se aseguraría de que su experimento realmente podía llegar a funcionar; sabría que un nexo trascendental se habría completado, asegurándole la tranquilidad que buscaba lograr con todo esto finalmente.

Metafísica evolutiva

Los Ángeles y los dragones, son los alientos que se exuda en la realidad material de las cosas, los objetos y los hechos evidentes.

Son como vahos que se coagulan en la materia concreta y tangible, son como las emanaciones que conforman la costra dura de esta realidad, precipitados principalmente por el poder mental.

Y por la palabra inquieta.

Mi vida

Críticamente, ¿donde esta mi vida?

¿Existe algún tipo de sistema de localización?

Para poder conocer el punto exacto de nuestra existencia, ubicada en este universo espacio temporal.

Arboligrama

Esta noche e vuelto a ser un árbol, de la lluvia y el frío invierno en que me arropo con las hojas.

Mi voz silenciada ya, en formato de abrumante expectativa.

La naturaleza de los sentidos vuelve a mí carozo, me autoexilio en un gran barco de insondable letanía.

La boca grande de fuego, ya ha enterrado al sol bajo mis pies; los de las huellas firmes y bellas.

Quedan rastros de un desgano irreverente, ahora yazgo libre y reflorido.

En forma vegetal y en el sur del mundo, yo descanso.

La senda de tierra bermeja, que se fue espolvoreando poco a poco allá abajo.

Los pájaros que anidaron dentro, cincelaron las amarguras de la vida.

Con un grueso calibre de leña verde, santificados mis pecados.

Un trabajo terminado, un derecho redimido.

Soy liberado en la pecera una vez más.

El viento que aniquila la atmósfera errante del carburo, cuando chocan contra mi sangre clorofila.

Cansado de caminar, he llegado a reclamar el trono de la flora.

Y ahora, soy de un cuerpo más sutil, pensamiento en decisión perpetua.

Con los ojos vas cediendo, ante el puro impulso del transcurso inexplicado.

Vuelvo al jardín, ya estoy más cerca del vacío.

Y como un golpe seco, se derriban las ramas secas del innecesario orgullo.

Toda esta imagen en pasiva quietud por aquí arriba, en esta copa del descanso.

El árbol se arraiga en descendencia, y brota un manantial debajo de sus raíces.

Es el alimento de los dioses, la locura del perdido la que emana.

La noche llega ya con sus manchas del sueño, la calida sutileza de la inconciencia malinterpretada.

¿Duerme acaso un árbol?

Siempre presente.

Gametófitos

Segundo a segundo, ellos pastorean los sustratos químicos del cerebro; vulgarizando la inteligencia del físico desnudo.

Uno compra y ellos venden, dejándonos colgados en el closet de la ignorancia.

Con renuente desinterés, cuentan uno a uno los enlaces neuronales.

Y no se atreven a publicar toda la verdad.

Amortiguan la fuerza del cigoto, abruman de materia a la célula madre.

La residencia de los dioses se ha encontrado, dentro del código genético.

Las hélices son consumidas, bajo el mando intenso de una lupa.

La mano que estudia la mano, el cielo que inunda el firmamento.

Y las aguas que ahogan los mares.

Vulgaridad

El vulgo a muerto, se le llama pueblo.

La masa ha renunciado, se le llama moda.

La idea cae, se arrima al concepto.

Las armas sangran, se llama luz divina.

Si todos fueran iguales, seria lo mismo.

Que importa el misterio, cuando se condena la exclusividad sincera, bajo el manto de obediencia.

La necesidad de ser distinto, y aguantar a diferencia, los pesos de la tiranía común.

Se le dice vulgar, al que no se diferencia de la media.

A lo que no es distinto, a lo que iguala la normalidad, sin hacer más de la cuenta.

Vulgar y corriente, como la mayoría de la gente.

Pero como de costumbre, la palabra es desgraciada de su inocencia, y la gente comienza a denigrarla.

Esta humanidad moderna, se ha vulgarizado hasta más no poder.

Hasta el punto de amputar, el paradigma de ser iguales o vulgares.

Buscamos destacar, salir del secuestro infame de la vulgaridad.

De aquello que nos vuelve indiferenciados, obligados a posar en esta foto.

Como arena de un desierto, donde nadie ve de tanto ver.

El reflejo del patrón, ahuyenta y envejece la mirada del santo arrebatado.

Pero es que en el fondo, todos quieren ser vulgares, vulgares ciudadanos.

Relativos y descriteriádos amantes de la norma en la moda.

Vulgarizados, como todos los demás.

En sus trajes y ademanes seriales, limitados y asustados.

La vulgaridad que gobierna las costumbres, la capacidad inteligente de enfrentarse a la vida; es trocada entonces, en un desgano educado, en la obediencia al ídolo.

Indiferenciados, en papel moneda, imitación social y dependencia.

Bazuquéro

Caen las gotas del noble sudor, un angelito bazuquéro de la 30.

Cae la noche.

El niño sucio y abandonado, las piedras y los carros de la limpieza social.

Lo buscan.

Sueña con la madre ausente, y el final de la violenta usurpación del padre.

Mira el cuadro de una ventana y un edificio, fresco y seguro.

Adentro del apartamento, el niño es consentido y alimentado.

Con sus bellas manos, la madre cariñosa le atiende.

Contempla.

Mientras tanto, enterrado en vida aquí en el caño, y hundido en la oscuridad del túnel del desagüe, el otro niño existe.

No es chiste.

El niño desechable mira, y quien sabe que piensa.

Quien sabe que siente.

Recolección

Desde los..., no hemos visto nada nuevo bajo el sol.

Lo peor es que se institucionalizo la enmienda guerrillera, dentro de este siglo comercial.

¿Cuando un pueblo debe luchar?

Cuando se enfrenta a una amenaza diaria y real, de exterminio y sufrimiento.

¿Quien esta exterminando a quien?

¿Quien muere por la represión?

¿Quien reprime?

¿Quien manda?

¿Quien gana?

Siempre hay alguien mas arriba, pero parece que aunque no es dios, si decide a quien matar.

¿O no?

La gente muere constantemente, sin esperanza ni triunfo de ambos lados.

Solo el triunfo del negocio y la ilusión materialista.

La misma que ha logrado involucrarse, en lo más intimo del hombre.

Y aun así, siempre caen desde su pedestal, tarde o temprano.

Una verdadera revolución, debería ser simpleza en acción.

El camino del corazón.

La filosofía, ¿que tiene que ver, con todos estos negocios?

De la coca y el petróleo, del acero y munición.

¿Quien rellena sus arcas?

¿En que gastan todo ese dinero?

Definitivamente, siempre vuelve al mercado de valores, bienes y emociones.

Limpia o sucia, da lo mismo.

Puede ser la misma plata, que hace días cargabas en bolsillos y carteras, y por toda la nación.

Caminan de mano en mano esos billetes, los mismos del pan y la bala, o la puta y el medico.

Las papeletas que todos quieren son verdes, como los uniformes de sus cuerpos.

Como el suelo de la tierra que olvidan respetar.

¿De donde salen realmente?

De la sangre de los niños y mujeres, padres o hermanos de algún ser.

Los manifiestos son tergiversados, en esta guerra sucia sin cuartel.

De lado y lado, abotonan la esperanza de la paz en la bota de la guerra.

Guerra es buen negocio, es una suerte de amnesia social.

Tantos muchachos sin ideas, de identidad y pertenencia.

Sin apoyo o reconocimiento alguno.

Todos ellos caen fácilmente, cuando alguien les da la mano y los hace sentir que valen.

Aunque sea para matarse, pero importan a un consejo, y eso influye.

De patria, de lucha, de ganancia y ascensión.

Ellos quieren ser reconocidos, sentirse vivos y presentes.

Que alguien por dios los alimente.

Estatus de vida, respeto social, el viejo truco del rango.

Conformar una nación, integrarse con la masa, y así sentirse feliz.

¿Cuando vale la pena entregarse?

¿Cuanto cuesta tu vida?

Tu vida es un numero y un monto, en la nomina de alguna empresa.

Sea pro o contra revolucionaria, los contadores de ellas sirven PA lo mismo.

En uno u otro bando, y los billetes son masticados.

Trasformados y devueltos al mercado, de una u otra forma.

Píenselo dos veces.

Antes, los héroes nacionales hablaban de lo que ocurría, detrás de los muros podridos de las sociedades.

Señalaban los culpables y a los testigos, de la infinita sed de control.

Con la que el poder fáctico y humano, atormentaba los sueños de los hombres libres.

Los grandes enemigos revolucionarios, el estado y la iglesia.

¿Pero, por que?

Porque el estado aplasta y consume, y la iglesia hostiga el alma voluntariosa.

Ambos se han equivocado, en tratar de anular al hombre como individuo.

El gran temor a la irreverencia del prometeo, ha encadenado sus ideas.

Con el miedo y la inclemente hipocresía, detrás siempre están las riquezas.

El hombre se ha tenido que tragar vivas, sus más íntimas verdades.

Sin embargo hoy día.

No es la iglesia ni el estado, lo que aplasta al hombre sano.

Es la necesidad de no aceptar, que el dinero todo lo corrompe.

Corrompe las instituciones del estado y las de la iglesia, pero también las del científico y el pensador.

Almas debilitadas, humanos asfixiados en sus necesidades.

El flujo de capitales a sobre dominado incluso, a todas las acciones revolucionarias.

Pero esto no es nuevo en realidad, porque toda guerra se hace de armas y pagar cuentas.

Si hasta la justicia es un pagar, pagar tributo o castigo a una ley.

¿Quien implanta la ley?

El que controla el flujo de capitales, ese es el patrón.

La ley que se implanta, es necesaria para la sobrevivencia de un control fijo.

Debe ser salvaguardada, a como de lugar.

Aquí no vale la razón ni la emoción, ya todo esta prescrito anteriormente.

Las cosas se quedan así, y así siempre cambian pero siguen siendo iguales.

La igualdad de no cambiar, la prueba de que el Apocalipsis es un dulce sueño.

Frente al panorama mundial y constante, de catástrofe y obliteración.

La lucha en sus ideales más sinceros, no es más que un mensaje atormentado en estos tiempos.

Adormeciendo la sensibilidad del amor, se van acabando con todas y cada una de nuestras inocencias y libertades.

El perfecto clandestino, se esconde bien dentro de la tierra.

Hasta que un día, talvez todo cambie realmente.

Paciencia e inteligencia, movimientos verdaderos.

Son necesarios hoy día, por favor dejemos de ser tan mediocres.

Cansancio

Llega la noche y los huesos se arrugan, como si quinientos kilos de sobrepeso, amorataran nuestros zapatos de piel.

El cansancio nos llega y las nubes, van formando los recuerdos vagos de aquella infancia.

Los pies calientes que humeantes, inducen a una gota de sudor para caer al rostro lateral.

Como un buey manso, la mirada se reposa en un marco atemporal, de un enfoque óptico aleatorio.

El reloj confirma.

La cama se acerca dulcemente, con un lento ademán me desbroza en lo desnudo.

Pero es lentamente, muy lentamente; cuenten hasta cinco, como el ruido sordo de un motor agotado.

Bien, un buen suspiro.

La manifestación de la conciencia en su estado larvario, lo inútil de la razón, la necesidad de ausentar la palabra en la acción.

Precede un silencio ingrato, hasta sacarse el saco, las medias y el pantalón.

Nunca sabré lo que soñé aquella noche, los parpados remojados ya se han olvidado.

Las marcas dulces de las sabanas con sus pliegues, sobre la carne atiborrada.

Son cómplices.

El momento laxo e ingrávido, fresco y sencillo de una temperatura más baja.

En otras palabras, magnifico relax.

Átomo

El sol me ha bendecido, la fuerza del poniente se lleva mis defectos.

Arrecia un viento frío y la luz es clara como un rayo.

Misteriosas maquinaciones se urden en esta tarde, con el sello del espejo blanco.

Todo enigma vuelve otra vez, a limpiarme los pulmones y tranzar mi condena con la potencia máxima.

Somos por siempre, carne, sangre y luz.

Los abuelos de los padres, ya están aquí, en silencio dirigen la función.

Voy a tener la voluntad de renacer, aun más fuerte y sano, aun más limpio y verdadero.

Con mi propio cuerpo tendré una vez mas, el orgasmo completo de un magnifico iniciado.

Toda la luz venga a mí, esta tarde llevase al dolor, la enfermedad y el desgano de vivir.

Mira al sol querubín, mira al sol, el también esta por siempre allí.

Alumbrando la conciencia, para que reviente los vicios y abrase al terror.

Quemamos con toda su esencia, nuestros lazos de incompetencia y la mentira.

La llama nos hará cuerdos una vez mas, simplificando el condenado teorema.

Nos vamos quedando cada día mas cerca, del fin justo de un planeta en guerra.

Pero no será; sino hasta que podamos realizarte en la luz, que nuestro hogar perdido encontraremos.

Hijo de mi hijo, padre de mi padre, yo estoy aquí y ahora y con ustedes también.

Humo

¿Hacia donde va este humo?, el que sube como una plegaria.

Se eleva como esa sonrisa del iluminado, y los edificios no pueden detenerlo.

Nada puede contenerlo, solo la cáscara dura que apelmaza los sentidos.

¿Adonde van todas estas voces?, suben como los niños al cerro.

¿A quien agradecerán por la vida?, la fertilidad en el éxtasis materno.

La creación, una y otra vez la creación.

Nos deleitan con sus mágicos procederes, las sinuosas emanaciones.

El humo asciende, se vuelve aun mas sutil ante lo visible, la sombra y sustancia levita;

Hasta perderse en lo invisible y allá arriba, exudando el vaho del planeta, finalmente existe.

Al pasar, las cosas creadas se vuelven el sudor de este planeta.

Se siente fácilmente, el radio en el calor emitido, la onda aun más allá de lo intangible y la mesura.

Esta lo real por siempre y todavía mas allá, los otros mundos y las otras gentes.

Paralelos y relevados, una y otra vez, por sus próximas dimensiones.

Cercanos se precipitan, y eso los hace sentir.

Existir.

Mi aliento también se va hacia el sol.

Se va hacia el centro del remolino, hacia el ojo en el eje, el ombligo de la existencia en donde reposan, todas las palabras y las cosas.

Nos elevamos justa y llanamente, flotamos.

Hasta hundirnos, en el agujero negro azabache de una física extrema, con la alborada resumida en un simple vértice matemático;

Resumidas todas las acciones, las palabras y los sentidos.

En un hecho absoluto, de misteriosa regularidad.

Elevándole.

Hoy día

Hoy día hable con mis amigos, con los que aun quedan raspando las murallas de lo cotidiano.

Con los mismos esqueletos de siempre, las hormigas constructoras del ingrato y frágil olvido.

Supe de lo mismo, siempre igual, esperando algo.

Luchando ante la dura realidad económica, de un país acomodado y burgués.

Hable con los que no tienen voz.

Me sentí lejano y frío, aburrido de sus mismas palabras, de lo mismo de siempre.

De que nada cambia y todo sigue igual.

¿Como entenderlo?

Según el tao todo se transforma, pero;

¿Que ocurre con las vidas de los que siempre siguen igual?

Uno no se da cuenta, de que realmente...

Ya nada es lo mismo.

Counter Strike

Hoy día mate a muchos y me lo agradecieron, me volví una leyenda.

En el café ellos dijeron que yo era un profesional.

¿De que?

Me sentí reconocido, aceptado por un momento en su mundo extraño.

Se reían y gozaban tanto, que no se como no se avergonzaban de ser tan patéticos.

Unos payasos imberbes, con alaridos de inútil jolgorio.

Eran los jóvenes de Colombia, los que no tienen nada mejor que hacer.

Tan solo esperar pacientemente a que la inmunda maquinaria, se los trague enteros.

Con sus anhelos y sus modas de japanimation y niñas SOHO.

Lejanos siempre del glamour criollo, agotados en sus monedas.

Se acercan en la masturbación, al postre exclusivo de los poderosos

Sostenidos y apabullados, tratando de ser bacanes de cualquier forma.

Pobre pequeño galán, que solo sabes gritar histéricamente.

Para hacerse notar con su orgullo y su actitud indiferente, ellos buscan status.

Siempre remarcando la diferencia entre ellos y los otros.

Golpeando los teclados, lejos de las montañas y los arroyos.

Solo nosotros, es lo que saben decir, es lo que saben vivir.

Pobres niños viejos, no les queda mas que hacer.

¿Culpables?

Ellos llegan, matan y luego vuelven a dormir en sus casas anónimas con los bolsillos vacíos.

Son jóvenes están desorientados; pero saben muy bien cual es el juego aquí.

Matar o morir.

La lividez del recurso asesino, nos entrega un bálsamo epidérmico.

Contrario a la aceptación de la realidad.

Por ahora, tienen tiempo.

Por lo menos, eso es lo que ellos creen.

Juventud, divino tesoro.

Lo dijo Luca prodan, antes de morir con su jeringa de hueso.

Tesoro aciago que se inunda rápidamente en la idiotez social.

Las modas, los negocios de las modas.

La mugre los alcanza y ellos corren felices hacia ella.

Saltando uno a uno, en el pozo de mierda.

Come

Se comieron las cucarachas, los gusanos y el ojo de pescado.

Todo por amor.

No escupieron ni tampoco vomitaron, los masticaron y se los tragaron.

La saliva ayudo, pero el corazón fue el verdadero motor del asunto.

Por un hijo, ¿quien no es capaz de hacerlo?

Si hasta comieron mierda y todo fue televisado;

Para que nosotros nos sintiéramos más a gusto, frente a esa caja.

El hombre come por diferentes motivos.

Esta noche yo no como, porque tengo una manda especial para volver a ser puro y santo.

Pero la indiferencia de los normales, me da más hambre que la misma prueba.

No como porque no quiero tener nada en mi estomago, nada que me ensucie en mi cruzada mística de recuperar el tiempo perdido.

Es fácil, solo hay que creer.

Muere un inocente

Entre el espacio del grito y la cuchillada, existe un momento amargo.

Es cuando te das cuenta de que estabas equivocado y de que la victima eras tú mismo.

Victima de tu pasión, de tu arrebato y tu inconciencia.

Atado al mundo de lo evidente, nunca pudiste recordar claramente lo que paso aquella noche.

Una lastima, un consuelo alcohólico que ya no sirve de nada.

La cara estúpida de esa mujer, cuyo rostro marchito por la infame y egocéntrica idea de mantener las cosas en orden; lo mancho todo de sangre inocente.

