manifiesto del tridente...


E invocado las luces divinas, los grimorios de sangre y fuego; la escultura de cera que se derrite y el mismísimo aliento del diablo que rehuye al poderoso.

Somos la orden del tridente, los que son y fueron, la potencia suprema se haya en mi, las fuerzas sagradas cósmicas liberadas; del nombre y el ángel, del animal que asiste al santo.

Dos caminos de poder, la santidad y el primitivo; y esta inmunda humanidad que se haya a medio camino, entre el simple hecho de que aquel; ya se haya encarnado.

Y no es uno sino miles, los que reptan la esfera celeste; la manada humana no apercibe al verdadero enemigo oculto, entre sus carnes.

Somos los guerreros fuertes, descendiendo de una nueva esfera de oración y ayuno; traspasando las barreras del dolor y lo tenebroso, nuestras manos tocan la hermosura de su cetro, las grasientas garras de la bestia.

Nuestros ojos comienzan a verla erguida, en los pueblos y sus naciones de asesinos y mentirosos.

Son todos ellos los engendros del poder maldito; son ellos los más comunes y corrientes, van vestidos de moral y tradición.

Nuestra fuerza se hará sentir algún día próximo, y el aliento de un profundo amanecer; destruirá y hará decaer toda su hipócrita sociedad, sus engaños y al mismísimo demonio, vestido de hombre honorable y bien vestido.

Ustedes compañeros míos de la orden milenaria, son eternos y amplios, las mentes razonando y el corazón bombeando, nuestra espada de fuego, nos defiende y se apura a repartir venganza de la naturaleza.

Es nuestra diosa madre que nos llama a reaccionar, a expresar toda la mentira y destruir los falsos templos del poder reinante.

La potencia misma de lo que os engaña y tortura, esta engrapada en la traidora sociedad, en las naciones y esas instituciones que transforman al hombre y la mujer libres; en esclavos de su fálo hambriento.

Meditamos con la energía absoluta en nuestro centro, invocamos la verdad velada del supremo; porque nosotros somos aquel.

Y también tenemos a la bestia en nuestras filas, la verdadera y leal bestia amiga; al ángel y al primitivo unido.

Somos la orden del tridente, la que abre puertas y prospera en la lucha de la luz.

Vamos a triunfar, vamos a trascender y a dominar por sobre toda esta inmundicia humana.

Somos los elegidos de los elegidos, y los magos ocultos.

Nadie que no entienda, o que no quiera entenderlo; se acercara a nosotros; y esto es bueno, mantener el secreto.

Porque las viejas ordenes ya se han marchitado y han sido engañadas, por el aliado eterno del que no se nombra.

Cada generación surge un nuevo grupo, una unión conciente y designada.

Y por la fuerza absoluta de lo que es armónico y clarividente; nosotros no seremos engañados, porque no es deseo de expansión o de perdurar en el tiempo histórico; una mota de polvo ante el inmenso mar supremo del universo extendido; lo que debería inspiranos.

El lenguaje interno de aquello que se piensa y se manifiesta; tenemos el poder supremo y la asistencia de los mismos ángeles y arcángeles, de las huestes elementales y de aquellos maestros trascendidos, somos la semilla de la magia dorada y sus caminos extraños, formamos la legión del que no esta contento, del que sabe que lo engañan; del que ve a los ojos del traidor y la tiniebla ascender cada día mas fuerte; bajo el nombre de supremacía política y económica.

Los que destruyen todo rastro de nuestra verdadera esencia, y nos desnudan ante el burdo publico, ingrato y estupido, que conforman nuestras orgullosas masas humanas.

Todos ellos son las moscas que lo siguen, al señor de las moscas.

Nosotros somos los leones y el rugido de nuestra huella se hará con la victoria total.

La transformación del primario demonio es fundamental, la domesticación y el entendimiento de la bestia interna, porque aquella bestia es lo que añora el adversario controlar; puesto que ella misma no es mala o buena, entonces es lo que mas aprecia controlar.

Ignorante el que confunda a la bestia con el traidor del alma; inútil vano intento el que se aferra al escape del terror; que no piensa por miedo, que no actúa por miedo.

Y esa gran fuerza maligna no es la bestia, la bestia es el poder primitivo y leal, que nos puede ayudar a desatar las ataduras y el engaño establecido; por sus falsos testimonios y su control mental.

El mas hediondo es el que luce de perfume y oro, el más puro es el que aterra, seremos nosotros entonces; los que aterremos a este mundo insano.

Que todas las potencias supremas y absolutas; de la gran fuerza del vacío innombrable y desde el centro del eje cósmico, surjan y refuercen nuestras acciones, nuestras vidas y nuestros pensamientos puros.

Somos parte de los que caminan por estas tierras, libres, libres santos y puros de un engaño demasiado bello.

Desconfía de lo que aparenta la virtud, desconfía del que alude a la razón, para engañarse y engañar.

Ellos son las moscas y nosotros la tierra que se tragara sus cuerpos débiles, cuando ya no sean útiles para los señores del terror.

La orden del tridente a renacido ahora, y transformaremos al mundo entero, tiembla engendro mentiroso y vano; tiembla el maldito que se afana en disfrazarse de pureza y rectitud; tiembla el corazón enjaulado y la mente imbecil.

