identidad...


La gente afanosamente busca transformarse, e invariablemente son seducidos, por las estrategias absolutistas del cambio.

¿Que cambian?

La identidad necesaria para ser la imagen pública correcta; por la que de una u otra forma, estéticamente nos intervenimos.

¿Cual es esta imagen?

Lo primero es descubrir que es lo que queremos decir, o expresar con ella.

Se puede describir como un fenómeno intelectual, pero también se concentra en la impresión y el sentimiento percibido de lo que nos rodea.

¿Desde cuando nuestro cuerpo, es el caballo de esta batalla social?

Desde siempre, lo que le hacemos nos transforma o libera, luego nos tiraniza y aburre.

Nunca llegamos a la satisfacción plena, los estímulos son el fundamento sensual de la estética visual de los cuerpos.

Y lo que una vez era y ya no es hoy;

¿Como puede seguir siéndolo?

Solo como una imitación estética o formal, de aquel instante que interviene, en las superficies de nuestro cuerpo y lo transforma.

Cambiamos para quedar igual, que paradoja inquietante.

En último caso, se puede describir como la intervención cuasi alquímica; de la alteración o la remoción de la piel y sus miembros.

El cambio es necesario, pero es realmente el mensaje el que concretiza esta tendencia vital; los mensajes que hayamos apropiado y aprendido, desde nuestro mundo externo y experimental.

Pero no todo lo apropiamos a nuestra identidad personalista; y es esta esencia de lo que discrimina en el ser, la que nos indica que si y que no es deseable hacer.

Las costumbres también influyen notablemente en todo esto.

Cuando la apropiación de una idea es sublimada en la experiencia, de una u otra forma surge el cambio y el cuerpo en su apariencia se transforma.

La naturaleza nos transforma a una velocidad más o menos regular, nosotros por nuestro lado también influimos en esto; con nuestro propio estilo de vida.

Las costumbres y las modas son directrices que pretenden demarcar conductas preferibles, formas de ser y expresarse, pero lo mas importante; determinan concretamente la forma en que nos vestimos, nos demostramos frente al mundo físico externo.

La gente usualmente entiende su apariencia, no como un concepto, sino como un requisito para ser aceptado o rechazado; no solo culturalmente como ocurre en una ciudad de primer orden, sino que también como en un culto tribal podría también suceder.

Tendencias de moda, cuando el cambio busca demostrar una esencia es profundo y cíclico, pero cuando el cambio es simple exhibición, todo se torna mucho mas neurótico, aburrido y predecible.

Esto es debido a que no se esta seguro de lo que se quiere demostrar, se quiere simplemente exponer, pero no se siente el peso de su imagen propia.

Como cuando nos damos cuenta de que un mal actor esta rondando en las tablas.

Esto va mas allá de los vulgares juicios valóricos, inmediatístas y previsibles del común de la gente.

Los cambios surgen de un deseo de expansión vital, porque la ola de frecuencias; debe transformar y trasladar su energía, para poder expandirse así en el espacio.

La comunicación social se ha vuelto extrema y en redundancia y corriente relativa, de imposición visual.

Los fenómenos de la precipitación óptica no son neutrales, son puntos de quiebre radical; el lenguaje estético en el cuerpo humano, se a vuelto imitativo de las catástrofes naturales.

El fuego quema y tatúa, marca y funde, el agua húmeda de las pinturas y los variados tintes; la misma costra es un líquido vital petrificado. En la coagulación se encuentra la inmortalidad utópica.

Diferentes sistemas de fijado en los sustratos físicos, como un lienzo que se toca y da forma e imagen impresa.

La tierra también cambia nuestra piel, con sus efectos erosivos y adhesivos; la perforación del viento mordaz y el fálo incisivo eterno, del cuchillo fino.

¿Que abro?

Mi cuerpo, mi piel y mi sangre.

¿Como lo hace?

Fisiológicamente a través de los procesos comunes; pero en la transformación física del corte, se halla una velada esperanza de cambio, más bien social.

La incomodidad con nosotros hiberna hasta que decidamos, que tenemos que cambiar nuestra situación estética; llegada un momento en que es percibida, como una necesidad imperante.