Y el hombre, completamente manipulado y esclavo de sus impulsos mas bajos, aprieta los dientes ante la incontinencia.

Una verdadera falta de tacto y sentido común.

Con los pobres maltrechos, todo el mundo hace una orgía de violencia y redención.

Se redime a si mismo el verdugo, cortando el cuerpo del amigo al que traicionaron sus dudas y temores.

No es por dinero, no es el odio o la envidia, es la esencia de la victima que me llama.

Es por la incapacidad de aceptar el mismísimo error propio.

Uno tiene la responsabilidad más allá del cielo, el infierno y nuestras propias acciones.

De que los tenebrosos captores, sean los malditos seres de carne y hueso.

Ojo por ojo, diente por diente.

Cruzando el puente, te espero pacientemente.

Querido amigo, tú tienes algo que darme esta noche.

La abuela

Ella nos crió, ella nos enseño a amar y a extrañar también.

Con sus manos y su gran voz, alejaba rápidamente a todo mal.

Su rostro de piedra liquida, con su amor infinitamente sufrido;

Marco nuestra existencia.

¿Por que tuviste esa vida abuela?

De abandono y lucha constante, en donde las ideas no tenían lugar.

Porque había que comer y sacar la cara en alto, ante una porquería de pueblo infame.

La maldita tradición que se viste de hipocresía engaña, porque era en sus casas perfectas en donde residía el verdadero demonio.

Por mientras, mi madre turnaba zapatos con su hermana para ir a la escuela.

Ella supo abrirse paso, ella supo ser mas libre y sincera que toda esa gente inútil.

Espero llegar a la mitad de su fuerza y coraje, alguna vez.

Con sus cabellos rizados y su cuerpo mullido y cariñoso, nos calmaba.

De color plateado, como el brillo del sol sobre el océano hermoso de chile.

Ella es mi abuela, la que todo lo aguanta y todo lo supera.

La que nos da la potencia de decir no, ante los bastárdos que en realidad no nos aman.

No como ella.

Smirnoff

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Fenómmenaah

TOM...tu...Tus.

Nuez con mosca, un cuerpo sabroso que baila frenético.

La voz se extiende en un remolino de golpeteos y actitud.

El sonido de los mosquitos que acaramelan las arañas y molestan las manos.

Una pequeña esta aprendiendo a dejarse soltar, colgada del techo;

Ella cae.

Cuando acaba tan rápido el tema, te dan ganas de ponerlo de nuevo.

Una y otra vez

Es suave y provocativo, esta muy bien logrado ese salto.

Cuando es oscuro también puede funcionar, solo que debemos mantener el animo indicado.

Si tiene la fuerza y la realidad suficientes, entonces te llega a la medula espinal.

Cambia la mente con sugerencias de armoniosa luz y sombra.

Great malinkaoh, ese órgano saca la voz por Bela Lugossi.

Se sienten las calles y los colores del olor urbano, fumarolas de amanecida.

Camisas mojadas, perros de la calle ladrando.

La botella de la esquina silbando ante dios mismo, bajo un sol amenazante.

Los ojos entrecerrados del sopor, la música surge y la radio eleva la presión atmosférica.

Los muchachos se aturden rápidamente y comienzan a hablar de cualquier cosa.

Una simple jerga bastante popular, que los hará sentirse parte de todo esto llamado marginalismo.

Y con estilo, buscan resaltar el espacio inmenso que hay, entre ellos y los otros.

Cuando los ritmos toman la palabra, solo queda el que mas se entrega.

Las camisas lavadas se desgastan más rápidamente.

13

La joven abrió sus alas de alborada sin tiempo y desnudó, toda su profunda inocencia.

Su cabello caía como un río de helechos verdes, fértiles que precipitándose en la quebrada;

Adormecían en confortables susurros líquidos, nuestros ojos y oídos.

El agua clara y fresca de su lozana edad, la rebosaba de sobrada energía vital.

Un pelo vivo y ansioso de ser deslizado por nuestros dedos, toscos y demasiado humanos;

Nos tentaría a abrazarla y abandonarse en su gélida y pálida piel de asombro.

En su pecho de frutas salvajes, su copa extendía buscando la gracia del cielo.

Las manos entrecruzadas con la convicción de un monje, acorazaban fuertemente su cáliz sagrado.

Las alas extendidas parecían orejas de elefante atento, buscando abrazar en el intento.

Como para recostarse en su cuerpo y dejarse engullir, por sus fastuosas extremidades.

El vestido de campana, entonaba melodiosamente una canción de adagio coral sublime.

Su mirada perdida en el horizonte lejano, con un leve gradaje de inclinación lateral;

Como si estuviera buscando una inminente ascensión, pero en leve avance.

Todo en ella era sutil, sincero y agraciado.

La dulzura se le escapaba de su imagen onírica.

¿Quien llenaría su copa esa noche?

¿Quien beberá de su copa esta noche?

Ángeles blancos de yeso.

La corrección

Sigue corriendo el humito, las cosas ya se ven mas claras ahora.

El tiempo ha llegado, de cosechar las buenas cosas.

Tantas veces nos preguntamos por si acaso; ¿aquí abra una buena idea?

¿Estará bien lo que hice?

Y nos cuestionamos en nuestros posibles desechos de convencionalismo racional.

La idea se busca representada en la perfección de nuestras capacidades.

Queremos ser buenos, queremos tener una sólida concreción del proyecto.

Y muchas veces el trabajo nos derrumba con sus estandartes de derrotas técnicas, afectivas y temporales.

Pero siempre pasan, una y otra vez pasan.

La corrección se vuelve entonces, un lujo del profesional en donde el neófito no adquiere derecho a ella.

En el momento en el que un autor escribe de lo que escribe, ha llegado a un cuento aparte;

A otra realidad del pensamiento, en donde la auto reflexión forma parte de nuestras costumbres asumidas.

La rectificación alecciona acerca de cuan diferentes somos, de lo que creemos ser.

Es como el video policíaco que denuncia nuestras caras, debajo de la mascara de hule.

Cosas se borran y otras son remplazadas, influidos como un núcleo empresarial.

Escritores del nuevo tiempo levantaos juntos.

Corregidse a si mismos, no esperéis que los maestros los corrijan.

Primero porque es difícil hallarlos, segundo porque tendrían otras cosas mejores que hacer.

Pero; ¿cual es el tiempo nuevo?

El tiempo del aquí y ahora, con la marca del terreno refractario.

Hostigamiento

Los niños estaban demacrados, chillando como pájaros enjaulados.

La mirada borrosa del pudor social, por si alguno moría en frente de las cámaras.

Trikitrak...trikitak.

Sonidos arduos del proyectil, la gente bajando por la cañada; enfrascados en un mismo lugar del peligro.

Cuerpos durmientes, envueltos en las flamas de la sangre encharcada debajo.

Uniformes verdes y niños heridos, muerte en la vereda.

Toda bala esta perdida, se coagula rápidamente.

Las calles aturdidas con los ecos del terror andante.

Poderes absolutos y explosiones que afilan la mente del poblador.

Con puertas encadenadas los rebeldes liberan, la guerra del honor deshidratada.

Todo en esta era, forma parte del sistema.

El hostigamiento al hombre inocente, seguirá existiendo entonces.

¿Quien es la gente que amenazada se siente?

Tumulto social de un estrago político, la nueva cordura se adopta en el exterminio.

Masivo o selectivo, es solo cuestión de estrategia más certera.

¿Que leer detrás de la noticia?

Las imágenes que son reales, los rostros que no atreven a dejarse mirar casi.

Ojos enrojecidos, voces murmurantes nerviosas e inseguras.

¿Quien genera el terror?

La población caen junto a sus soldados, los demás también caen junto a sus familias.

¿Como ganar esta guerra?

¿Que puede ser tan importante como para resistirlo?

El control se adhiere a una postura de acción militar, lo cual es bastante entendible.

Control de las zonas, ¿que hay en las zonas?

Control de lo que hay, comida, plantas, agua, bienes y ganancias.

Control de la gente.

Negocio de institución, siendo toda una corporación, las milicias armadas han devenido en el reinado del terror.

Por ahora llueven balas, suenan gritos y hay algunos desvanecidos.

Unidos todos por un mundo de hostigamiento, los colombianos van trazando su paso errante.

Son como los castillos de arena, frente a un nubarrón oscuro que lo acecha.

Borrando la marca de su esencia existencial, con la descomposición a sus espaldas.

Resurrección

Resucitado desde las cenizas, el hacha que acribilla la calma y el significado de la angustia como palabra nórdica y real.

“Angst.”

Corríamos por las heladas praderas buscando al enemigo, con los ojos inyectados en una euforia demasiado peligrosa.

Cuando el movimiento se vuelve siniestro y frío, el corazón sustituido por la espada es el fantasma de la lengua afilada, con la muerte de acero sobre su victima.

La influencia secreta de las endorfinas nos azotaba, los guerreros buscan modelarse a imagen y semejanza de sus dioses infinitos, laceraciones del cuerpo como un camino abierto a los campos celestiales del Valhala.

Bebíamos en los cráneos de los caídos la celestial ambrosía, como una honra póstuma a sus vidas; nos alimentábamos de la carne y el alma perdida, el corazón del vencido capturado a la fuerza, como un bien preciado que fue arrebatado por una ley suprema, compleja y rotunda.

Tanta solidaridad con los místicos de la voz del pueblo, nos convertía en maquinarias sudorosas de dominio y expansión; una nación con el valor interno del origen ancestral.

Ecos de los tiempos que acaban hoy día, reencauchados en las escaramuzas marginales de los otros grupos sociales limítrofes.

La indecencia como entidad de conjuro, para debilitar la seguridad del enemigo.

Los lenguajes soeces y las maneras duras y agresivas, nos vuelven a ese estado antiguo del ser humano en ataque radical.

La declaración de guerra y conquista, se enquista en las conciencias.

Seria como olvidar a un gran amigo de infancia, imposible de borrar y las voces se multiplican en nuestra conciencia.

Renacen todos tus muertos, presencias tu magistral obliteración de la existencia; caemos en el campo de batalla y rugimos una vez mas.

Las pinturas corporales naturales de la sangre y la grasa, oscureciendo el buen nombre del hombre como fenómeno histórico, aquellos han dominado realmente la evolución cultural del progreso social.

Los gritos y los ruidos ensordecedores de los metales y las voces humanas, todos invocando al mismo ángel de la muerte y la gloria infinita.

El conflicto alquímico de nuestras tentaciones y las alturas del ser.

El derecho divino como una honra concreta y su promesa de que somos el pueblo elegido, legítimos desde el origen puro de su descendencia; nos a vuelto grandes y seguros conquistadores de las quimeras humanas.

Dadnos la victoria o la muerte, como si el trato hubiera quedado claro desde un principio de los tiempos religiosos del ser humano, el pensamiento mágico del ritual de la guerra.

La convicción de nuestra verdad, indescifrable y absoluta, que no admite ningún tipo de cuestionamientos; el orden necesario que resguardamos como los verdaderos dueños de la alianza, nos asegura y sostiene cuerdos.

Siempre habrá un dios o entidad supernatural dispuesto a tratar y apoyar, a grupos culturales en sus cruzadas de avance y desarrollo de la sociedad ideal.

Una ofrenda del sacrificio animal al altar, superior en materia de poder, al esparcir los restos del enemigo sobre la tabla del hambriento dios secular.

La implantación de nuestro orgullo y semilla, por todos los campos fértiles del planeta.

Hombres diferentes, espacios distintos como la lucha de las estaciones; seres vivos que cohabitan en la misma consecuencia de su impulso hambriento.

El niño muerde la téta y se alimenta, así el hombre muerde al otro y se alimenta para crecer.

La verdad nos ha destruido y vuelto a renacer.

Las estrellas de la guerra

La pesadumbre de los pasos demoledores del ejército imperial, allana el camino hacia una nueva era, con la inmensa mayoría en la tierra, adorando el poderío del metal inoxidable de vuestras armas de asalto.

Las calles se tiñen de la sangre ansiosa, los carros cruzan a toda velocidad por las aceras desoladas de un motín popular; estruendos del eco de una nación que las explosiones dejan atrás, nos recuerdan que estamos vivos en la adrenalina, la meditación se vuelve un acceso inalcanzable en este momento.

Disparos en la cabeza, las bicicletas de los pastores vuelan por los aires; la gran voz del demiurgo adorado, del Leviatán, del maestro de la carnicería, los cuerpos quemados que cuelgan en los puentes, la sangre se absorbe en la arena del desierto iraki.

Toda una descarga del diente aullante del lobo asesino, amordaza y desorbita los ojos de sus cuencas, cuando el cuchillo penetra la carne de la garganta, comienza el gorgoteo de la lengua desenroscada en el teatro pánico, en vivo y en directo por CNN o al jazhera.

Bomba atómica de reserva y largo plazo, la cara del enemigo desde las trincheras urbanas; los anhelos se han convertido en impulsos, vidrios quebrados y el olor de la gasolina quemada inundando todo el lugar, a lo lejos se ve la silueta desteñida de un viejo que camina desnudo, se adentra en el espejo del desierto ardiente.

El fuego que distorsiona el horizonte del hombre, la calma tensa de un primer ataque, invasión y hegemonía, la carne tostada del caído que aun humea.

Los mass media controlando la escena, el perfecto reportaje especial, desde el infierno se cuenta las hazañas de los héroes.

El miedo en la mirada, el sudor frío de los amordazados, un sentido agonizante de pertenencia los confunde; ¿que hacer ahora?

El limite humano de la crueldad tecnológica, las ráfagas constantes de las metralletas automáticas de fabricación garantizada.

Los satélites infrarrojos, las miras nocturnas y el apoyo táctico, se estrecha el cordón de seguridad hasta darle alcance al objetivo; una imagen aséptica de los cuerpos corriendo en la noche, con cabezas calibre 35 o 60 de artillería, despedazan la amenaza real, lo que antes era un hombre, ahora es una masa roja pegoteada en el pavimento arrasado.

El calor

Los labios secos, la mirada que pesa como un submarino nuclear, los misterios del impuesto a la vida en su esencia frágil y desnuda.

Mi cabeza se calienta y la respiración se hace dificultosa, no se si es el cuerpo o el alma la que me duele.

Tomando pastillas contra el dolor busco una salida, a todo este horrible panorama de la violencia y la rabia, sistemáticamente destruimos nuestro equilibrio y nos entregamos aun más, al límite impreciso de lo insano e intolerable.

Como si ya nada importara, nada más que el estado enfermo en el cual, al parecer podría descansar profundamente, la temperatura se eleva y mis huesos machacan la sensación del placer; hundido en la enervadura estridente de un estado comatoso e irreal, intentamos sanarnos de nosotros mismos.

Luz de otoño

El camino pedregoso yace recubierto de las cenizas, de los silbidos de los andantes; con la luz dorada de una época inconclusa. El misterio de tu sonrisa tenue, los niños vestidos de pantalón corto y boina antigua; las bancas de la plazoleta, hervidas en discursos y cotilleos.

Los artistas bien vestidos, las muchachas de la sociedad secreta y sus paseos; todos caminan sin destino, pero están tan felices y el mercado frutal, los seduce mas que un aliento ajeno.

Nadie me descubre entre los aromas, estoy perfectamente camuflado de amor violento y otoñal. Todo pasa poco a poco, como la sonrisa de una monalisa se plasma.

Los pájaros dulces, que recitan sus palabras elevadas en tono agudo y melodioso; me dicen que yo soy una hoja al viento, tal como diría mi madre y recuerdo entonces; que amo a la vida y los silencios del domingo. Cuando todos pasan despreocupados, tan libres momentáneamente.

La historia destiñe sus ojos, cuando el sepia entra en escena, la luna se aleja. Todas esas personas, muertas y enterradas desde hace muchísimo tiempo; hoy día comparten mis ensueños de un mundo feliz, coincidiendo juntos paseamos por la cuarta dimensión.

La perfección del momento

Lámparas de gasolina, encendidas sobre la mesa tendida con los manteles de encaje y seda; la fina doncella recostada en su diván de aroma.

Sentado sobre un sillón de cuero rojo oxidado, mis ropas cuelgan como lenguas de un perro cansado; la pipa en mis dedos desprende el humo de la distancia. Ella retoza suavemente como una tortuga que asolea su cuerpo ante mí presencia.

Nos miramos henchidos en la satisfacción de un lugar íntimo, el tiempo es nuestro una vez más. El papel tapiz también color vino tinto, los cristales de la copa y la botella en un reflejo; una bandeja de plata bruñida, repleta de los panecillos de la mañana. Yo desisto de pensar en lo que no importa hoy día, mi cuerpo en sus pliegues se siente cómodo y satisfecho; empachado de amor y embriaguez.

La vitrola escupe la música que se ahoga en nuestras voces, cansadas de tanto soñar. Los pies desnudos rozan la superficie lanosa de una alfombra gruesa y calida, aquí todo es perfecto, una fotografía en donde no cabe el odio o el dolor; ambos sabemos que es un sueño, ¿pero que importa eso ahora?, si aun el sudor no se nos seca en la piel.

Todo es lo que siempre he querido que sea, un caballero entretejido en la poesía de la existencia, con una mujer suave, salvaje y almidonada, que me rescate en sus grandes pechos, amansándome con sus redondas caderas bien firmes; la mirada dulce y su sonrisa tenue, nuevamente que me hipnotiza.

Perdón

Perdón por olvidarme del sentimiento, por hundirme en la ciudad y acabar con esto.

Nunca quise ser malo, pero el mundo solo sabe ver blanco o negro, condenados a decaer.

La muerte nos amenaza con sus desaires, la energía que acaba, los sueños que pierden su imagen lúdica y se convierten, en vacíos del olvido.

Las manos que tiemblan de emoción, no sabemos que hacer; perdóname si te hago sufrir, pero es que somos tan perfectos que acabamos de aburrir.

Cada uno sabe lo que hizo y lo que no hizo, ninguno sabe si fue lo que hicimos o lo que no hicimos, lo que acabo por derretir las palabras que se pierden.

El ser humano no acepta el final, no entiende la luz del túnel; cuanto amor existió en la tierra y que ahora simplemente ya no esta.

Rememora un planeta aislado, flotante y azul, en donde tantos terminan extinguiéndose; son las llamas del fuego sagrado, las animas que alimenten nuestros cuerpos. Todo es un espejismo irreal, nada se mantiene solo el deseo que se resiste a desaparecer.

