la poesia ilusoria

La poesía y su ilusión

Una noche dulce de una luna inmensa en su belleza, los pájaros nocturnos que ampliaron sus alas cantando al vacío de las sombras, marchando en simpleza y libertad.

El ojo insolado que ahora descansa, se ilumina con su rayo plateado y los caballos recorren sin control, las llanuras del astro selenita.

Las manos de las ninfas antiguas, se adueñan de nuestros pensamientos; los árboles arropan las tristezas y me ayudan a levantarme en sus ramas, arrancándome del silencio ciego y la desilusión de lo evidente.

Ya no existe la necesidad de volver a sentir, lo que ya no esta.

Somos muchas veces, los reflejos en los espejos que son ajenos; en sus deseos.

Nos moldean como al cielo, en el ojo infinito del pájaro; las fantasías interminables, los anhelos de los demás.

¿Quien nos quieren ver como somos?

Ellos quieren ver sus ideas y nos buscan, como a un viejo vicio.

Nadie quiere vernos; solo los reflejos de sus deseos.

Y nada más.

Escribiendo tejo mi alter ego, lo destituyo y se disuelve en la miserable nada, de lo que realmente somos.

Siempre me confundo con la idea de que al ser poeta, o en su mínima expresión; saber escribir algo...

Uno se interiorizara con su espacio, cuasi sublime; pero a veces la verdad es otra.

Llegamos a unos estados internos de dolor, sufrimiento y oscuridades tenebrosas.

No somos tan elevados como decimos y alcanzamos a describir; también desde la sombra y el desagradable aburrimiento, investigamos.

Hemos tenido que renunciar a una hermosa ilusión, placentera como años mozos; de que la poética, era perfecta en su entonación, en su inspiración.

Siento en los huesos, las perforaciones de los años del vivir; de avanzar a sabiendas en lo indeterminado.

Enunciando las palabras, comprometidos en alguna misión imposible.

Sintetizados por nuestros dogmas, nuestras esperanzas intelectuales; de que lo bello existe, si;

¿Pero donde esta?

Hay que saber buscar.

¿Realmente esta búsqueda nos libera?

Esta oligarquía del pensamiento institucional; la parsimonia en las nubes de coral.

La corriente se altera, cuando me rozo en tus botas; las que huelen a ese cuero limpio.

Códigos secretos, que invocan mensajes ópticos, síquicos, sinapsis, mente.

Cíclicos rodando en esta vida, cuando los detalles se nos van perdiendo.

Memoria desgastada en la letra impresa.

Aquellos ojos, nutridos en celestes aguas abismales, reunidos y puesto todo a fuego lento en un punto astral de esmeraldas, concentrado en tu belleza que me ansiaba a callarme.

Son refulgentes luces de un intenso cosmos, absurdo y nocturno; más allá en profundas lejanías, tocando el límite del borde estelar.

Todo eso me cautivo y más que nada y todo lo demás; lo que en mi aun se hallaba en sano juicio, me impulsaba a pensar constantemente...

¡Que ella es así de hermosa y rotunda!

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