Ese sórdido deseo de querer ver la transformación vital, nos acerca al momento sacro de la divinización del hombre, cuando fue marcado por el fuego de la combustión aérea y oxigenada, tomando un cuerpo material.

El que no entiende a dios, finalmente no se entiende a si mismo; el cambio es real.

El gran transformador es una abstracción demasiado inquietante y atractiva; todos somos en parte de aquello, cuando nos atrevemos a demostrar, a dar fe de algo, fijamos los cambios.

Pero la cuestión va mucho más allá de lo religioso e inclusive filosófico, es una aseveración discreta de la naturaleza que nos seduce e hipnotiza; el velo de Isis en todo su esplendor, demarcando una nueva capa.

Damos prueba de valor, y creemos fundamentalmente en algo; no hay respuestas en la idea de la apariencia, solo encomiendas de la percepción.

Tenemos una sustancia humana y cerebral, hormonal e intra-eléctrica que siente vibrando; desarrollamos patrones de magnetismo viviente y expelimos aromas e información sensual constantemente.

Los colores que usamos, las prótesis que aprovechamos, los estrechamientos y perforaciones.

La magia de los metales y los cueros ceñidos, el brillo y la voluptuosidad anidan en nuestros anhelos de sobrevivencia cultural.

Envoltorios constantes han sido los que nos llevan por esta vida, de un envoltorio plasmático y carnoso salimos; porque así estuvimos contenidos, en módulos unicelulares de apariencia circular.

Salimos a envolvernos nuevamente, con los vellos y los trapos, nuestro cuerpo nunca esta aislado; ni siquiera en la mismísima muerte, deja de tocarse con algo.

Si sabemos que el universo elemental nos moldea y contiene, entonces deseamos intervenir en el proceso; comienza la expresión de la personalidad, la tendencia mágica del disfraz implementado.

El cambio físico auto infringido es un proceso real, buscamos utilizar el poder creativo del todo externo, y refugiar nuestra existencia en una certeza extrema de identidad.

El cambio sucede y los demás reaccionan.

También podría uno resistirse al cambio, pero igualmente así se fijan estéticas de apariencia y esto aun más fácilmente.

¿Cual es la frecuencia correcta del cambio?

Buena pregunta; el ¿quien soy? se convierte en el, ¿que debo ser?

Finalmente uno llega a pensar en, ¿que debo aparentar ser?

Todo esto determina los cambios externos de una persona ignorante en si misma...

Otra perspectiva

Cuando tenía quince años, mi vida giraba en torno a la violencia y su frustración; no niego que existiera en mí, una faceta dulce y espiritual, pero siempre estaba demasiado interiorizada como para informarla coherentemente al mundo.

Marcado por el incierto destino del nómada, la resolución del mandato social me ahogaba demasiado.

Las calles se abrían de par en par y nosotros, las recorríamos con ansias; lo que encontraras allí, podría ser muy extremo.

Estados alterados, conflicto y deseo, palizas, el cliché de la mano en la acera y contra el muro y el vomito vespertino; los que se mofaban y el desierto amigo.

Las cadenas y el cuchillo encerrado en el silencio; gracias a dios lo que ocurrió no fue tan malo, las cosas se enredaban tan fácilmente.

El descontento insatisfactorio; encadenado a nuestros sueños tóxicos, de un país endémico; el marginalismo exacerbado y su mirada inútil e infantil.

Uno se plantaba y caminaba frente a frente; las guerras sucias no formaron parte de todo esto, aunque si fue bien terrible.

La pluma no estaba de moda, los tachos metálicos si; veíamos los ojos del diablo brillar por entre las rendijas del callejón oscuro.

Muchas cosas y el olor del frío, en lo grueso del pavimento; ciertos rincones del profundo pernoctar.

La chaqueta negra y única, no era el ropero de lo que nos preocupábamos; la muerte se hallaba frente a nosotros, los extraños hijos de las guerras.

Unos de un lado y otros del otro; siempre fuimos los hijos de nuestra descendencia, las intenciones cambiaron, también ciertos métodos; pero claramente todo era mas real.

¿Se cansa uno de pelear?

Si tiene buenas razones, creo que no; pero la coerción maldita desgasta.

Los muchachos que salen de la guerra, vuelven a sus hogares; rodeados de fantasmas y alientos vacíos, la herida aun no seca.