Fe ciega

La calamidad se acerca y uno la vea, lentamente agarro el cabro por los cuernos, y escupo lejos toda maledicencia o negatividad. Como el agua, el pesimismo me recorre y no me toca realmente, los cobardes y los sobornables sean lejos de mí.

Estamos protegidos, resguardados y atrincherados en la fuerza divina, la luz me atrapa y yo renuevo mi fe. La gente se dice espiritual, solo quieren consumar sus deseos, los falsos chamanes les ayudan en todo esto.

¿De que sirve aferrarse a otro para lograr tu propio merito?

La humanidad no necesita mas maestros, necesita mejores alumnos, seres despiertos en la inteligencia sagrada; ahoga la bestia de la brutalidad, en el fuego del conocimiento latente.

La imposible necesidad de ser perfecto, no es que me interese mucho, porque se que ya lo soy.

Dios es uno y uno es dios, los demás solo saben repetir frases de los libros mas antiguos; no saben que son gérmenes de la enfermedad del fundamentalismo armado.

Cuando reconoces a tu padre, ¿no te reconoces también tu en el?

El espejo es irreal, nada esta separado de tu poder. Todo el universo esta contigo, esperándote allí adentro.

Un día perfecto

Deslavado en la lluvia de una ventana del color azul escarchado, siento el frío en mis mejillas; el agua cae y borra todas mis faltas.

Entronizado en mi asiento de acero, la chaqueta de cuero gamuzado color negro es perfecta; se acerca a la inmensidad del horizonte estival.

Veo a los rusos correr por las estepas congeladas, tomando un vodka ingrato, que se queda en las agallas de los hombres peces de la cirrosis.

La televisión prendida me hiela aun mas, verlos a todos allí tan lejos tan cerca; los grados se aquietan poco a poco.

Pongo mi mano en la ventana y siento que se adhiere, como un cemento efectivo y doloroso, los huesos comienzan a protestar.

Las hojas caen en alguna plaza olvidada del viejo mundo, el viento barre con las angustias inútiles.

La aurora boreal me sonríe y besa mis palmas desnudas, desde el cielo llegan los mensajes celestes; mi cuerpo es trastocado y se adueña de toda la nieve.

Como un muñeco de hielo, me he quedado completamente congelado en este momento; presenciando la inminente partida de estas letras tan frágiles como son hermosas.

La pálida

La mirada encandilada en el maquillaje del dolor, el rostro pintado de blanco.

Los muchachos de hoy día ya no esperan ver sus sueños realizados; vivimos en un mundo horrible que se ha demacrado en desconfianza.

La pérdida inocente de lo que era bueno.

La infancia se agota y le abrimos las puertas al decadente universo humano apocalíptico.

Nos vestimos de negro porque estamos de luto, de luto por la esperanza de un mundo mejor que se acaba; la vitalidad se enredó en los vicios y el único deseo valido es no querer mas.

Me encierro entonces en mi espacio virtual, con las lúgubres cortinas densas de la oscuridad que me rodean; me siento en una silla antigua y nada existe frente a mí, espero tranquilamente.

En el sótano del subconsciente.

Bus

Partió del anden, las millas corrían; los niños dormidos y el frío de invierno.

Con su manto de terciopelo, la noche olvidaba el camino; una luz eléctrica nos mantenía en vilo.

Allá en la cabina el volumen subía, y cuando las luces cortaban ellos seguían; en su mudo silencio de rutina.

Los ojos sobre la carretera, las pestañas pegadas a las líneas de asfalto.

Hasta que cambiaba el aire, y un aroma Epifanio invadía los pulmones; la felicidad de lo natural.

La pureza del intocable viento del sur.

La bestia

La bestia anda suelta, sus mordiscos no se harán esperar, con las garras y el ansia ella asalta y retuerce lo imposible.

Sus ojos maravillosos brillan de un rojo carmesí, las voces se alejan con los misterios que se acorralan aun más herméticos, escondidos en el miedo que infunde.

La musculatura eclesiástica de la bestia, le entrega un donaire especial, los casquillos de las balas yacen sobre la arena húmeda; el trivial recuerdo de un poco eficaz soldado se esfuma placidamente.

La siniestra reivindicación de su recorrido en sangre, le entrega aun más confianza en si misma, brilla como el vacío espacial, el enmascarado bajo una piel peluda sigue la noche estrellada.

No aúlla, se mantiene al acecho en silencio, y recorre las sendas congeladas de los héroes hermosos.

Con la luz del rayo silente, ella sorprende y transforma su presa en materia inerte.

El consejo inútil, la palabra perdida, por mientras los miembros del jurado, alimentan sus andanzas.

En su mundo intenso y coagulado, la bestia avanza y provoca las nauseas del abismo; sin mas ley que su apetito, la bestia atrapa el control mental del humano indecente o ingenuo fácilmente.

Sus mugidos suenan dulces y agradables cuando aquella esta saciada, yo la miro inquieto desde un lugar no tan seguro; veo como se alimenta y decae en silencio.

Casi susurro un canto elevado, cuando nuestras miradas se cruzan fugazmente y ella me reconoce.

Yo soy su dueño, el espejo y la creencia.

TV. punk Colombia

Con los dedos en la tierra, recibo el impulso del odio embalsamado, la sociedad sigue siendo un demonio traidor bien maquillado.

La luna recorre mis calzoncillos roídos, y el aliento alcohólico desahucia al muchacho prodigo.

Cada vez que pienso, resisto y es cuando enciendo la mecha de la dinamita, que cae bajo el lomo del toro hispánico.

Tu rostro inútil me atormenta, en silencio soportamos la imbecilidad técnica de los estados sociales.

Colombia no es más que un bálsamo incandescente, un sentimiento horrible de angustia y reacción rebelde.

Las guitarras afiladas se mellan contra tu cara de piedra, somos la carne viva que fluye por entre las calles sin nombre.

Cada imbecil con su cuento, tanta cara de idiota me convierte en un perfecto maldito.

El grito que aúlla en los ojos del niño recién nacido, es más fuerte que el impulso del amor.

Tierra sin tierra en sus zapatos, zapatos lustrados por el cansancio de obedecer sin comprender.

Con sus sacerdotes sociales que no intentan renacer, la sombra es más bella cuando se enfrenta a la luz superficial de tus sonrisas de plástico caro.

Una iglesia de mierda y un estado de asco y repulsión, y es que yo soy un degenerado.

Marionetas

Veo las cuerdas del poder en tus muñecas, veo la mentira hipócrita que exudas como un aliento malsano, que corrompe lo único que quedaba de hermoso y esperanzador.

El final ya esta aquí, la muerte en vida, completamente enajenados en la miserable fortuna ancestral.

El oro que alimenta tu alma, no es mas que un vacío infernal, porque estas lleno de bichos y de gusanos por dentro.

Los estados mentales se confunden con la pasión y reacciona la rabia y el poder ante los emblemas podridos, de una patria inútil, falsa y mentirosa.

La tierra no es la culpa, ni el árbol que cae, son tus garras sociales que alimentan la panza del tirano.

Sigue rodeándote de hambre brillante y juegos de sociedad, en donde todos tienen un número y un rol de protagonistas de novela.

Realmente es insoportable lo aburrido que son todas tus falsas necesidades de realeza.

Con tu ropa perfecta y tu cara de idiota amaestrado, no me infundes ningún respeto.

Marionetas del cadalso que unos tontos inventaron, aprendiendo a comportarse como gallinas enjoyadas, enjabonadas y perfumadas.

La clase no se compra, se asume, se independiza y la lleva el que camina libre.

Encerrados como las pertenencias de un mago infame, se mantienen bajo siete llaves del miedo y el odio que su propia culpa ha generado.

Somtaim

No siento nada, engorroso sentimiento nulo.

La luz se acuesta en la hamaca del centro, en el patio alado y su cadencia de un sol naciente.

Hace buen tiempo, deberíamos recorrer por los bosques, una vez más.

Enredado en los cuentos, sustraído en la memoria, el cordero asado de dios.

Las notas retumban como las olas, que penetran en mis sueños, dejo de ser.

El kilo de pan que te vendí ayer, tenia gusanitos, la levadura estaba demasiado fresca y la noche, tremendamente calurosa.

Pero el le saco los gusanitos, uno por uno y se los fue comiendo.

Luego el pan embadurnado de hoyos, se fue desmoronado en la mañana.

Caminando las migajas, se cruzaron con los patos del estanque y fueron arrasadas.

Viajando en las cadenas genéticas, de una animal ánade.

Color verde brillo y cuello negro.

Se alejan del zaguán, de la hamaca y la calma soleada de este patio.

¿Porque estas tan triste?

¿Porque extrañas tanto el pasado?

¿Porque fumas tanto?

Miras la noche violar tu vida, angustiarse con los demás, las rocas podridas, el sueño despierto.

Sigue el árbol afuera, perdido en su hermosura, descuidado en las raíces que tocan, la carne de cemento.

La casa en el salar, con el viento rasurando su mota de polvo.

Los perros ladran perdidos, por lo resquebrajado del terreno.

La insinuación etérea del insecto, la cigarra en la madera, aferrada a su opereta anticipada.

Los llanos se abren inmensos, desplazados de espejismos calurosos.

La membrana del agua excitada, este calor que empieza a hacerse insoportable.

Cae una hoja, quien sabe por que.

El veloz sonido del viento, decibeles hidratados, con la fuerza de un fuego aéreo, inaugurando el concierto de la realidad.

Tengo aun puesto el maquillaje, la careta de grasa y color.

La noche azota mis venas, mi cuerpo.

Soy un hombre enceguecido, por lo eternamente simple.

Lontananza...

Diccionario tai.

Tai sol.

Tai nude.

Tai ter, tai tun, tai son, tai tei.

Tai dun, tai fom, tai gonm, tai zen.

Tai teo, tai tuk, tai bom, tai sol.

Tai punk.

Tai col, tai ton, tai celo, tai feo.

Tai rayao, tai tomao, tai vendio, tai fumao, tai enervao, tai tongoleao, tai suricao, tai marikeao, tai encoñao, tai enganchao, tai entontao, tai enconchao, tai enriquecido, tai sublevao, tai trastornao, tai fresco.

Tai tita, tai tron, tai tera, tai pera.

Tai ko, tai ga, tai ka.

Tai sa, tai ma, tai ba.

Tai tai.

Tai taitai, tai taitiatai, tai tiatatai.

Tai telonius, tai monk, tai gus, tai jones, tai ringo, tai yoda, tai afro, tai maco, tai sapo.

Tai guita, tai pita, tai pan, tai duro.

Tai caliente, tai hediondo, tai subyugado, tai tropezao, tai perdio.

Tai fre, tai fruk, tai fronzo, tai estroncio, tai muerto.

Tai cura, tai gula, tai monje, tai ponque, tai mero, tai macho.

Tai cansao, tai aburrido, tai avergonzao, tai esclavizado, tai domao.

Actor

Y el muchacho quería ser actor de cine.

Se ablando las muñecas, compro la mejor chaqueta y desvaneció el deseo.

Se peino como un vulgar... marica.

Comenzó a caminar en los zapatos muertos de otro.

Entro al aeropuerto de Miami y saco un pañuelo rojo que envolvió en su cuello.

Desgraciado inútil, porque los demás se apuraban para no mirarlo, pero lo cierto es que nadie podría quitarle el ojo de encima.

Y era tan perfecto en su olor a colonia, tan agradable y joven, tan joven y bronceado.

El pequeño don Juan se lucia con sus espaldas concentradas, los muslos firmes y la mejor sonrisa pepsodent del lugar, ganándose a todos con halagos y ojitos.

Siempre había querido viajar a lo famoso, la luna brillante del productor extranjero lo hipnotizaba y estaba dispuesto a todo.

Pero los pies comenzaron a arrastrársele, le pesaban como arena mojada.

De pronto eran los zapatos, el muchacho siguió caminando un poco más, cuando ya casi salía de la manga aeroportuaria y entraba a una nueva gran ilusión cinematográfica, la de una obra fílmica del “fundation Art. Galllery don bally vú”.

Su estreno al celuloide.

Pero el peso se hacia evidente y el ya empezaba a sudar y a pelarse, como la piel de un cerdo en agua hirviendo.

El joven hermoso ahora forzado a ser, de una mirada sublime y ademanes refinados, se apretaba en lento paso, de tronco pesado y grueso como su aguantara las ganas de ir al baño.

A lo lejos el veía su nombre, escrito en un letrero de neon y una elegante puerta en donde un negro racista con chaqueta fucsia y hombreras, lo esperaba sonriente.

Pero el peso es demasiado.

Atolondrado y desgarrado en las caderas, el tuvo que sacarse los zapatos.

El joven clásico, alabando al cielo empezó a caminar ahora mas descansado; pero a los cuatro pasos, volvió a sentir el peso infernal en sus pies.

Ni un paso más con esos calcetines culpables, desafiando al negro de chaqueta funkadellik que forzosamente trataba de seguir sonriendo.

Fuera entonces calcetines también y otros pasos mas felices, fueron dados.

Cuando llego al negro, el tenía las plantas de los pies despellejados y un rastro liviano de sangre azul, le seguía en las huellas desde la aduana.

El negro lo agarro como una pluma al viento y se lo llevo a una van lujosa, también negra.

Muchacho anheloso de la gloria y el poder, incinerado por el dolor que se debatía dentro de una limusina dorada por los incautos que gritaban su nombre allá afuera, afuera en donde el frío no tiene barreras.

Y en la situación surten con vasos llenos de licor, los sonidos sensuales de una vieja loca en el video, azotándose el cuerpo entre dos grandes vergas, una blanca y una negra.

Este negro va demasiado rápido, el carro rechina y el parachoques queda destrozado.

Unas curvas impuestas del mismísimo demonio, con su ejecución del filtrado de los carros aplastados, los de los que no importan.

El carro vuela no corre, se eleva por sobre la marea hedionda de la gente común y corriente, su publico amado.

El joven quiere gritar pero no puede, la pesadez se le ha enroscado en la lengua ahora y escupe licor seducido en polvo de superman.

Pobre chiquillo inocente, que queriendo ser decente se acongoja entre una lengua de acero.

Es tan pesada que no puede levantar la boca del asiento y el carro, en cualquier momento va a chocar.

Un estruendo de película, el joven vomita y se desmaya unos segundos, el chofer yace muerto con su sonrisa dura en el rostro ahora un poco más blanco, la muerte nos iguala a todos finalmente.

El fuego inunda la costosa ropa del actor, que llora desolado en su desgraciada soledad, por mientras que afuera las miles de moscas humanas, se arremolinan para ver su espectacular perfórmance y el, se ve rodeado de los metales retorcidos y en la gasolina derramada, su colonia pasa desapercibida.

Una ambulancia pasa de largo, hacia otro actor más famoso que ha chocado antes que el.

El negro esta atorado, su cabeza dada vuelta y ensangrentada le cuelga como una lombriz podrida en el anzuelo de la esperanza, cuando era un muchacho del barrio duro con fe en la vida y las oraciones de su madre, por primera vez su sonrisa es cierta y descansa.

El joven tiene las piernas atrapadas por los hierros, el fuego se acelera y aplaude más fuerte que la gente común y corriente.

Corta con pedazos de las ventanas quebradas, la carne de las rodillas y se astillan los huesos.

Logra salir arrastrado, totalmente atormentado y pone su famosa cara al viento, mirando a la gente.

Fuera una vez más, se salva de milagro porque la gente le ayuda.

El muchacho grita, llora y reclama que lo lleven al estudio.

Y en un taxi amarillo, se va el pequeño mutilado.

Sabe que debe llegar rápido y le apura al taxista, con violencia y descontrol, exigiéndole con rabia y escupiendo dinero.

El taxista se alimenta de un caldo enlatado, escuchando el radio esta sentado, manejando, con, absoluta, calma, y, sobriedad.

Pasan treinta minutos.

Desesperado, el joven se lanza por la ventana.

Cae al suelo derramado, por entre las ruedas de los camiones, motos y auto naves; su cuerpo es destrozado y suena una fanfarria.

Su cabeza rueda por la avenida, dando botes graciosos y es golpeada por el tubo de acero inoxidable de un camión, que va a ciento veinte kilómetros por hora.

Sale volando la cabeza ensangrentada y cae sobre un auto de A.T.N;

“american televisión network”

No hay objeto en el intento de averiguar, donde o como quedo el cuerpo hermoso, casto y duro del novicio del templo plástico.

Hecho pasta de cemento y alquitrán molido, prensado en la costra de una mancha ya olvidada.

Pero la cabeza sigue allí despierta, en el techo del auto de la producción, va contenta, van sonriendo en su debut.

Ya van llegando al estudio, el carro para y la cabeza es revisada y ella dice:

“Soy el niño bonito, el nuevo ídolo”.

La identificación es correcta y lo dejan pasar, aunque sea una sola cabeza.

Pero cuando rueda en medio del pasillo central, la gente se asusta y lo patean.

Repugnados lo patean lejos, agradados de golpearlo ahora son ellos la gente común y corriente, la que sonríe sin parar.

Le dan duro con la suela, lo chutan y un pequeño le atraviesa un palo en la orbita del ojo.

Se lleva la cabeza del joven ensartado, el que llora humillado, escupe sangre y grazna en lenguas extrañas.

El niño entra al estudio con su presa, se adelanta al jefe de producción y entra al cuarto del presidente.

El padre se le acerca enternecido, lo felicita por la extraña pieza y le da dinero para dulces.

El le informa al personal de aseo, que venga a la oficina.

El jefe máximo aprieta en sus manos, la cabeza feliz del joven que sonríe y se le caen los dientes, le gusta mas sin dientes que no muerdan su gracioso pene erecto y se lo ensarta en la boca herida del joven actor, quien a pesar de toda humillación, mama como una gran puta la verga forrada en dólares del jefe máximo.

Los criados le quitan con una cuchilla de afeitar, el cuero cabelludo.

El ojo azul, tan bello y sensual, es removido con una cuchara de te.

Los labios también son removidos, la nariz es rebanada.

Los cachetes y la frente, ablandadas a golpe de martillo.

Luego el jefe saca un almohadón, bien mullido de seda y encajes, de satín rojo escarlata.

Suavemente depositan la cabeza ablandada, boca arriba y sobre el cojin.

La cabeza sonríe y agradece constantemente, “agradecido su excelencia”

“mi señor”, “queridísimo colega”.

“me siento honrado y anonadado”, “no faltaba mas”, “pero encantado”

Una vez puesto en el cojin y este, puesto en el sillón.

El presidente se quita los pantalones, los calzoncillos y le acomoda el ano, directamente sobre la boca de dientes de la joven estrella.

Se sienta, se acomoda plenamente, mueve bien las nalgas y se monta a caballo, sobre la cara del muchacho destrozado.

Le ordena al joven que empiezan a lamerle el culo como nunca nadie, antes lo había hecho.

Este muchacho si vale la pena, el presidente sabe que es una verdadera estrella, por eso su futuro esta asegurado en la compañía.

Limpia bien ese trasero joven mancebo, limpia bien la secreción blanda que se seca y pica luego.

Es buena para tu crecimiento en esta empresa, buena para tu carrera floreciente.

Pero la cabeza, casi ahogada entre las grasosas nalgas gruesas, da su último respiro de vida.

Mientras tanto, sigue lamiendo ese ano inmenso, húmedo y acalorado.

Lame y lame, una y otra vez y se va asfixiando, entre los peos y la floja mierda.

Con el aire intoxicado, pero feliz, sonriendo y realizado.

Neardenthal

La inmensa impaciencia que anida en mi cuerpo, me impulsa a encontrarme con el primitivo.

La sangre y la muerte, la fuerza del odio inclemente que arropa el cuidado, del cuerpo y la familia, la tribu y las hembras de luna inmensa.

La piel del carnero asesino, el sangriento final.

Un brujo endemoniado, cobarde y traidor; no puede tocar la luz del señor de las bestias.

El las cuida y defiende, venga la matanza del odio infinito, limpia el terreno de malas influencias y atreve a levantar la tormenta.

La noche de san Juan, me trajo iniciaciones profundas y aterradoras.

El diablo maldito que atacaba mis predios, finalmente ha sido reventado, destruido y nunca más vuelvo a aparecer.

Mantengamos la mente alerta, apaciguando el desasosiego de un nuevo amanecer.

La fuerza de mi aliento sagrado, se acondiciona con la potencia humana del hombre animal; soy también yo, un animal.

Pensamos que tanto progreso y consuelo inmaculado, nos limpia de toda esa sangre; de toda esa carne y sus huesos.

Pero esto no es así, porque quien come en su mesa, es cómplice; quien viste esa ropa, también es cómplice.

Los humanos enfriados por el engaño de lo correcto; no se dan cuenta de que seguimos siendo animales de presa y cacería.

Seres mágicos que accionan su mente, con el símbolo antiguo y milenario.

Un grito y una respiración agitada, la luna que sale y altera la fuerza dormida.

Cuando entramos en los ritos de la tierra, nuestras manos se manchan de sangre ritual.

Somos bestia inteligente y eterno animal sagrado; la protección del círculo sagrado, nos transforma en las formas simiescas.

Debemos traspasar la carne y el engaño social, de un mundo civilizado; no existe limpieza sin el trabajo sucio.

Los humanos inconscientes, dominados y desarticulados; creen que no forman parte de todo este holocausto sagrado, se siente limpios porque no lo hacen ellos, pero están igualmente, manchados de sangre en sus manos.

Todo este progreso, escondido y enmascarado, no es más que un engaño en donde allá abajo, subyace la fuerza animal, el mismísimo depredador que duerme en nuestra mente alienada.

Comen y se entrega a las fuerzas telúricas, que lo controlan y lo enardecen en sus hormonas.

No mas engaño; la verdadera gloria del triunfo es la entrada al mismísimo infierno animal.

Y una vez que enfrentemos nuestros demonios por dentro y por fuera, tal vez tengamos las bolas; para evolucionar hacia una nueva raza, un nuevo mundo; una nueva sociedad.

Por mientras, el engaño sigue y la gente se consuela, con sus casas limpias y su nevera oxigenada; llena de cadáveres que no han matado; pero han pagado para matar.

Somos animales y el camino a trascender, no es ningún proceso falso y aséptico.

Es la lucha de la naturaleza, el poder del gran hombre de fuego.

Busco al dios santo, que aumente mi voluntad; me entregue a la luz y convierta en mí, a un verdadero hombre nuevo.

No hay nadie que se salve del fuego interno, nadie que se aleje y que pueda librarse del aliento bestial.

Aquellos iluminados, ahora son las imágenes que no dejan de atormentar al hombre bestial.

No es tan simple vencerlo; no es un juego de niños místicos, no existe un camino fácil.

Cuando estés preparado a enfrentar al demonio; que tu arma y tu alma sean fuertes y avances sin ningún miedo.

Destruye el miedo, revienta la cabeza del diablo y atrévete a ser un hombre de la naturaleza, limpio en la sangre y en el cuerpo débil.

Nuestra alma que sobrevive a todo mal, a toda guerra y a toda muerte.

Somos llamados a un cambio radical, que no es algo nuevo, no es algo perfecto.

Es algo real.

Castigo

La inútil respuesta del corazón, de un amigo inepto en el querer, sus manos son como dos piedras violentas; pobladas de sistemas anestésicos.

Relleno de quejumbrosa incoherencia y su rostro, cegado por orgullo y cobardía emocional.

La necesidad de las personas, de ser mejores que otras; solo viene de su eterno castigo a ser peores, siempre peores que los demás.

La maldita inconsistencia del lenguaje, los sueños de grandeza herida, la inquietante ineptitud del sosiego paternal.

Como no los pueden convertir, los demás se vuelven enemigos; un lenguaje amargo de la simple tontería y su acaparamiento de las ideas, la falta de fe.

Nada esta creado por la mano que condena, por la excusa de tu falsa egolatría, los cuadernos se apilan asqueados, de logros que se pudren bajo un manto olvidado en las tumbas antiguas.

La colección de conquistas y fracasos perennes, nada queda; los conceptos bien pintados, resueltos y convenientemente adaptados para el triunfo del vacío existencial.

La amistad requiere conciencia, entrega y fe, lo demás es nada mas que la basura común y corriente; la ordinaria sensación de que al final, no tienes nada de especial; porque todo lo que pudiste ser, ya te lo has gastado en pretender tu inútil fortaleza.

En destruir todo lo bello que algún día, pudiste compartir.

Magisterio

Mi alma envuelta en la nada, resuena como un volcán activo; sus pelos se erizan y el diablo inútil se escapa de la luz.

La potencia en mi cuerpo me anhela el nuevo día; la resurrección del hombre santo, sabio y eterno.

Las piernas fuertes recorren las montañas, los lagos se vuelven espejos supremos de tu inmensa alegría, la esencia del que despierta ante la luna crepuscular, retoma en toda su grandiosa vitalidad, los lindes del sueño inerte; la luz sublime que aturde lo ignorante y lo transforma en sabiduría de los dioses renacidos.

Mis labios vuelven a expresar las alturas del pensamiento, la paciencia de un nido de serpientes, que despiertan y se retuercen por entre las serranías, los valles y las ciudades; somos los nuevos retoños de la iluminación perdida.

Su motor perenne esta en correcto funcionamiento; maquinaria orgánica, perfectamente organizada en materia, luz y sombra.

La percepción completa de lo que nos rodea, nos permite apreciar todo lo que aun queda por ver; vivenciar.

La tierra se abre ante mis ojos de asombro; la puerta del cambio sereno y su aliciente del alma atormentada, por los demonios del poder y el deseo que fragmenta.

La flor rozando en sus caderas, el fuego eterno y la llama dorada; sus pasos recuerdan las ninfas de la noche prístina, en la memoria olvidada de un cortejo inquieto.

De la muerte me levanto una vez mas; despiertan los miles de cuerpos y el estado mental se inmoviliza; la visión sosegada que intensifica la proyección de las formas, los sentidos y la intuición.

Como envueltos entre mantos purpúreos; las carnes se desarman y vuelven a construir, la sangre entera se renueva y el milagro ocurre una vez más.

Los escombros del planeta tierra ensangrentado, se levantan de las ruinas de un martirio insoportable; su palabra vuelve a resonar y el maestro del océano, se yergue como un león platónico.

Las costas absorbidas por el tiempo, en el espacio perdido y la huella del dragón que se acelera; nos entregan su cetro, somos los herederos de un nuevo amanecer, con sus cantos trinos y el agua limpia del manantial interno.

Como grandiosos templos de acero liquido; las inspiraciones de un hombre mas sabio despiertan, descubren la razón y el sentimiento, la acción de lo que ocurre, el porque de la frecuencia y la amalgama de las fluctuaciones angustiosas del miedo.

Corren libres los ríos desde mi cabeza; diluyen todo conflicto, desgarran las voces de los olvidados, los que no saben crear.

Mi mano en su eterna importancia, se eleva una vez mas hacia el infinito; captando la energía inmanente de un centro solar.

Alimento

La comida se retorcía por entre sus labios, el niño lloraba de rabia y se enfrascaba en una maldita maña que yo aun no alcanzaba a comprender.

¿Por que no come el niño?

¿Será acaso que lo malcriamos?

¿Es natural que no se alimente, o coma cuando quiera?

Difícil pregunta, difícil respuesta; pero sus llantos me suenan a una manipulación del cerebro recién desarrollado, y es que los niños no son nada tontos.

Mi voz se transforma en un trueno de inquieta frustración; me da tanta rabia que no coma, tanta como a el le da que lo obliguen a comer.

La porfía tiene hondas raíces en el comportamiento humano; el niño siempre espera que le den lo que el quiera, pero demuestra poca comprensión por satisfacer lo que uno le pide.

La entrega de un padre es la tarea mas difícil de lograr; el me dice constantemente, “allá”

Pero ese allá se convierte en muchos lugares, situaciones y momentos diferentes; esta aburrido o quiere a su madre, busca a quien le haga valer su voluntad.

Los niños no son nada tontos; uno es el que se desespera mas, a fin de cuentas a el se le olvida el mal genio, pero le queda el impacto del padre y su enojo; difícil situación.

Creo que todo padre conciente; sensible e inteligente, quisiera que su hijo se desarrollara y creciera de la mejor forma, pero esto es difícil, cuando el niño no apoya y colabora con lo que uno cree que es necesario para su buen desarrollo.

El mundo efímero y tendencioso, implanta sus modelos de idiotez y basura evidente; la violencia de la propaganda, los alimentos químicos y de una falsa dulzura; la sensación de que todo lo malo, es bueno y agradable.

¿Porque las cosas buenas realmente, las que son saludables; son diagnosticadas como cosas inútiles por la moda cultural?

Y el niño me pone esa vocecilla de sufrimiento, cuando dice “allá” y su manito declara insistente, su obsesión.

Realmente el niño es muy inteligente, pero en una forma perfeccionada.

El pasado

Somos todo el pasado, en las manos crispadas y el ojo aburrido, nuestra mente no es más que recuerdos, se cocinan en la rabia y con los dientes apretados se transforman, en sonrisa falsa y desgracia de lo que angustia y no puede salir; porque no se expulsa y el miedo paraliza al silencio.

De estar forma, no pudiendo ser libres ellos se aferran al pasado hoy día; un hermoso pasado glorioso e infantil que resuena en sus narices, en donde todo es mensaje y tristeza y el que no es capaz de entender sus cavernas y espacios oscuros, su ojo no afina y no le queda otra cosa más por hacer que el enfermo, el loco o el triste.

Pero todo eso es falso, es pasado y un aburrimiento inmenso de la vida, cansancio de tratar de ser y no poder llegar a ser.

Padres del odio

Aquellos padres que creen que son justos y ecuánimes, les rompo la cara y escupo a sus pies pues no lo son.

Son víboras del ego personal, maestros del engaño y la dominación, bastárdos de un mundo cruel y engañoso y en sus corolas; no hay nada más que odio y error.

Como en mis palabras también hay rabia y denotada incertidumbre de que yo no soy, un padre ejemplar.

Pero la diferencia radica en que algunos lo aceptan y otros engañan toda una vida a sus hijos, sin poder nada más que agotar las ideas y enterrar las pasiones en tumbas, de lo que racionalmente debe ser.

Ellos, padres dominados por los criterios de otros, no aceptan el reto de pensar por si mismos y exigen a sus hijos, lo que ellos claramente no saben hacer; ser mejores.

Les piden respeto y ellos son aberrantes e indiferentes con todo, destruyen la sensibilidad y torturan la pureza de lo que es cierto, no aceptan y se encolerizan ante la falta de consistencia que hay en sus propios conflictos, pero lo que mas odian es que estas sus propias faltas, sean evidentes ante la acción espontánea de estos niños libres de toda culpa.

Les piden a sus hijos control y ellos no saben calmarse, solo deambulan entre el orgullo y la estupidez, cubriendo sus flaquezas en una actitud mentirosa de falsa solidez puesto que no son realmente consecuentes; no saben serlo.

Les piden justicia, orden y eficiencia y ellos son nada más que apariencias de todo esto.

Padres que no son padres y madres que no son madres; padres hijos y madres hijas, seres crueles que piensan que el dinero lo arregla todo; como un viejo embustero de la materia el poder económico les hace creer a algunos, que ser padre es pagarles la vida a los hijos; tan errados ellos están y en su lecho de muerte, cuando no haya nadie que pueda pagarles seguir viviendo, entenderán que la vida era mucho mas que eso.

Madres que arrastran a sus hijos a un lodo profundo de autoflagelación y un patetismo execrable en sus complejos de victima, son un fango viscoso de horror y maldita intolerancia, son madres orgullosas de su cuerpo y sus vástagos son poco menos, que un miembro mas de su asco físico e infinito a la vida plena, libre y veraz; ellas son un cuerpo mas que alquilan por alguna calma segura y un deseo castrado.

Padres y madres del mal, precursores de todos los males de este mundo, semillas de los siniestros demonios que consuelan su tranquilidad, ellos les dicen que van bien; tienen que ser duros e inflexibles, tienen que armar de disciplina ingrata el corazón de sus dulces pequeños; tienen que tratar de esconder a toda costa, su tremendo vacío existencial y su horrorosa falta de amor, ignorantes porque están perdidos.

Porque nunca ellos se sintieron queridos, valorados o entendidos y vengan sus culpas; aplicando las marcas de ganadería social en la carne inmaculada de sus hijos, los que pronto acaban con su inocencia y se inician el las artes malévolas que ellos representan.

Manipulación, orgullo, tristeza y odio; muerte del alma, falta de fe y un vacío denso que no libera sino que va matando, poco a poco a sus propios hijos y al mundo entero.

Arte

En estos últimos tiempos;

El arte a recibido un sin numero de influencias socio económicas determinantes, las que lo moldean en sus planteamientos estéticos, de belleza y calidad en la obra.

Siempre asumiendo una posición, con respecto a una ideología, o necesidad del ser político.

El artista ha derivado en el arte hoy día, mas como una propaganda de sus planteamientos filosóficos personales, que como médium del poder creativo.

Es por lo tanto utilitario, como lo es en el laboratorio científico, con los procesos para poder experimentar las impresiones, de los niveles sensibles.

De la percepción y la apreciación humanas en la materia, manipulando las herramientas.

Pudiendo variar, la idea comprensible de la imagen propia, como raza o identidad orgánica en el artista; sino como acceso a una realidad de vida deseable.

De todos modos;

La conceptualización en el arte, les ha dado un tono y una tensión creativa, a las personas con sus cosas y sus entornos; como lo son los objetos reales y más allá de todo esto, ha pretendido dar herramientas cualitativas e informativas, de apreciación sensible al público incitándolo.

Para que este asuma a su vez, una posición “artística” de contemplación mas profunda frente al tema de su obsesión.

Como si fuera necesario, un diario fehaciente de los resultados experimentales, de un hombre en esta tierra. El artista obsesionado, intentara obsesionar, fijar la atención del publico.

El arte da una nueva perspectiva de lo real, de lo práctico y de lo funcional. De como así, los elementos mas burdos y ordinarios de nuestra sociedad, se pueden convertir en indefinibles objetos del arte actual.

Esto es lo que uno quiere que sea, es como si se burlara el artista de todo lo estructurado en forma evidente y normal.

Destroza la lógica del sentido común con sus obras.

La practica continua del minimalísmo como intervención en los distintos formatos del arte, también le indica algo concreto al publico; el hecho de que no esta preparado aun, para evolucionar en la percepción estética del mundo y debe simplificar el contexto, para entenderlo o apreciarlo mejor.

La visión artística también se formaliza en modas, tendencias de clase y estilo.

Pero; ¿que ocurre cuando estas modas, tendencias y estilos, son tomadas como pancartas de identificación cultural por el artista como persona?

Despóticamente nos domina el mal llamado “arte contemporáneo”, el que ya no tiene nada que ver con vanguardia o evolución presente, sino más bien de adoración del ídolo popular; mas adelante haremos una explicación mas detallada de este aspecto.

El arte se pierde en su repetición absurda e insensible, en donde la gente busca agradar más que agradarse ante una obra.

Luego de la indicación del objeto como pieza genial, surge la multiplicación del mismísimo símbolo e icono que es su imagen, en cuanto que es convertido estéticamente el objeto común y corriente en una matriz mitótica de proliferación estructural.

(Ver Mitosis celular en biología.)

La multiplicación del patrón conlleva, al último y más extremo estado de la sublimación del elemento u objeto, el serialísmo.

La acumulación sistemática de una misma idea dentro del límite de un marco o soporte.

Se le multiplicara a escala o a perspectiva, en aumento o en disminución.

En donde se repite hasta la saciedad la imagen e idea visual del objeto, conglomerando un mundo aparte rodeado de un caótico orden auto impuesto, por su propia imagen repetida.

Se llega hasta el infinito, abriendo paso así; a las reflexiones de percepción dimensional más complejas, con todo el impulso de la revolución del paradigma quántico y fractál.

El objeto desaparece en el objeto y el público tiene varios puntos de enfoque visual del mismo elemento.

De lo uno a lo mucho, la saturación es un mal necesario en el arte; una transición entre lo virtualmente libre y lo absolutamente impuesto.

Toda una trama recreada en base a un solo objeto, símbolo o representación.

Se alcanza a trabajar con los elementos materiales más rebeldes e indeterminados, como lo son la piedra o la arena; el agua o la luz física, con los desechos y el aire.

Elementos de forma irregular e irrepetible, con la unión de las unidades en un paisaje de idea coherente.

La pintura como pintura y como elemento líquido, liberado de la carga formal de actuar como relleno, el golpe del “action painting” y los aleatorios impulsos del plasmar sobre algún formato.

Posteriormente el artista no se conforma con la recreación y va en busca de la creación misma de un estado.

Se convierte en un performer o actor de su obra y recurre, a los estados emocionales del cuerpo físico como lienzo de sustentación estética, con la sangre y el sudor, la palabra y la acción como materia artística de su obra.