Cuando uno vuelve a casa, el nido magistral puede no ser lo que creímos que era.

La historia sigue recorriéndonos, algunos cambian y otros no.

¿Cual es el significado del cambio?

Si tan solo habláramos científicamente, el cambio seria algo concreto e inútil de justificar; porque ya es una constante del biorritmo, más que el cambio es la latencia.

Pero como se que muchos de ustedes seguirán siendo los románticos empedernidos; le diré que lo que transforma es lo que destruye nuestros sueños.

¿Si nuestros sueños son inconsistentes pero se perciben?

¿Que es lo que los percibe?

Existe algo que funciona como un eje, el ojo enfoca el centro visual.

Todo es una abstracción de las células ópticas, y no solo tenemos estas células en nuestras orbitas oculares.

Sin embargo estamos limitados por el tiempo; un espacio de tiempo demasiado pequeño para mi gusto, pero no tan grande como para mi disgusto.

En la percepción esta el error y la obturación es lo que limita la realidad.

Todos caminábamos, juntos hacia la noche y sus peligros; la osadía de una vida tranquila solo existe para los valientes, heroico como el humano simbolista.

Me gustaría que nos liberáramos de las perversiones mentales; pero creo que muy pocos de ustedes realmente descubrirán algunas de ellas profundamente.

El problema del mundo no era ser bueno o malo; era el ser indefinido e indeterminado, cobarde; las grandes masas por las cuales luchábamos y también odiábamos, nos regalan otra vez su sonrisa anónima e insatisfactoria.

Miramos sin entender nuevamente.

Signos vitales.

Signos que se inscriben en nuestro diario de vida, imágenes aparentemente insignificantes que de pronto; nos revelan las raíces de nuestros impulsos.

Nuevamente aparece lo que se puede ver, nuestros ojos reaccionan pero es la mente la que sintetiza y concentra la atención de la conciencia; si algo no afecta nuestro intelecto neuronal, no lo percibimos, y aun cuando frente a nosotros se nos presente, no lo habremos de ver.

Por lo tanto, saber ver es importante, entenderse en su tendencia y valor; el ojo atrapa pero es la mirada lo que concentra el foco de atención.

El foco de atención es real cuando nos estimula e hipnotiza, todo proceso de atención es ciertamente un proceso de hipnosis síquica; la inducción que fluye de la naturaleza mental, aquí hay un parámetro que trasciende el juicio óptico fisiológico del cerebro reptiliano y sus células fotosensibles.

El cansancio y la tensión nos embisten, la intensa actividad nos seduce; los desgastados esfínteres nos torturan.

¿Quienes somos?

Lo que sentimos, lo que vemos y lo que sentimos con lo que vemos.

Pero a cada día que pasa, aun mas impresiones de la retina nos sostiene, en la llamada conciencia de lo vital.

Lo que podemos comprobar es un mecanismo fisiológico que primero se ubica a si mismo y después de sobrevivir, busca respuestas metafísica o trascendentales del asunto; la base del cuerpo en su alimentación, cuidado y estimulación debida.

Tenemos necesidades, pero estas necesidades tienen sus modelos fijados en nuestra conciencia; bien sea por experiencia o por creencia adquirida.

Pensamos que ciertas cosas que vemos, nos satisfacen y aun antes de realmente consumarlas, ya estamos deleitándonos en este impulso.

Mas tarde lo que el cuerpo siente, termina de armar el concepto correcto de lo que es deseable para nosotros mismos, no somos nada mas que resultados de nuestras propias operaciones de percepción y análisis.

La inteligencia intelectual es una cosa definida, como lo es la inteligencia emocional.

El signo es un marco libre, en donde nosotros perpetuamos nuestra existencia hacia el universo abstracto y mental; en donde aun no hemos podido estructurar un lenguaje muy coherente a nivel mental.

Las ondas que reverberan son las que perpetúan las corrientes de lo real, esto significa que; la forma de percibir y sentir los conceptos, se aplica hacia todas las facetas de nuestra existencia, física mental y emocionalmente.