Se juega con los límites de la naturalidad y el cuerpo, intentando recuperar el momento absoluto de la inspiración vital creativa.

Un arte metafísico que intenta sublimar trascendentalmente, las impostaciones de la óptica y la imagen clásica de la vida y sus parámetros valóricos; atravez del registro audio visual de lo ocurrido todo queda grabado y documentado.

Mas tarde se vuelve a si mismo, el artista en su obra y se mezclan las tensiones con las intenciones técnicas, los reflejos se concretan en comportamiento social adquirido.

La creación se vuelve un pequeño infierno de existencia entonces, en donde nada esta claramente definido aun y el artista espera irreverentemente, el necesario estimulo de acción.

El arte social comienza a procurarse un contexto masivo en la obra y que esto a su vez, deje en claro el acto testimonial de enmarcar momentos reales, como manifiestos colectivos de existencia y reflexión política.

Porque todo accionísmo, virtualmente depende de la exposición publica de sus contenidos; logrando su valor creativo, como creador de situaciones y reacciones masivas ante el mensaje generalmente abstracto que imponen estas obras.

Profanaciones del símbolo, más allá de su desvalorización natural atravez del serialísmo y la acumulación a gran escala; un innegable legado del ensamblage y el collage a nivel psicológico.

La fotografía y la crónica, la postura y la conducta expresadas en esas imágenes capturadas; las noticias y el éxito social de su mensaje como artista reconocido, lo influyen terriblemente.

La insulsa dimensión, en donde el teatro del escándalo termina englobando al artista, como su único medio de subsistir o hacerse respetar.

El artista decae en la tendencia de aglutinar toda su realidad, en lo que es una actitud perenne de obrar artísticamente, pero muchos de ellos recaen únicamente en el cliché y la copia barata del temple ajeno, buscando atención emocional esencialmente.

No hay origen claro ni propósito real en el arte y la fuerza expresiva, se mueve hacia el público que observa y no esta en la obra materializada; la cual es un mero puente entre ellos y el artista.

Solo el talento en su esencia nos empujara mas allá, a reencontrarnos con la contemplación del arte maestro, en donde el artista ya no piensa en ser ante si mismo ni ante otros, sino que es directamente un flujo vivo en su obra, mas allá de toda contemplación ideológica, conceptual o sensible.

La obra es como la huella en el camino, como la piel desechada de la serpiente; un momento creativo y concreto necesario pero no como fin en si mismo.

Sin mediaciones de forma, color o textura; sin depender de algún formato o estilo determinado; ni publico o estrato determinado, tampoco de barreras limitantes de entendimiento cultural e idiosincrasias masivas del hombre.

El arte se vuelve poder y determinación absoluta, encegueciendo a los no ilustrados y alumbrando a los comprometidos a cabalidad, con el impulso del arte como materia

En evolución constante.

El ojo es el arte, se llega a un cambio de paradigmas y a la liberación del público como fundamento a convencer o liberar sus propias intenciones de ser.

El arte como tendencia pura, se aleja del golpe de suerte de la fama insensata y la sonrisa protocolar de los convencionalismos académicos y socioculturales de estatus y reconocimiento.

El arte como realización misma, se mantiene firme ante la inquieta marea histórica que todo lo trastoca y encubre, con las explicaciones logísticas, de algo que esta mas allá de la idea y el concepto brutal del simplismo disfuncional de una civilización en decadencia y sus fenómenos sociológicos desarticulados y constantemente en pugna intestina.

Muchos artistas pocos creadores, solo una revolución verdadera.

Arte mas allá de la mente humana, arte como tal.

Ginzo Bunzai

Ginzo Bunzai quiso ver mundo, tomo algunas de sus cosas, y partió al lejano puerto de Huán Xinj.

Situado en la provincia de Honzu.

Ubicado en el seno del lejano territorio de las praderas del Asia del este, su hogar dejo atrás.

Lejos de su casa, Ginzo Bunzai departió con nuevos amigos extraños a el durante su recorrido.

Camino por las quebradas y las extensas praderas de su nación, las imágenes envueltas en animales de pastoreo y otras lenguas ya olvidadas.

Los apacibles campos de arroz con la grulla que revoloteaba, fueron dando un espacio visual, frente al agreste monte que poco a poco el avanzo por muchos días.

Bajo de los bosques de los ánades y los árboles florares, tan blancos como la nieve en su manto orgánico, el cruzó.

El amarillo errante del sol, brillaba como unas monedas perfectamente naturales, mutable y de una invaluable fortuna hermosa que el presenciaba al andar.

Sus caminos nunca dejaron de escuchar, las tonadas de su flauta de pan y bambú; como aquella tarde en que el viento acompañaba insistentemente, al delgado rocío de un atardecer morado.

Los bueyes y el zorro, encontró en igual condición, internándose por entre lo más profundo de la naturaleza indómita; los bosques poblados de susurros al viento, chirridos y ojos brillantes desde la espesura.

Muy lejos ya de su pueblo, Ginzo Bunzai seguía avanzando cada vez más cerca del litoral al extremo del continente.

Sus pies tocaron la piedra adoquín del poblado antiguo, cuando se iba acercando al puerto y el aroma del aire, ya no era igual.

Salado y cansado se encontró frente al mar; una brumosa niebla y estruendos de olas y rocas, le dio la bienvenida.

Con su manto humilde, un saludo al gran dios emplazo en el tiempo y el espacio; mientras la gente del mercado pesquero, lo miraba sin mucho asombro.

“Quisiera llegar al confín de tu enigmático rugido, peinar dulcemente tu cabellera oleada de agua; y reencontrarme conmigo mismo; en tu otra orilla.”

La lógica que existía al abrirse camino, desde las más profundas mentiras y engaños; cambian los paradigmas.

El mundo es redondo, redondo como una naranja o un ojo de buey.

Redondo como el sol y la luna que vemos en el alto cielo.

Ginzo Bunzai, conocía bien del camino que lo conduciría por las tenebrosas aguas y los arrecifes; atravesando miles de leguas marinas, con toneladas del líquido rozando su alma; curtiéndole el cuerpo, lamiéndolo incesantemente en su espíritu.

Hasta cansarlo de todo, y dejarlo completamente puro en su esencia.

Ginzo Bunzai, busco un navío liviano y de mediano tamaño entonces; sabia que no había marcha atrás.

Lo consiguió de un pescador muy viejo, que ya no tenía mas ganas de cuidar de aquel bote.

Puesto que en ese bote; su hijo había naufragado hace más de 10 años, cuando lo único que llego a la costa fue el bote vacío.

Ginzo Bunzai lo consiguió a muy buen precio, un regalo del destino; un descanso para el corazón de ese padre.

Hasta ese día, nadie se había atrevido a aventurarse mas allá de la barrera de coral, de las islas lejanas del archipiélago de Kiotogamusha; en el paisaje de fondo del océano pacifico.

Pero Ginzo Bunzai, tenía desde hace muchos días una visión telúrica y absoluta, un sueño que lo impulsaba a atreverse a avanzar más allá.

El lograría llegar al otro mundo surcando los mismos mares remotos, como un ciego que aprende a ver mas allá de su condición limitada; Ginzo Bunzai lo había estudiado muchísimo, lo había visto en las estrellas.

Medito sabia y profundamente, recapacito y decidió hacerlo.

Finalmente llego a la conclusión de que; geométricamente era bastante posible, dar la vuelta al mundo y atravez de las aguas abismales del océano, hasta el otro lado.

Y mas allá, ¿que habría de encontrarse?

Trascender al mundo del pasado y su familia antigua ya perdida; una nueva dimensión de vida y sentimiento.

Fue por eso que Ginzo Bunzai, un día partió de su casa y dejo todo atrás; caminos y recuerdos.

Ginzo Bunzai ya estaba frente a su nuevo bote, lo veía reflotar como un caballo manso en la ribera salada de una espuma ansiosa.

El día estaba soleado y las nubes eran muy escasas, lejanas las motas de agua condensada, que se alejaban de la vista.

Ginzo Bunzai respiro profundo y apuntalo el pie en la embarcación; en su mano un costal de alimento contundente y odres de agua dulce, como para más de un mes.

Semillas y frutas secas, carne seca y proteínas y más semillas; tónicos y remedios naturales, vigorosos y energéticos; avena, maíz machacado, un odre de grasa y varias barras de pan de centeno, pescado ahumado y aceite de oliva, raíces también secas y una que otra botella de vino de arroz.

Su bolsa de viaje y la flauta de bambú, la que amarro como un madero más, en el mástil central del barco.

La gente nunca se despidió de Ginzo Bunzai, porque muy pocos lo conocieron y aun menos sabían de su intención poética o científica; lo que ciertamente, no estaba muy claro en esos tiempos aun.

El tomo la cuerda que lo ataba al bolardo del muelle, y como una partera corta el cordón umbilical del recién nacido, Ginzo Bunzai cortó sus amarras; levo anclas y se dejo llevar por el viento y el mar.

Recorrió tranquilamente las costas de su nación, hasta perder la imagen del contorno de la tierra continental.

Sin embargo; las islas todavía lo acompañaban con su hermosura dignificante, de colores verde esmeralda, turquesa e índigo mágico y astral en sus vados; los bancos de arenas suaves y de una blancura inmaculada.

Los afilados dientes del coral también le hablaban, aunque con un poco más de peligro en su lenguaje inmediato, a su barcaza de madera.

Ginzo Bunzai se mantenía tranquilo ante su palacio, erguido en el bajel marinero frente a las flores que colgabas de los árboles isleños.

Los primeros kilómetros, fueron fáciles y comprensivos con Ginzo Bunzai.

Al llegar a la ultima isla habitada, Konemitse Dhjagaku.

Descanso en sus tierras; la barca amarro al primer palo del manglar que encontró, la cubrió de ramas secas y follaje tierno.

Se bajo y se puso a caminar tierra adentro; era una isla bastante grande, como para ser una buena fuente inestimable de abastecimiento en comida y agua dulce.

Ginzo Bunzai las necesitaría desesperadamente, tiempo después.

La isla era habitada por algunos pocos nativos, los que siempre se habían dispuesto bastante huraños y alejados, de los emisarios del territorio continental.

Solo un par de familias extrañas y uno que otro comerciante atareado, siempre apurado en regresar al puerto grande de la ciudadela, lleno de ganancias.

Ginzo Bunzai comenzó cautelosamente a buscar comida; recogió varios cocos y se harto de comerlos y beberlos.

La gente tenía algunos árboles frutales y un pequeño ganado a su cuidado.

Ginzo Bunzai, se acerco a una casa que estaba en medio de un claro manglar adentro.

Una hermosa muchacha se hallaba frente al marco de la puerta de la choza, su piel trigueña y bien templada, exhibía demasiada seducción y belleza.

Ginzo Bunzai inmediatamente olvido el hambre y el sueño, la gloria se había presentado ante el.

Ginzo Bunzai la miro fijamente y con sus ademanes viriles y preparados, la sumió en un sueño lívido de soporíferas consecuencias; se miraban como dos tigres hambrientos.

La joven no dijo nada, jugaba en los brazos y los gestos de Ginzo Bunzai, se sentía completamente satisfecha y agradecida por su compañía.

Un beso incontrolable, sello el momento justo para cerrar la cortina pública y dejarlos unirse bajo el manto infinito de las estrellas que ya caían sobre el manto celeste; cada noche como si fuera un estamento ritual de su creencia cósmica, ellos se amaron.

Ginzo Bunzai engordo, tuvo 3 hijos en esa isla con aquella diosa mujer.

Se hizo un experto pescador, que tenia un gran secreto que a nadie contaba.

Ginzo Bunzai, jamás le dijo a nadie en donde estaba escondida su barca.

El la escondía tan bien entre las raíces del manglar, que nadie jamás la había visto.

Solo a lo lejos, cuando al verlo en altamar pescando decían, allí va Ginzo Bunzai el gran pescador mágico; ninguno a visto en donde esconde su barca.

Sus hijos crecieron teniendo un feliz desarrollo, en la isla amable y tranquila.

El hijo mayor de Ginzo Bunzai, siempre pedía ser llevado con su padre a pescar; pero el padre había prohibido hablar del tema; sin embargo, el niño mantenía una viva curiosidad por el oficio de su padre.

Cada día muy temprano, Ginzo Bunzai recorría miles de metros adentrándose en el laberinto de los canales intestinos del manglar de la isla tropical; hasta perderse en la espesura, borrando el rastro de sus huellas.

Casi siempre empleaba técnicas de recorrido circular, para atolondrar a los posibles espías de sus actividades.

El ya había descubierto una vez, al hermano de su esposa siguiéndolo no muy exitosamente tratando de revelar su secreto, y calmar las ansias de su esposa curiosa.

Pero un día el hijo mayor de Ginzo Bunzai, Gamel Bunzai; lo siguió con decisión.

El niño aprovechó su corta estatura, para agazaparse bien detrás de su padre.

Como era bastante liviano, su cuerpo no hacia mucho ruido al ir avanzando.

Fue así como el primer hijo de Ginzo Bunzai, finalmente conoció el secreto origen de su padre.

Ginzo Bunzai siempre les había dicho a ellos, que el había llegado en las ancas de una garza blanca que hablaba historias increíbles y asombrosas; y que gracias a esas historias, había podido llegar para encontrarse con su madre y este, su bien amado paraíso terrenal.

Ginzo Bunzai nunca dijo nada, de su origen continental.

En la barca, Ginzo Bunzai guardaba celosamente sus ropas de viaje y los elementos que había traído del puerto; su bitácora de viaje, la cual nunca había dejado de escribir, incluso estando todos esos años en tierra.

Cuando Ginzo Bunzai llego a la barca, dio una mirada de águila alrededor, como si extrañamente sospechara algo, aquella madrugada.

Pero el hijo de Ginzo Bunzai, realmente había sabido superar con creces las habilidades del progenitor y no fue nunca divisado.

Desde lejos; el niño vio como su padre se cambiaba las ropas, descubría el bote y comenzaba a escribir en su diario, mientras se alejaba con la marea.

Cuando el bote estuvo lo suficientemente lejos, el hijo mayor de Ginzo Bunzai salio de su escondite y se quedo estupefacto, mirando la silueta lejana de su padre, adentrándose en el océano.

Luego volvió la cara y corrió totalmente euforizado hacia su casa, en donde ya su madre lo estaría extrañando.

Llego rápidamente y recogió durante el camino algunos leños secos, para llevarlos a su casa como coartada.

Cuando llego el niño, la madre lo estaba esperando, muy dulcemente le pregunto en donde estaba.

El respondió que se despertó muy temprano y se fue a buscar leña seca en los alrededores.

La madre lo abrazo y alimento, mas tarde lo envió a sus labores cotidianas de subsistencia.

Ese día Ginzo Bunzai llego bastante mas tarde de lo acostumbrado.

Su mujer, que lo esperaba serena ante el poste de su casa, con la mirada fija en la playa y el mar naranja, por el color del atardecer ya entrado en la noche, empezaba a impacientarse.

Finalmente Ginzo Bunzai llego muy cansado y algo apaleado, pero con la bolsa llena de pescados.

Ese día fue muy duro para el, los peces se alejaban de los bancos y se adentraban cada vez mas en el mar abierto.

Las olas crecían encaprichadas, por el viento veloz de una borrasca que iba anidando una fuerza misteriosa.

El océano estaba furioso e inquieto; Ginzo Bunzai tuvo que luchar como nunca pescando y luego para poder volver a la orilla de la isla, sin encallar mortalmente en los arrecifes de corral de la zona sur del islote.

Finalmente había regresado sano y salvo, totalmente agotando.

Ginzo Bunzai comió en silencio, se lavo y se acostó inmediatamente; su mujer lo consentía acaloradamente con masajes musculares de placer y sanación profunda, los hijos dormían felices.

Aquella noche; Ginzo Bunzai soñó que estaba corriendo como cuando era niño, por una colina fértil y amarilla, de trigo crecido y flores muy altas.

Corría y corría, pero nunca llegaba a su casa; hasta que el sueño se empezó a convertir en pesadilla y Ginzo Bunzai, despertó en sudor y angustia.

Tomo un sorbo de agua de coco, respiro y se limpio el sudor, luego se durmió nuevamente.

Al día siguiente, Ginzo Bunzai se sintió enfermo y no pudo salir a pescar.

Fue entonces cuando el hijo mayor Gamel Bunzai, se ofreció para ir a recoger frutas y buscar algún animal que traer a casa.

Sus padres inocentemente aceptaron su oferta.

El niño atropellándose en su propio impulso, corrió hasta llegar al sitio de la barca escondida.

Se acerco con la respiración entrecortada y el latido cardiaco, severamente alterado.

Descubrió las ramas verdes, casi arranco la vegetación y hay quedo la barca desnuda frente a el.

Gamel Bunzai quedo un buen rato mirando la embarcación; por mientras los loros graznaban su armoniosa guarachera matutina.

El sabor del día era perfecto, un buen día para navegar se dijo el niño a si mismo.

Y sin pensar más, se monto al bote y empujo con el remo lejos de la orilla, para empezar a zigzaguear por los canales del manglar, en busca del mar abierto.

El día realmente estaba sabroso, la luz perfecta y clara, las nubes lejanas y muy pocas.

El sol directo que abrazaba con toda su insolencia soberana, la carne de la tierra.

El mar en calma espumaba en sus fiordos, los destellos iluminados del reflejo en las aguas de seda.

La barca avanzaba sin problemas y a golpe de remo, porque Gamel Bunzai tenía muy buenos brazos.

A pesar de su corta edad, 13 años recién cumplidos, Gamel Bunzai era todo un hombre sabio y profundo; su madre decía que había heredado eso de su padre.

Adusto y retraído a ratos, demasiado hiperactivo e insaciable de la vida; así era el desde pequeño.

Hace rato que la barca se había adentrado en el océano insondable.

Gamel Bunzai se hallaba hipnotizado, con la dulce marea y el rítmico oleaje.

Había quedado prendido también, leyendo atento el diario de viaje de su padre.

Grandiosos papeles en donde leía, tantas cosas nuevas para el; algunas como estas:

“hoy todo estuvo en calma, las nubes recorrieron su trecho en paz.

Los pájaros marinos llegaron temprano a la piedra alta, tuve un presentimiento hermoso cuando ella me miro aquella mañana; sabíamos que venia un hijo en su vientre.”

“los hechos de la vida solo han demostrado que, todo tiene su final cíclico; las cosas cambian y se voltean. Los animales recorren sus espacios vitales justo como el hombre, en círculos.

Las estrellas que tanto nos regocijan en sus formas perfectas y abstractas, se adornan convenientemente con los astros redondos de la luna, el sol y los demás planetas y asteroides.

Una vuelta es la que hace la diferencia, la vuelta necesaria al océano de la ignorancia humana.”

“llevo mas de 14 días de navegación y nunca me había sentido tan completo en mi vida; todo es relativo en este inmenso corral de mar, nada es fijo y todo se mueve constantemente.

Las olas y las ondinas del precioso liquido salado, se arremolinan constantemente en una lógica matemática del ojo o el circulo.”

“sus fuerzas son demasiado rebeldes como para ser entendidas por el pensamiento estático de los eruditos de los libros y las prisiones ideológicas de la ciencia.”

“es prácticamente imposible desestimar mis planteamientos teóricos, es lógico aceptar que el océano rodea la tierra en forma esférica y finita; al fin y al cabo, somos un planeta mas flotando en medio del cosmos.”

“llegue al pueblo en la primera isla del archipiélago de Hongo Fiuxji, en donde me trataron como a un perro rabioso; esta gente siempre esperando el mal en el otro, están demasiado cerca aun del continente.”

“llevo varias noches a la deriva... realmente no se bien hacia donde ir, la ruta norte es buena porque me da mas confianza y cercanía, pero el frío que ha empezado a hacer no me a gustado nada; por otro lado el camino de las islas lejanas del trópico del sur, me parece mas acogedora.”

“veo la ultima isla de mi frontera llegar, hasta aquí conozco de las islas los islotes y posibles costas pobladas o conocidas; creo que a llegado el momento crucial de mi aventura, sin embargo e decidido parar en esta isla, para despedirme de mi pueblo humano, si es que no logro cruzar el misterio de la distancia marítima.”

“la conocí y supe que estaba perdido, esta isla no es como las otras, es amable y bella.”

“siento que puedo confiar en ella y los suyos, son gente limpia y sana que están muy cerca del paraíso que dios creo.”

“Esta mañana es la octava en que me despierto y no siento el brioso aliento del océano en mi cuerpo y supe entonces, que la miel mas dulce es la que mas nos cuesta; como ser fiel a dos impulsos igual de fuertes y poderosos.”

“algún día retomare mi empresa y lograre atravesar los mares pacíficos, esperando encontrar la tierra perdida del edén, mis hijos me acorralan en el corazón, pero debo algún día cumplir mi motivación esencial.”

“podemos juntos llegar al lugar, cuando ya estemos preparados talvez algún día, ocurrirá; todos juntos surcando el mar.”

¿Cuanto tiempo habría pasado ya?

La costa no se divisaba por ningún lugar, Gamel Bunzai que estaba extremadamente excitado con la lectura, ni siquiera se había fijado en el camino.

Lo peor era que no llevaba ningún tipo de comida ni agua tampoco, tan solo un par de cocos que había alcanzado a coger antes.

El cielo estaba más bien gris y los pájaros comenzaban a graznar con fuerza ante el viento que se recogía en llamaradas cada vez más fuertes.

Gamel Bunzai trato de controlar con el remo la corriente adversa, para volver hacia donde el sol se escondía; pero el remo ni el brazo le alcanzaba ya, a torcer el destino del mar.

Gamel Bunzai sintió miedo, miedo de morir y desaparecer bajo el agua.

Pensó en su padre y sus hermanos, en su madre dulce e inocente y tuvo rabia consigo mismo.

Se sintió como un tonto y renegó de su conciencia y responsabilidad, ahora estaba solo y a la deriva.

¿Donde se hallaba Gamel Bunzai?

Lloro amargamente mientras despechado, golpeteaba las aguas con el puño y el remo.

Era como un mosquito que ataca ferozmente, a un gran toro blanco de la india.

Se agarro de los cabellos y su rostro, enrarecido por la triste desesperación, comenzó a deslavarse en alaridos.

Su llanto también se fundió, entre las gotas de lluvia que empezaban a caer tenuemente.

Solo, abandonado a su suerte, reclinado con su cabeza entre las rodillas; yéndose, dejándose flotar sobre la barca y con la mirada en silenciosa pose de ausencia; Gamel Bunzai se mantenía estático y abatido.

Estaba bien respaldado en el mástil del centro, pero cuando el mar que calmado e insensible lo mecía en sus caminos desconocidos, comenzó a volverse agresivo y poseído por los espíritus del caos; Gamel Bunzai supo que lo inevitable se le venia encima.

Todo el peso oscuro de las fauces bestiales de la naturaleza, con la muerte en su lecho esperándolo; imaginaba las miradas de los pobladores, cuando sorprendidos reconocieran en esa masa de carne hinchada, al hijo mayor de Ginzo Bunzai. Se veía a si mismo, Gamel Bunzai muerto y ajusticiado por la violencia de los elementos, una venganza ante su insolencia avasalladora e infantil.

Gamel Bunzai, a pesar de sentirse tan cerca del final; tomo la decisión de que por lo menos, les devolvería la barca a sus padres.

Gamel Bunzai se amarro fuertemente al mástil, con una de las cuerdas más resistente de los aparejos del navío.

Como el era flaco y pequeño, no tuvo problemas de peso, se amarro bien fuerte y agarro sus dos cocos con decisiva intención y espero la tormenta inminente.

La tormenta no tardo en llegar, más que una tormenta era un salvaje huracán.

Los ángeles caídos que estaban revolviendo el mar, con sus caballos encabritados de la furia.

El mar crecía como un huerto en primavera, se abrían hondos abismos de caída libre.

Entre ola y ola, más de 20 metros.

Las crestas llegaban hasta más de 40 metros de altura y la caída era realmente vertiginosa.

El pequeño barco se azotaba constantemente contra el océano; pero como si una extraña fuerza lo impulsara, siempre lograba reflotar de los peligrosos remolinos y el temible oleaje.

Gamel Bunzai, solo veía chorros de agua en los estallidos bramantes, las voces atronadoras de cientos de mounstros de garganta profunda, y el ensordecedor vacío de una noche oscura y cerrada; rasgada por la electricidad luminosa del relámpago veloz.

Vacío, ciego, sordo y agotado, Gamel Bunzai había dejado caer los cocos hace rato ya.

Sus parpados, agitados e irrigados con la sangre mareada y enturbecida por la inconciencia del cansancio y el calambre.

Su cuerpo era menos que un trapo en la cocina; como el golpe del látigo, las lenguas del agua se convertían en fuego sobre su espalda desnuda.

Toda su ropa desencajada, Gamel Bunzai yacía, harapiento y enrojecido por la severa tunda que recibía; la respiración candente e irregular.

No sabremos nunca, exactamente cuantas horas soporto así Gamel Bunzai.

Ni cuanto tiempo el mar siguió escupiendo y maldiciendo, como un dragón descarrilado de los mismísimos infiernos.

Todo cayo en el olvido, como su nombre que algún día, seria borrado de las conciencias de sus compatriotas isleños.

Al día siguiente, solo un viento ácido y seco fue el suspiro de alivio de Gamel Bunzai, cuando no supo si despertó vivo o muerto, azotado por el hambre y la sed.

Se vio tan atosigado de dolores y quemaduras, que ni siquiera pudo moverse para soltarse las cuerdas; amarras que le habían carcomido la piel casi hasta el hueso.

Y en medio de tan intenso dolor, el muchacho ya no sabía si agradecer o acongojarse de su insólito destino.

La mañana era limpia como un cristal perfecto, el mar aunque encabritado, ya no era nada comparado con la noche anterior.

Gamel Bunzai se quito el pelo de la cara y gruño un desaliñado bostezo, su cuerpo realmente no reaccionaba; era como si los brazos y las piernas se hubieran pulverizados con la violencia de una paliza traicionera.

Su boca estaba brotada de ampollas y cortadas, de tanto que apretó los dientes y de mordérselos nerviosamente, se había hecho sangrar profusamente.

La lengua estaba muy hinchada y amoratada, con una pastosa película blanca de sal seca sobre las papilas gustativas.

Solo quedo el morral de cuero con variadas cosas de su padre, el cual el mismo se había ocupado de amarrar fuertemente a su cuerpo también, era lo único que milagrosamente, quedaba sobre su barca, amarrado por tan solo dos nudos de los diez o doce nudos que el hizo antes.

La bitácora estaba ahí dentro, también unos anzuelos, sedal y un cuchillo, también había un poco de carne seca y una grasa especial de manteca animal, la cual utilizaban especialmente los pescadores, para ganar fuerzas y aceitar cuerdas o aparejos; además de ser un excelente tónico para las quemaduras del sol.

Tenia bastante de ese cebo milagroso, y un poco de hierba dulce del bosque bastante húmeda.

También tenía una piedra negra y oleosa, que aun no alcanzaba a entender su utilidad practica.

Era una piedra parecida al grafito, solo que más negra y dura.

Nada más quedaba en el morral.

Gamel Bunzai estuvo varios días reflotando en las corrientes tranquilas del océano pacifico.

Sus manos que respondían tímidamente, con las marcas cicatrizadas del dolor, le permitían recoger un poco del cebo y comerlo, además de la carne seca.

Como llovía de vez en cuando, Gamel Bunzai utilizaba la cuerda que remojaba y luego apretaba contra sus labios para sorber el agua recibida del cielo.

Mas tarde lo hacia con un pedazo se tela de su maltrecha ropa, o enjuagándose el pelo y dejando caer las gotas sobre su rostro para sorberlas.

Esos días fueron muy duros y silenciosos, no se percibía ningún pájaro o extensión de tierra.

Solo mar y un cielo parcialmente nublado, nada más que el sonido del viento persistente, que iban horadando en la mente del muchacho.

Gamel Bunzai echo mano al anzuelo y el sedal, e intento pescar algo.

La brisa recorría a ras, la superficie de las aguas profundas, un color azul turquesa, pesado y profundo que invitaba al descanso visual.

La cuerda fina del pescador, se hallaba entre la dimensión del aire y el agua; así como un pasajero del tiempo, entre medio de su destino y su origen.

Debajo del agua, levitaba el anzuelo con la carne seca enredada, y el sonido sordo del golpe del agua y la madera; angustiaba como una larga historia de suspenso.

Gamel Bunzai miraba la cuerda con inoperante realidad, como ido y extasiado al mismo tiempo.

La cuerda no se tensaba, se mantuvo así durante dos días seguidos.

Al tercero, un fuerte impulso removió el vacío del pescador improvisado, inquietando su atención.

La cuerda se templaba como el hierro y Gamel Bunzai, que la había amarrado al mástil, se sintió animado y asustado al mismo tiempo.

La cuerda, que era tan fuertemente halada; movía el barco en su dirección lentamente.

Gamel Bunzai sin pensarlo dos veces, tiro también de ella, con toda la potencia que le quedaba en su cuerpo.

La cuerda comenzó a cederle terreno y el pescador empezó a enrollar y amarrar la cuerda, en su mano envuelta del cuero de la bolsa, para no herirse.

Primeramente percibió un destello y un flechazo rápido que se movía debajo del barco, luego se dio cuenta de que era uno de los peces espada más hermoso que había visto en su vida.

Este pez no era realmente muy grande, de hecho era casi un bebe; pero esto ya era muy suficiente para Gamel Bunzai.

Después de luchar valerosamente contra su enemigo encapturador; el pez rindió sus fuerzas y se dejo subir a bordo, no sin antes revolotear gallardamente sobre el piso del bote.

Gamel Bunzai lo miro fijo, y se lo comió instantáneamente, crudo y sangriento.

El pescado tenia aproximadamente unos 5 kilos de peso, con su cuchillo lo destajo y empezó a servírselo.

Nunca antes había comido algún animal vivo y crudo; este día marcaría una diferencia en su vida.

Con un suspiro indomable; Gamel Bunzai se harto de comer y dejo el resto del pescado, secándose sobre la cubierta y bajo el sol inclemente del día.

El bote era un bote no muy pequeño pero tampoco grande; tenia la medida justa para una sola persona, en donde dos se habrían visto bastante incomodas.

Con los restos del pescado, Gamel Bunzai construyo más aparejos de pesca y dispuso, 3 anzuelos con carnada en su bote.

Simplemente los dejaba allí, hasta que algún pez reparaba en ellos y comía el anzuelo enmascarado en el festín de la trampa.

Fue así como a pesar de la dificultad de recoger agua, Gamel Bunzai comenzó a sustentarse.

Su mente hace tiempos que andaba como errante y extraña, recordar cada día le costaba más.

Un día cuando termino finalmente de leer la bitácora de su padre, Gamel Bunzai sintió una lucidez impresionante y unas ganas desesperadas de sentirse feliz.

Fue su primer día después de tanto tiempo, que Gamel Bunzai reía o lloraba como un niño.

Recordó su casa y su madre y aun mas libre fue su llanto, pero el llanto venia entremezclado con una risa enigmática, la que el todavía no alcanzaba a entender bien por que estaba allí.

Se dio cuenta de que estaba vivo y de que valoraba estarlo, de que obedecía bien a su pasión en el hecho de aun lograr inspirarse, con su padre atravez de sus escritos.

Comenzó a hablarle al libro y lo primero que le dijo fue esto:

“como no se si volveré, por lo menos comprobare si acaso mi padre tenia razón; razón de la cual estoy completamente convencido.”

Hace tiempos que el clima estaba bastante agradable y eso empezó a intranquilizar la mente de Gamel Bunzai, el muchacho de la barca en medio del océano pacifico.

Un día de esos, Gamel Bunzai descubrió que un madero del mástil colgaba como suelto.

Además de hacer un ruido hueco al golpearse contra el palo, por acción del viento.

Se pregunto ¿si acaso alguna vez, lo había visto allí amarrado?

Era un madero de unos 40 centímetros de largo y unos cinco centímetros de ancho.

Primeramente pensó en que le podría servir, como una caña para los aparejos de pesca y resolvió soltarlo.

Gamel Bunzai levanto los brazos y en un gesto de esfuerzo, salto y cogió el palo.

Pero el palo estaba muy bien amarrado y Gamel Bunzai, cayó de la inercia y fue a parar directamente al agua.

Floto torpemente y se dio cuenta de que sabía nadar bastante bien, pero le costaba el asunto de flotar.

Rápidamente se fue hacia la borda del bote y se aferro al navío, allí flotando en el océano Gamel Bunzai, experimento su primer estado de amor sensual.

La fuerza sutil del agua debajo del horizonte superficial, la hacia mas adorable a su manifestación externa y aérea, en donde sus grandes olas y arremolinados crespos; tendían una trampa mortal a su desesperado equilibrio mental.

Probando constantemente su voluntad y resistencia.

Mas aquí debajo el agua era dulce y sutil, se movía mas dócil y ampliada; solo faltaba que pudiera respirar bajo el agua y todos sus problemas se habrían resuelto.

Seria el barco ahora su pasajero y el mismo con su cuerpo; remolcando el cuerpo añejo de fibra y madera liviana.

Comenzó a sumergirse a cortas distancias del bote, y empezó a explorar la agradable sensación de ser como un pez en el agua.

Su cuerpo hundía y el aire en sus pulmones jugaba con sus intentos de ver más allá.

Luego subía y resoplaba al aspirar en la superficie el aire; luego se acercaba al bote.

En una de sus inmersiones, Gamel Bunzai bajo bastante mas de lo acostumbrado, y como de costumbre, sucedió algo.

Cuando estaba debajo, en el sentido del oído tapado y la presión del agua que acaba con los silencios; Gamel Bunzai vio algo moverse hacia el.

Como una sombra del profundo mundo desconocido, apareció esa imagen que grabo Gamel Bunzai en su mente.

Era como un gran pez, Gamel Bunzai se puso nervioso y trato de ascender rápidamente.

Su cuerpo estaba mas tenso y en el angustiante sentimiento, Gamel Bunzai sentía el frío que lo iba alcanzando en sus pies.

Ya casi sin aire y con los alvéolos pulmonares al límite de su resistencia, Gamel Bunzai emergió con un grito sordo y demasiado viejo como para su edad.

El aire le entro como el agua cae desde el cielo, o como un sofocante aliento de arena.

Y cuando se empezaba a sentir seguro, miro alrededor y su barca no aparecía.

El pánico fue poco en este caso, para describir el terror que un niño como Gamel Bunzai, sintió en ese momento.

Y sin pensarlo, comenzó a nadar como un loco hacia el horizonte y el sol.

En su plegaria extrema el niño se debatía entre la entrega a la sombra del mounstro, o al impulso de seguir braceando.

Su cuerpo ya demasiado caliente, la sangre empezaba a revolverse en las arterias; el niño estaba absolutamente desesperado.

De pronto vio el bote, no muy lejos de el y empezó con renovadas energías, a bracear hasta el cansancio.

Finalmente alcanzo el bote y se subió totalmente extenuado.

Gamel Bunzai, nunca supo bien que fue lo que lo asusto tanto, pero se alejo a remo constante, siempre siguiendo la dirección del sol naciente.

Esa misma noche, Gamel Bunzai vio unas luces extrañas en el cielo.

Centellas de un color verdoso cromado y un cuerpo redondo y vibrante como una espesa sombra de luz; llovía otra vez y el joven tomaba el agua del cielo agradecido..

Aquellas señales le indicaron una dirección certera y el niño supo inteligentemente entenderlas.

En uno de los versos de la bitácora de viaje de su padre, decía algo acerca de unas luces extrañas, las que su padre había tomado como señales del camino a seguir, en momentos difíciles de su aventura.

Decía así:

“una sola vez las vi, a las luces extrañas del cielo.

Fue una noche muy fría y melancólica, yo estaba destrozado anímicamente al dejar todo atrás; recuerdo a mi madre y sus mimos.

A mis hermanos y amigos, el sereno campo de siembra y las siluetas de los campesinos, pacientemente recolectando las especies.

La casa de cuero y madera, el fuego sagrado del hogar en la cocina y el altar.

Como el calor de amorosa integración, cuando en las noches frías todos juntos nos apretujábamos debajo de las colchas, mullidas de pluma de ganso.

Suaves recuerdos tan reconfortantes, como el pan de la mano de mis ancestros.

Esa noche estaba más solo que nunca, hambriento y perdido y me dije a mi mismo, en un intento desesperado de aclarar mi voluntad; si hoy no veo a nadie en mi camino, entonces me devuelvo.”

“Y es que ya llevo varios días, sin verle el rastro de la salida a este bosque verde y frondoso en el que me encuentro perdido.

Se que la dirección a la comarca de Gao nehong, era la correcta al entrar al bosque; pero no he podido hallar el rastro del camino hacia el poblado de Kendo.