Podemos pensar en un hambre física, pero también emocional; podemos aceptar el miedo físico de caer al vacío en una torre alta, pero también el miedo mental ante un interrogatorio hostil; porque nuestro cuerpo no percibe una amenaza física evidente, es nuestra mente la que entiende el peligro mortal; el peligro en las ideas de la gente.

El ser humano no investiga mas allá, simplemente aplica formulas rígidas de conceptos, hacia sus múltiples niveles de existencia y conciencia.

Las claves y los signos, generalmente son bastante simple; se extreman y enaltecen cuando elaboramos con ellos, nuestros sistemas de acción y creencias.

Nuestra mente tiene el poder de proyectar y también de eclipsar nuestra visión, tiene el poder de entregarle o restarle valor, a los signos que el mundo expone alrededor de nosotros.

Aun más allá, nuestra mente tiene la facultad de reproducir estos signos y enlazarlos misteriosamente.

¿Soy irresponsable?

¿Que significado oculto esconden las maneras correctas?,

¿Como lograr un poco de tranquilidad?

La gente busca ser responsable, porque no tienen otra cosa más que ofrecer.

Quieren ser aceptados por sus capacidades de hacer las cosas, o por su presencia.

Cuando uno se siente responsable, es porque uno engendra la acción, uno se siente líder y participe del proyecto.

Pero cuando los proyectos son manejados, de forma arbitraria y explotadora, a uno le cuesta sentirse responsable.

No es que la palabra no valga nada, es simplemente que no somos esclavos del mundo.

La gente pretende sentirse bien, aparentando compromisos, pero sus almas están frías por las dudas, el miedo o la desconfianza.

¿Como sentirse responsable, ante todo esto?

Ajeno y lejano.

El padre nuestro

La figura paternal encumbra nuestras realidades desconocidas, las que aun se hayan informes en la impresión de que tenemos que guiarnos, por su camino de experiencias.

El consejo, la dialéctica de la razón y el aprendizaje por ejemplo, son la piedra angular de su imperio sobre el hijo.

Ser padre es algo extremadamente exigente, no solo a nivel material, si no que a nivel psíquico; muchos hombres, nunca llegarán a ser padres verdaderos, aunque tengan muchos hijos.

Ser padre es un avance en el proceso alquímico del aire espiritual del hombre; es la esencia del poder madurador y la conciencia del ser realmente liberado.

Veo muchos hombres que teniendo hijo e hijas; son incompletos, irresponsables, falsos y cobardes ante la vida; son egoístas y no son capaces de madurar y transformarse en la potencia solar.

La decadencia de la sociedad, esta directamente ligada a esto; aquellos personajes que no logran salir de su propia estupidez, de su porfía y su postura idiota, arrogante y específicamente ignorante y limitada en si mismos; nunca experimentan la fuerza suprema al encarnar el gran poder paterno.

Ser padre no es enorgullecerse de su hijo, no es sentirse personalmente alegre de que uno logro fisiológicamente perpetuar sus genes; no tiene nada que ver con la sensación de sentir un deber social.

Ser padre es vislumbrar la fuerza vital de la creación; transformar la energía personal en proceso colectivo, tribal, comprometerse con una causa interna, de impulso y apoyo; de protección y enseñanza libre de prejuicios y dominios sicológicos, impulsar y apoyar a su hijo hasta el limite de la imposibilidad.

Muchos padres, son cómodos y flojos, no se comprometen realmente con sus hijos; pueden darles dinero, comida y cosas materiales, pero nunca llegan a entregarse de una forma sincera; son hombres incapaces de entender la sabiduría del amor, que solo quieren, gozar ellos y cumplir sus deseos personales.

Cumplen con los hijos, pero nunca evolucionan como seres humanos hacia una nueva dimensión del hombre realizado.

La potencia del padre, resume toda la fuerza espiritual del hombre; le da consistencia y desafío a su evolución cultural.

Lo asciende hacia los misterios de la vida misma, los misterios de la creación, de la regeneración y de la maestría del manejo de los poderes de la mente, como principio fundamental de toda realización concreta en esta vida.

Clave que nos permite, construir nuestro destino y triunfar por sobre todas las problemáticas existenciales.

El padre es potencia solar, principio autentico y evolución del ser humano; idealmente lo hace fuerte, realizado, libre y poderoso; cuando esto no es así, todo el universo es destruido y engañado.

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