Estoy seguro de que de hambre no moriré, pero me siento realmente cansado y triste, es como si este bosque estuviera sedando mis fuerzas; seduciéndome a quedarme quieto y no seguir mas, creo que estoy luchando contra mi mismo.”

“las luces son como un juego o una danza agraciada de color y rapidez.

Dos orbes perfectos, uno naranja y otro blanco, con un hueco en su cuerpo y tan livianos como la luz de la luna. Ellos están dando un giro y ahora se han puesto a levitar.

Se han ido, tan rápido como llegaron, dejándome una estela de luz en dirección hacia donde se fueron; creo que ese es el camino correcto.”

“cansado y abatido, llegue finalmente a la senda del camino a Kendo, gracias a las luces que seguí, llegué por fin a la senda correcta; nunca sabré claramente, lo que fueron esos fenómenos tan curiosos; sin embargo les agradezco a los dioses y la naturaleza por sus milagros, porque ahora tengo plena fe, de que llegare a mi destino bien encaminado.”

Gamel Bunzai se propuso a seguir el ejemplo de su padre y se puso a seguir el rastro de las luces que el había visto aquella noche.

Con el remo y la vela deshilachada de la embarcación, Gamel Bunzai comenzó por primera vez, a tratar de manejar el bote como un verdadero marinero.

Ya antes había logrado usar la vela y el remo a forma de timón; pero en realidad nunca había sabido a ciencia cierta, adonde dirigirse; solo la tendencia de seguir el sol naciente, era una decisión que el había tomado hace mucho tiempo y ya no valía la pena dar vuelta atrás.

Gamel Bunzai sabía que su vida estaba pendiendo de un hilo, y que finalmente algún día su cuerpo y su alma terminarían por quebrarse; debía apresurarse a llegar a tierra firme.

Dirigió la embarcación hacia donde las luces se habían ido y se mantuvo firme en eso.

Todas las noches Gamel Bunzai, reconocía las estrellas que habían indicado el camino.

Eran 4 estrellas que siempre aparecían como si fueran una cruz pero con un lado mas largo.

Como una flecha, también se podría decir.

Y emprendía el camino siguiendo la constelación, rastro fijo del lugar por el cual las luces se alejaron.

Empezó a dormir durante el día y a sobrevivir de noche, cada nuevo amanecer era para Gamel Bunzai, como la dilución de su mapa astral.

Luego de varios días en los que no hallaba que hacer, mas que dormir.

Gamel Bunzai se dio cuenta de que un ruido de presión a vapor, comenzaba a escucharse.

Gamel Bunzai se despertó inmediatamente y empezó a mirar hacia lo lejos.

Escudriñaba el horizonte, como un mago buscaría a su conejo perdido en medio del público.

Pero no veía nada más que agua salada.

Luego, desde un costado de la embarcación, rebulló en profusas burbujas y espuma en movimiento; un lomo grande y azul oscuro.

La masa rebalso la embarcación de agua y salpicaba en un chorro alto de agua, la que también salía despedida de su cuerpo inmenso.

Gamel Bunzai nuevamente corrió a amarrarse al mástil y a cerrar los ojos.

Pero pronto se dio cuenta, de que una vez terminado el asombroso espectáculo sobrenatural; emergió un gran pez que tan solo se mantuvo al lado del bote, como un perro lo haría con su amo.

Gamel Bunzai espero en vano cualquier tipo de agresión, pero el extraño animal simplemente se limito a acompañaba el barco, a una distancia discreta y segura.

Gamel Bunzai decidió seguirlo en su camino, como una señal del mundo profundo del mar.

Como si alguna especie de emisario mensajero del océano, estuviera tratando de ayudarlo.

Gamel Bunzai se sintió muy ansioso y por primera vez desde hace bastante tiempo.

Ya tenia barba, una barba magra y deslavada, pero que aun era contada como barba.

Gamel Bunzai calculo en más de 30 lunas de viaje ya recorrido, tiempo suficiente como para sentir su cuerpo bastante más grande y diferente al de un niño.

Finalmente Gamel Bunzai se dio cuenta de que había madurado en los brazos del océano; y de que su voz se había enronquecido.

Entonces recordó el extraño madero cilíndrico, que colgaba en el mástil arriba.

Resolvió bajarlo a como de lugar, comenzó a saltar y lo atrapo nuevamente; pero esta vez no lo soltó.

Con la otra mano teniendo el cuchillo, Gamel Bunzai cortó la cuerda que lo ataba al palo mayor.

Cuando para su atónita sorpresa, el mástil completo se derrumbo al suelo.

Cayó esta vez el al agua, pero con el palo en su mano bien cogido.

No lo soltó y volvió a subir a bordo, como si hubiera logrado un premio mayor.

Se reía cuando lo miraba y a la vez veía el mástil totalmente deshecho.

La vela estaba tirada también, como una cama mal hecha.

El vio que era una flauta muy tosca y dura, de bambú.

Recordó las múltiples veces que había leído en la bitácora de su padre, acerca de su afición de tocar la flauta de bambú en su viaje.

Como si fuera de un propio familiar del que estuviera hablando.

“flauta dulce que acompañas mis pasos, si tuviera el poder del cielo inmenso, te haría un sol como un palacio y una luna nueva como tu cuna; para agradecerte profundamente, todos tus consuelos y sabias inspiraciones que han curtido mi espíritu y le han dado, el temple necesario para seguir viviendo.”

Y Gamel Bunzai pensó;

“cuanto tiempo pasa uno a veces, frente a cosas que ni siquiera se da cuenta de que existen y que están allí, esta flauta de bambú que nunca fue mas que un palo extraño que colgaba en el mástil. Un palo que ni siquiera difiere tanto en forma, de los demás maderos ordinarios de este bote.

Como no me di cuenta de la relación de este madero, con las historias de la flauta de bambú que mi padre con tanto animo escribió, yo pensé realmente que había perdido hace tiempo su preciado instrumento.”

Sin embargo el instrumento estaba allí y por algún motivo, Ginzo Bunzai lo había armado formando parte de la estructura del mástil.

Talvez para solo poder tocarlo, cuando finalmente acabara su viaje en barco; viéndose obligado así a destruir el mástil como un símbolo inminente del fin de su viaje.

¿Seria todo esto un nuevo mensaje para Gamel Bunzai?

Muy pronto, algo inusual ocurriría.

Mucho tiempo había pasado ya, desde que Gamel Bunzai se alejo de su hogar.

Las noches y los días se turnaban monótamente y el agua era lo único que le hablaba; el agua y el viento en lenguajes imprecisos.

Pero no había visto hace rato ya, ningún pájaro o animal volador.

Ese día fue diferente, un gran pájaro de pico largo y ancho, cruzo de repente el cielo.

Y Gamel Bunzai pudo sentir la cercanía de la tierra, se alegro como un loco.

Se sentía completamente extasiado, cuando vio a lo lejos primeramente, una figura que hacia el sol poniente se le divisaba venir directamente en su dirección.

Primero pensó que era otra de esas luces, como la de aquella noche mágica.

Pero no, luego se dio cuenta de que algo demasiado animal se movía en las alturas.

Su cuerpo agraciado en el vuelo, poco a poco se fue distinguiendo, hasta denotar las marcas inconfundibles de los pájaros.

Sus alas poderosas viajaban en silencioso planeo, descansado y abúlico.

Era como si el ave se deslizara por entre las nubes, sin casi aletear.

Como a 50 metros, el ave desarrollo un giro sorprendente hacia la izquierda y cayo en picada al mar.

El ave estaba pescando.

Fue como un sistemático deseo cumplido, el que experimento Gamel Bunzai ese día; se consideraba acompañado, recordaba que no estaba solo en el mundo.

Ese pájaro le había devuelto la esperanza de un mundo futuro, un mundo en el que Gamel Bunzai, pudiera compartir sus vivencias tan aventuradas con otra gente.

El pensó que como era lógico de esperar, alguna tierra tenía que estar cerca de ellos.

Estuvo contemplando varias horas, mientras el pájaro inusitadamente atacaba las aguas con su asombrosa técnica de pesca.

Gamel Bunzai decidió que ya era tiempo de llegar a algún lugar firme.

Esa noche, después de que el ave se alejara en la oscuridad, Gamel Bunzai se sintió triste y melancólico; realmente nunca había llorado plenamente desde aquella vez en que se dio cuenta, de que estaba perdido en las aguas; pero esa noche, Gamel Bunzai recordaba todo como si fuera ayer.

Su corazón por primera vez le dolía realmente, sentía que ya nunca más volvería a ver a sus padres ni a sus hermanos.

Presentía que su camino estaba demasiado alejado de ellos ahora y era natural, que los extrañara y se sintiera alienado.

Sin embargo, a pesar de todo se sintió orgulloso de si mismo, de su fuerza y resistencia y de que su alma, nunca había permitido dejarse caer en el intento.

Pensó una y otra vez en su padre, se sentía realizado también, con el hecho de cumplir el sueño de su padre y esperaba algún día, por dejar constancia de que su padre tenía razón.

Todas esas noches y todos esos días flotando a la deriva, todas las argucias a las que tuvo que recurrir para dirigir ese barco que había sido tan dócil con el.

Para sobrevivir.

Todos esos pescados que lo habían alimentado y el agua de lluvia, que recogía en los trapos y que después, había guardado en un tronco hueco que saco del bote; a manera de recipiente.

La sabiduría de las estrellas, como un mapa completamente preciso y confiable, el cual lo había guiado hasta esos lugares.

El conocimiento del viento y el movimiento de las nubes, también le eran importantes para su navegación; era todo un marinero Gamel Bunzai, como su padre o mejor.

Los ecos persistentes del océano y su carácter variable, finalmente lo habían curtido y endurecido como a una vieja suela de zapato.

Ya no era el niño dulce y suave que salio de aquella isla, ya no se le veían esos ojos de inocencia e ingenuidad.

Ahora Gamel Bunzai era un ser con la piel amarga, dura y salada; con una voluntad de hierro y una mirada tan penetrante, como una daga afilada.

Su voz ni siquiera era igual, ahora sonaba tosca y gruesa, y muy, muy pocas palabras salían de su boca.

Su mente era como una vela en medio del ventarrón, siempre atenta y meditativa.

Las manos agarrotadas de las cuerdas, el trabajo arduo y el agua, lo que le había arrugado mucho antes de tiempo su cándida piel.

Su cuerpo esbelto y crecido, bastante flaco y ágil, parecía un gato callejero dispuesto a matar o morir.

Gamel Bunzai sentía el impulso de la vida fervientemente, constantemente recorriendo sus sentidos adormecidos le impulsaba a seguir adelante.

Y así como un día de pronto se dio cuenta de que estaba perdido, otro día encontró a lo lejos, lo que tanto tiempo anhelaba ver.

Tierra firme y hermosa a babor.

Gamel Bunzai sabia que no era su hogar, el aroma era distinto y la brisa traía nuevos cantos, en diferentes lenguajes oníricos.

El brillo platinado del sol sobre el agua, le entregaba un sabor aun mas añejado al cuadro visual.

El efecto de la sombra y el color, eran indudablemente más intensos.

Una isla triangular y concentrada, con aparentes frondosos bosques naturales; con árboles bastante grandes, ya estaba atardeciendo.

Al caer la noche, Gamel Bunzai calculo en más de 30 kilómetros de distancia, entre la isla y su bajel.

Eso seria un par de días enrumbándose hacia el ensueño hecho realidad, de que esta isla, lo atraía con toda la fuerza eléctrica de los rayos y las centellas que cayeron esa noche.

Fue una tormenta suave, con rayos que caían muy cerca; como si toda la atmósfera del islote, se estuviera envolviendo en ella.

A los destellos eléctricos, con la luz del rayo Gamel Bunzai, veía como la isla se alumbraba momentáneamente.

Un flash de claridad, en el medio de la negra y nocturna sinfonía.

La lluvia no era muy fuerte, pero si persistente como un enjambre de hormigas hambrientas.

Las olas, moderadas en su danza ecléctica, le despejaban rápidamente el camino a la embarcación de Gamel Bunzai.

Era como si todo se confabulara para que el botecillo, llegara prontamente al pedazo de tierra aledaño.

Y los ojos de Gamel Bunzai, unos ojos que brillaban más que los rayos mismos, la lluvia que se detenía en las comisuras de los labios de Gamel Bunzai, el que se mantenían sereno como si ya nada importara.

Talvez mañana podría estar pisando esa tierra.

Gamel Bunzai no durmió esa noche, se mantuvo en vigilia, con su cabeza erguida y la mirada al frente; cada minuto era una hora exacta.

Acuclillado en la barcaza, Gamel Bunzai mantenía firme su postura física.

Sentado recogido en las rodillas, con las manos entre las piernas moviendo nerviosamente a ratos, los dedos fuertes.

En silencio esperaba, escuchaba su corazón, sus tripas sus ojos moverse.

Escuchaba el sonido de la tormenta, el sonido de la oscuridad.

Escuchaba los ecos del pasado envueltos en un fuego acosante y repetido.

Escuchaba el sordo silencio; la marea en su deslizar como una garra sobre seda.

El inacabable sonido del mar costero, la profundidad se presentía a lo lejos; ahora eran aguas limítrofes.

Gamel Bunzai pensó discretamente, acerca del como ingresar a las corrientes de la nueva isla.

¿Existiría coral peligroso?

¿Cuan fuertes sean sus corrientes?

¿Existirían risco u rocas traicioneras, en la cabeza de playa?

Gamel Bunzai sabia que tenia que fijarse, en las ondas del mar al entrar por el cuerpo de tierra.

Además de que el azul del océano, también estaba cambiado de grado cromático.

Las aguas bajas siempre son más oscuras que las mas profundas, salvo cuando hay arena o material claro debajo.

Y el tono ultramar del océano ahora, era mucho mas intenso.

Como un añil azabache muy bello y aterciopelado, las crestas de las olas, que ya eran como rizos de un niño, en vez de largas cabelleras salvajes de los dioses coléricos.

Llego el sol y aun quedaba un buen trecho, Gamel Bunzai acechaba desde lejos, todo ese paisaje visual, teofánico y glorioso.

Entonces; empezó a dudar, sentía algo raro en su estomago.

Se empezó a sentir intimidado con la presencia del islote, de repente, perdió en control.

El barco estaba a unos 15 kilómetros o menos.

Pero Gamel Bunzai ya sentía una fuerte marejada, muy extraño esto, debido a que no aparentaba estar agitado el mar en al superficie.

Algo profundo y violento, se atormentaba en las profundidades; era como si se cruzaran serpientes marinas, de gigantescas proporciones y en el fondo, sombras nada más.

El bote se movía fuerte, las corrientes hundidas en su golpe, se volvían cada vez más repentinas.

Al principio Gamel Bunzai se sintió aliviado, porque estas corrientes lo acercaban aun más rápido hacia la isla; pero después empezaron a inquietarlo con su ilógica actitud, era como si no avanzaran ni retrocedieran.

Se estaba moviendo en círculos muy amplios, dejándose atrapar por un vacío invisible, en algún lugar muy cercano a el.

El mar se estaba abriendo frente a sus ojos, Gamel Bunzai veía un desfile de espuma que emergía silbante como de la nada.

Como una ballena enorme y completa; o como un gran bostezo de Poseidón con sus barbas al viento.

La embarcación estaba siendo fuertemente atraída, por ese vértice inquietante y sublime de agua.

Pero cuando Gamel Bunzai miro más atento el movimiento de las aguas, descubrió entonces un ojo vacío en el centro de un dantesco carrusel.

Era un remolino, algo que el no sabia por que ocurría; siempre había escuchado de ellos, pero jamás había tenido la oportunidad de verlos personalmente.

La gente decía que eran fenómenos mortales y en extremo peligrosos; que te arrastraban primero como un dulce sueño y terminaban, finalmente en una vertiginosa trampa de pesadilla.

El bote poco a poco avanzo y Gamel Bunzai, en vano trato de rema a contra corriente.

Sus brazos sudorosos se rindieron ante tamaño rival, Gamel Bunzai se aferraba a su morral de cuero y rebuscaba en su interior.

La barcaza estaba siendo tragada literalmente, por este remolino que cada vez, estaba cogiendo más velocidad y amplitud; a su vez, el ojo vacío se abría lujuriosamente, con un hambre insaciable.

Todo comenzó a girar, la vida el sol la isla y la barca.

Gamel Bunzai seguía afanadamente buscando en su morral, hasta que encontró lo que buscaba.

Saco una tripa de pescado, la mas grande que tenia; esas tripas eran utilizadas por el, para sellar, amarrar e incluso servir de alimento en épocas de emergencia.

Comenzó rápidamente a soplar en ella e inflarla, la amarro y comenzó a hacerlo con las demás tripas que tenia.

Solo había 5 tripas en el morral de Gamel Bunzai, pero le dio un suficiente poder de flotación.

Se amarro alrededor del cuerpo el artilugio salvavidas y se preparo para lo peor.

El bote crujía ya ensartado en el eje del remolino, el cual comenzaba a engullirlo fríamente, con su pesada carga emocional.

Gamel Bunzai se aferro a la flauta de su padre y mantuvo el equilibrio.

El movimiento era desesperante, mareado sintió más que nunca ganas de vomitar.

El poder del remolino tragaba su barco y su cuerpo, cuando cerro los ojos sintió el agua abrazarlo, desdoblo su espíritu y espero estoicamente el final.

Giros como una veleta, curvas como un espiral, se infiltro en el reino de lo imposible y alcanzo a ver los espíritus, el océano finalmente había ganado la contienda, entonces relajo todo su cuerpo y dejo exhalar el ultimo aire de sus pulmones, ese momento ancestral del deshielo del alma.

Abrió los ojos y se vio gravitando entre la luz y la sombra, el cuerpo como un paramecio en su charca, avanzando en silencio, ese profundo silencio abismal.

Los flotadores rápidamente lo sacaron a la superficie, Gamel Bunzai yacía entre el cielo y el agua.

Como un corcho.

Miro el sol nuevamente y sonrió como un niño travieso, se sintió acomplejado y no encontraba lucidez mental aun.

Las tripas de los pescados, lo habían salvado.

El remolino desapareció así como apareció, con mucha elegancia y suspenso.

En las aguas, Gamel Bunzai sentía calor, como si fueran aguas termales y eso, le pareció muy interesante.

Parte de su embarcación se hallaba flotando ante a el naufrago.

Gamel Bunzai recogió a nado, unos trozos de maderos y la flauta que estaba milagrosamente allí al lado; su padre no lo dejaba nunca solo pensó.

Se sintió alegre y a pesar de la tragedia, estaba aun más feliz y estimulado en su viaje.

Se aferro a los palos que amarro como pudo, y lateralmente se recostó en ello; quedando un lado encima y otro dentro del agua con las dos piernas, para poder bracear y patalear fácilmente.

Gamel Bunzai se acercaba a nado a la isla, no más de 5 kilómetros quedaban ya; sin embargo el cansancio ya aparecía como un perro rabioso que ataca las piernas y los brazos.

Gamel Bunzai nadaba como podía, se concentraba plenamente en su meta y no sesgaba de esforzarse.

Su corazón latía constantemente, las piernas seguían respondiéndole y avanzaba; Gamel Bunzai veía como los árboles y la tierra, ahora eran mucho mas visibles y confirmaban, su magnifica realidad.

Después de tanto navegar, finalmente llegue se decía a si mismo.

Finalmente llegue.

Las piernas seguían la mirada y los brazos no paraban de agitarse buscando el ansiado aterrizaje.

De pronto una de sus piernas se acalambro, Gamel Bunzai sintió como si le hubieran enroscado una toalla en el cuello y apretado; soltó un grito y casi se suelta del tablón, pero aguanto y estiro la pierna a como de lugar.

Sin embargo, alcanzo a tragar agua y una acidez demasiado árida, estaba empezando a carcomerlo por dentro.

Resoplando respiraba Gamel Bunzai, cuando simplemente se dejo llevar por el mar; entonces se entrego y entumecido se dio cuenta, de que la isla lo acercaba hacia ella nuevamente, las corrientes lo conducían definitivamente a tierra firme.

Solo quedaban mil metros a lo más.

Gamel Bunzai sabia que las olas de la bahía, atentaban de ser su mayor peligro, pero también podrían ser su apoyo más fiel.

De tanto estudiar el mar, Gamel Bunzai se había dado cuenta de que muy fácilmente las olas, podían llegar a ser utilizadas como sendas de caminos rápido y seguros, si uno se mantenía sobre en equilibrio sobre la cresta.

Cuando las olas comenzaron a crecer, Gamel Bunzai diestramente aprovecho de sus fuerzas y empezó a deslizarse sobre ellas.

Soltó el tablón y dejo solo una madera plana, se subió de pecho sobre ella y comenzó a surcar las olas.

Las olas lo acercaron velozmente a la playa, no tuvo mayor problema al salir del océano a tierra firme.

Las olas finales talvez le hicieron rasparse un poco contra el suelo arenoso y el tablón, lo que le había dado un golpe en las costillas, pero nada grave tan solo el dolor.

Cuando Gamel Bunzai finalmente se erguía sobre la tierra, se sintió tan mareado que a los pocos pasos sobre la playa, cayo de bruces y todo se volvió negro.

Soñó que estaba en una cumbre alta y brumosa bien sentado, el solo sobre la faz de la tierra y un águila gigante, pasaba a su lado en cámara lenta; hacia muchísimo frío y su cuerpo estaba envuelto en mantas rojas y una bandana en la cabeza peinaba sus cabellos, largos y grises.

De pronto, escucho una voz que lo llamaba desde las tierras bajas, allá muy abajo en los valles poblados.

“Gamel Bunzai, Gamel Bunzai.”

Repetía la voz desesperada.

“Tarky Kalagmy, Tarky Kalagmy.”

Gamel Bunzai abrió los ojos que se le habían cerrado, como dos conchas marinas bien selladas.

Se arrastro por la arena que raspaba su piel dorada, sintiendo toda la fuerza de la gravedad terrestre sobre su cuerpo.

Apretó entre sus dedos los elementos de la arena, comió en su boca los granos y jugueteando con su lengua, descubrió el sabor de su textura mineral.

El color de la tierra y el verdor de la flora vegetal que se hallaba ante su mirada, todo esto lo aturdía en paradojas emocionales.

Sentía tristeza y felicidad al mismo tiempo y nada era claro en su mente, solo el eco retumbante de las olas y este atentado de sensibilidad que lo arrebata, que lo desnudaba completamente ante la vida.

Estaba vivo, respirando a empellones pero todavía tenia aliento.

Y podía sentir la inercia del dejarse caer, la sensación de anclarse y estabilizar horizontes más fijos; aun así, se hallaba mucho más mareado y congestionado, que en el mismísimo mar flotante.

La fuerza de la costumbre es una misteriosa tendencia.

Gamel Bunzai volteo el rostro y miro hacia la costa, embelecado por la imagen dulce y tranquila del mar, comenzó a llorar silenciosamente.

Tenia la flauta y el bolso de cuero amarrados como un lastre a sus caderas, se acerco a las palmeras que abrían paso a una densa jungla verde y ruidosa.

Escuchaba los cantos de múltiples pájaros exóticos para sus oídos y sonidos que aun no era capaz de identificar, el croar de las ranas y el zumbido del mosquito.

La calidez del suelo en sus variadas texturas y colores, la piedra bajo sus pies le recordaba un tiempo perdido.

La tierra envuelta en descomposición mágica de lo orgánico y los insectos curiosos que se fundían en ella.

Todo era una sinfonía hermosa de ruidos, ritmos y esencias de los sentidos sobre estimulados.

El aroma del vegetal y la savia lo inundaba todo y la humedad tropical le entregaba por fin, algo de suavidad a su piel curtida por la sal marina y el viento constante.

Se arrimo a un árbol grande de lianas colgantes, sobre su piso mullido de hojas secas y descoloridas, en donde se recostó extenuado con la cabeza sobre el tronco.

Gamel Bunzai se durmió como el mismo tronco en que se recostaba, agradeciendo con su alma en silencio.

A la mañana siguiente Gamel Bunzai despertó bien entrado el día; los reflejos del sol sobre las cosas, lo interrogaban como un juez indulgente acerca de su origen.

Gamel Bunzai sonrió y se estiro con toda la calma del mundo, se reincorporo y se rasco un poco la espalda y la cabeza, enjuagando sus labios con las gotas de lluvia que quedaron en el follaje cercano.

Lo primero que comió fueron las hojas de ese árbol que le sirvió de cobijo, como si fuera un ritual mágico de acercamiento al nuevo mundo.

El sabor pastoso de la clorofila inundo sus papilas y su lengua se puso verde; un verdadero agrado al paladar, después de tanto pescado y agua.

Entonces fue cuando se sintió verdaderamente enfermo; era como si durante toda la travesía marina, el hubiera desconectado un cable en su cabeza, para soportar con inhumana resistencia las falencias alimenticias que inevitablemente lo fueron desgastando.

De hecho, si el viaje se hubiera seguido alargando, Gamel Bunzai habría muerto irremediablemente de desnutrición vitamínica.

Sus labios lacerados y carcomidos lo atestiguaban, en conjunto con su mirada que había perdido claridad, las pupilas se estaban endureciendo y perdiendo la capacidad de ver bien.

Flaco como un perro abandonado, los huesos le impedían a la piel seguir adelante.

Los temblores y las arcadas también se habían presentado ya, como síntomas funestos de un avanzado estado de enfermedad; pero Gamel Bunzai solo sabía que había llegado justo a tiempo y eso le asombraba aun más, que haber descubierto ese paraíso.

Era como si el tuviese ahora, una mayor convicción sagrada de su viaje; como si estuviera destinado a lograrlo, agradeció desde la distancia a sus padres y hermanos, por haberle dado tantas fuerzas y energías.

Gamel Bunzai le agradecía a la vida y al poder divino del cosmos y el planeta; también se agradecía a si mismo por no haber desfallecido en el intento, le agradecía al gran espíritu con fervorosa presencia de animo.

Su cuerpo nuevamente paso por una etapa larvaria, en donde la enfermedad que lo acosaba se convirtió en su mejor aliado.

Gamel Bunzai perdió varios dientes también, en su travesía extrema.

Durante 3 días estuvo hibernando debajo del árbol tropical de lianas colgantes, comía algunas frutas y hojas silvestres cercanas, también comía las semillas amargas de los árboles.

Comió todo tipo de insectos y arañas que se encontraba en el manto orgánico del suelo de la selva e incluso; alcanzo a coger unos cocos, los que le sirvieron de mucha ayuda.

El agua de coco es uno de los mejores tónicos para la estimulación de la salud, también energetiza e hidrata tremendamente y limpia el organismo.

Gamel Bunzai poco a poco se fue volviendo mas grueso y resistente, al cabo de una semana ya era un hombre diferente; no sin razón se dice que uno es lo que come.

En la segunda semana en la isla, Gamel Bunzai comenzó a explorar los alrededores del árbol.

Encontró selva adentro en una parte bastante alta, unas excavaciones naturales como túneles bajo tierra, que lo llevaban a unas bóvedas bastante amplias; unas cavernas de techo bajo y bien aislado del frío y el viento, resolvió entonces pasarse a una de estas cuevas a las que entraba, atravez de estos túneles largos y angostos, tallados por la naturaleza y escondidos en la roca alta de la montaña.

Desde allí, Gamel Bunzai salía todos los días a recoger frutas y semillas silvestres monte abajo, cocos para hidratarse y comer, e insectos y animales pequeños que comía con gustoso agrado.

Ardillas y roedores, pequeños mamíferos y algunos lagartos también.

Probo varios días de hacer fuego, pero no podía lograrlo aun; los animales debían entonces ser comidos crudos, lo que le daba a Gamel Bunzai, un aspecto mucho mas salvaje del que tenia antes.

Gamel Bunzai sabía que tenia que lograr hacer fuego, porque la verdad es que no le gustaba nada eso de comer crudo y las noches oscuras eran un poco inhóspitas.

Pero la necesidad muchas veces es más grande, que el pudor o el asco; y Gamel Bunzai soporto como un guerrero, todas las condiciones adversas de la isla.

La isla no era muy grande sin embargo Gamel Bunzai, no había recorrido más de 4 o 5 kilómetros de distancia desde la línea costera de llegada, se movía cuidadosamente entre la playa, la selva tropical baja y las rocas altas en donde se ingresaba a los túneles de las cuevas.

Desde las alturas Gamel Bunzai miraba el horizonte y el lado oriente de la isla, la mitad desconocida de la isla; a lo lejos en la otra punta extrema del paisaje, se veían grandes rocas azuladas y grises con unos seres pesados y extraños, que se arrastraba sobre las piedras; incluso alcanzaba a escuchar muy sutilmente, una especie de lenguaje jadeante y lastimero que lo llenaba de angustia y horror.

Gamel Bunzai decidió no acercarse a ese lugar y determino el lado oriente de la isla, como prohibido hasta nuevo aviso.

La isla entera no debería de medir menos de 30 kilómetros de diámetro.

Gamel Bunzai sentía que estaba perdido en el tiempo, paulatinamente se fue acostumbrando a caminar más tiempo y buscaba con desesperación, alguna forma de hacer fuego.

Un día de esos, Gamel Bunzai diviso humo a lo lejos, a unos 2 kilómetros por la costa al final de la playa; en un lugar que el ya había explorado, en donde no había visto nada mas que unas rocas bastante extrañas como lenguas petrificadas.

Se levanto y miro bien, afino la vista y despertó el sentimiento de la aventura y se encamino hacia el humo.

Al poco rato llego al lugar y presencio atolondrado, un espectáculo dantesco y hermoso a la vez; desde las aguas marinas surgían vivos ríos de lava ardiente, naranjas como el sol incandescente.

Esta lava al salir a flote, generaba una humareda densa y un sonido chirriante de mil resoplidos de alta presión.

El fuego liquido se iba lentamente solidificando encima de las capas de esas piedras extrañas, piedras que ahora el sabia que venían de allí.

Corrió a buscar leña y palos, amarro en forma de antorcha varios leños medianos y los engraso con el cebo de los animales muertos y partes de pieles le ayudaron a amarrarlo todo.

Como un gran cerillo, luego preparo una gran pira en la caverna y partió de vuelta al sitio de la lava nuevamente.

Tardo varias horas en prepararlo todo y Gamel Bunzai esperaba que no se hubiera acabado el fenómeno de lava ardiente, por eso actuaba con gran expectativa y sudo como nuca recogiendo madera.

Finalmente llego al lugar ya empezando el atardecer, cansado y aburrido de ir i venir, pero con un ánimo férreo, tomo la antorcha y la hundió con cuidado en una de las fumarolas enrojecidas de la orilla.

Casi se quema con los vapores calientes del agua evaporada, pero logro prender la antorcha y se alejo rápidamente, en dirección al campamento.

La antorcha estaba bien prendida y Gamel Bunzai corría como nunca, llego a la playa y prendió un montón de hojas secas que había juntado con las que avivo el fuego de la antorcha y le añadió más palos ensebados, hizo una fogata pequeña y espero unos minutos.

Recuperado ya de aires, procedió a subir por la selva tropical hasta la cueva en las rocas altas.

Con la antorcha renovada y bien prendida, avanzo perdiéndose como una luciérnaga fugaz, por entre la espesura de la noche y las plantas.

La noche anunciaba su triunfo sobre las sombras, Gamel Bunzai había encontrado el fuego.

Esa noche llego a la caverna y prendió el fuego, una buena hoguera y una gran cantidad de palos le daban la plena seguridad, de que el fuego se mantendría vivo por varios días.

Inmediatamente el techo de la caverna se fue hollinando lentamente y el humo escapaba por la grieta alta del espacio y el túnel en subida que tenia como ingreso, Gamel Bunzai se sintió como en su hogar, reconociendo la cercanía de la palabra hogar con hoguera y con razón.

El calor era tan bueno y relajante, que Gamel Bunzai tuvo su primera teofanía espiritual allí esa noche.

Presencio el fuego y sus rebeldes formas cambiantes, entendió la imagen de su color y el significado del pacto con el aire.

Gamel Bunzai veía rostros y personas caminado en el fuego, percibía voces del crepitar de sus llamas y se dejaba arrullar por su energía irradiante y solar; la luz estaba con el y el veía en la oscuridad.

Gamel Bunzai entendió que las cosas del mundo no son lo mismo, cuando están cegadas por las tinieblas y que todo con un poco de luz calórica, aclaraba la visión de la conciencia.

Durante semanas enteras, Gamel Bunzai se dedicaba a recoger madera, comida y agua; alimentando tanto al fuego, como a el mismo.

Empezó a hablar con el fuego y a percibir las salamandras que surgían de sus emanaciones.

Se pintaba con el hollín, recubriendo su cuerpo y su rostro de negro, para salir de noche a cazar animales más grandes.

Se construyo lanzas y arcos, tenso cuerdas y aparejos con tripas y cerdas o pelos trenzados, también aprendió a utilizar ciertas fibras vegetales, como muy buenas cuerdas.

Volvió a construir una pequeña balsa, pero no era lo suficientemente segura como para pescar en mar abierto.

En la mañana temprano, con la marea baja Gamel Bunzai pescaba desde las rocas occidentales de la isla, eran como canales de afiladas rocas que se dejaban ver, cuando la marea bajaba; entonces Gamel Bunzai se internaba por entre ese laberinto de cuchillas y llegaba a los lugares lejanos en donde los peces recorrían los recovecos y las pozas de las rocas mas lejanas.

Sacaba buenos pescados y muy sabrosos, en poco tiempo Gamel Bunzai tenia barba y un cuerpo atlético y musculatura fuerte y preparada.

Su carácter se volvió rudo y directo, la voz cambio y se enronquecía; Gamel Bunzai tomaba lo que necesitaba de la naturaleza y meditaba ante el fuego constantemente; pasaron fácilmente unos 3 meses y aparentemente no había rastro de ningún ser humano en la isla aparte de el.

Los seres que había visto en los primeros días en la isla, siempre lo llenaban de curiosa insistencia; se preguntaba, ¿que serian esos seres?

¿Serian peligrosos o dañinos?

Pero ahora Gamel Bunzai ya no tenía la timidez ni el carácter asustadizo, del niño que salio de su tierra y surco sin quererlo el océano, llegado hasta esta isla.

Gamel Bunzai se sentía confiado y tranquilo ahora, se veía fuerte y distinto en su cuerpo y su voz; resolvió entonces, descifrar el enigma de esos seres extraños, porque ahora no sentía terror y quería explorar la isla completamente.

Se preparo y partió muy temprano, alimento bien el fuego y se fue después de comer algo; comenzó el descenso del lado este de las rocas altas, un descenso mucho mas escarpado y violento que el de la playa occidental.

Llevaba lanzas y un arco con flechas, llevaba una provisión de carne asada y semillas, un poco de cuerda enrollada.

Tardo varias horas en bajar la cuesta que estaba repleta de saltos y quebradas en donde descubrió un arroyo de agua dulce.

Bebió extasiado el líquido natural, el que rebrotaba de unas rocas de la quebrada, Gamel Bunzai ahora tenia agua limpia.

Resolvió entonces, seguir la senda marcada por el arroyo; el arroyo que no era muy ancho, en una parte de la bajada se volvía una laguna bastante grande y profunda; como pudo comprobar Gamel Bunzai, al tirarse a nadar en ella.

Flotaba de espaldas en la dulce laguna, adormecido por las voces de la brisa entre las ramas.

La superficie del agua rosada por el aire, le daba un movimiento ondulatorio que invocaba al descanso y la quietud.

Gamel Bunzai estuvo toda una eternidad sumergido, recordando la sensación del agua dulce sobre su piel callosa.

Esta agua era como un bálsamo que curaba todas sus heridas y le imprimía nuevos bríos, para seguir adelante.

En ese momento Gamel Bunzai se sentía todo un semidiós, la realización del ser humano ante la resolución de sus problemas básicos y el triunfo sobre la adversidad.

Entendió el valor de la vida natural y de que el hombre no debía estar pensando en que la vida era muy complicada, el hombre debía enfrentar la vida y confiar en sus fuerzas y capacidades.

También se convertía hacia una actitud reverente cada vez más asumida a diario, de adoración congraciada por la naturaleza material del planeta virgen; percibiendo directamente el poder de la creación cósmica y sintiéndose el hombre como parte integral de ella.

La noche cerrada le anunciaba un retiro forzoso a gamel Bunzai, el agua caía a cantaros y la lluvia se arremolinaba, en nubarrones profusos; por sobre todo el cielo de la isla, el sonido monótono que aquieta el corazón le roía el oído. Las gotas con fuerza sobrehumana, caían en un sonido intenso y sobrecogedor, los truenos luminosos, lo inquietaban en lo profundo de su alma.

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