Porque ya esta aquí en la tierra, la potencia que lidera una evolución sin limites, y hasta que no este la tierra en paz, seremos nosotros los que enfrentemos al malvado en donde mas le duele, y de las formas que no entiende.

No sabrán de donde venimos ni que somos, confusos se debilitan y decaen rápidamente; cada quien de ustedes sabe bien que significa todo esto.

La orden del tridente es una clave que no reside en ningún templo de piedra o madera, no trastorna el misticismo y la fe en violencia y control de unos pocos, yo e visto aquellos ojos de inmundicia, que se anidan en los mas débiles, en los que se creen poderosos sobre el mundo humano, y al enfrentar nuestros designios, caerán como las lagrimas de un tonto represor, cobardes de corazón.

Aquel que públicamente se declame como rey de la orden, no es mas que un falso inoperante y los que por su propia ignorancia y su falta de visión, se declaren en pro o en contra, son solo humanos degradados.

Nadie necesita reafirmarse con los demás, de lo que ya es; y este proceso es perfecto.

Quien engañe será engañado, y quien declare será declarado; por eso, si declaras, declara en nombre sagrado y eterno, dentro del verdadero templo de esta orden, el cuerpo y la fuerza del corazón cristal interno; los que en tu camino estén, pronto aparecerán y deberás confiar en todas tus fuerzas y en tu capacidad de lidiar y vencer en la batalla final.

Triunfamos por sobre todas las cosas; somos eternos y absolutos, nos diluimos con gracia y amor en lo que esta vacío.

Somos el ojo de dios, la mano de fuerza que sostiene, una espada sagrada de fuego y en nuestros pechos, reluce la armadura argentina de un poder que nos proteja contra todo mal.

Tenemos la lanza del tridente, que aplasta la cabeza del demonio y destruye el cráneo del que nos quiera destruir y dominar; porque nadie domina sobre un cuerpo santo, sobre un alma extrema y un corazón milenario que se nutre directamente de los pechos de la madre diosa y del verbo del padre supremo.

Estamos juntos aquí en esta tierra y somos los que somos y nada mas, aquellos muchos más nos rodean y tendrán que decidir, porque el planeta mismo nos necesita y las mentes nobles nos requieren.

Seamos simples, silenciosos y en secreto preparémonos y actuemos; confiando en nuestra fuerza y el amor eterno.

La potencia milenaria y los maestros ascendidos de la hermandad blanca, nos auspician y apoyan, estamos protegidos y asistidos constantemente, día y noche; concientes o inconscientes, ellos nos instruyen.

Que tu corazón ame a desborde y tu mente se vuelva fuerte y verdadera, fuerzas y maestrías nos guían y nos protegen, nada puede tocar al que no acepta lo que es falso, déjate guiar por tu esencia suprema.

Invócalos, pideles que te hagan ver la realidad, llámales a que te ayuden y te protejan y ellos no te defraudaran.

Solrah el hombre solar.

Misticismo activo sexual.

No es correcto despertar la energía sexual en los niños, no antes de que ellos mismos lo hagan de un modo espontáneo y sin miedos ni angustias; de lo contrario, el joven o la joven decaen antes de tiempo.

Y el padre y la madre serán deshonrados.

La serpiente despierta en su veneno al principito, le acechan sus deseos sensuales convertidos al sexo carnal.

Y en su inocencia, el niño despierta al miedo mas profundo de su existencia, la realización del poder creativo y su ancestral enemigo querido, la muerte de lo que ya sostiene una semilla en la tierra universal cuando todo ciclo acaba.

La presencia de la flor es su ingenua fantasía de la única cosa que importa, el amor supremo; pero esta revestido y encerrado en su campana de cristal, el ego, la misma que no le permite derramar las semillas sagradas y el universo entero sufre por eso.

Cuando despierta finalmente y descubre la eterna continuidad del amor y el deseo en las formas múltiples, miles de flores se le aparecen en la mente, se angustia y traiciona su propio deseo inmaculado, el alma entonces muere y deja de ser niño.

Un padre una madre, un hombre y una mujer; el amante y la seducción como artífices de lo que mas tarde se hará conciente en la desesperación existencial del niño que agoniza y finalmente se convierte en hombre.

Cuando el hombre es bestial y el niño le aprende a temer, odia el paso que lo hará madurar; se enfrasca en las luchas terrible contra su propia existencia femenina y las mujeres como elemento mortal; la bruja que hará desaparecer a los niños, volviéndolos hombres capaces de poseer, desear y despertar el verdadero animal sagrado.

Pero el niño que odia a ese animal, por temor lo rechaza y consume su inocencia en barreras y horrores síquicos tan profundos como el universo entero y aun más allá de sus límites, el niño se aferra a un cuerpo que sin embargo decae ante el paso del tiempo.

Pero el niño es picado en la mano por la serpiente que encierra el enigma, que impulsa el enigma y domina la vida y la muerte en su organismo iniciatico, la línea de la columna pura y absoluta.

No es de los órganos genitales que surge la fuerza masculina y femenina en división, es de la columna la misma que antecede a esta dualidad; el andrógeno eterno, el ángel padre-madre; el ancestro definitivo.

La realización de lo universal.

El hombre constantemente acaba en la mujer, y ella es acabada en el hombre.

Ambos son destino eterno, solo el camino sincero del alma nos lleva a su total y absoluta realización del amor supremo, lo que yace adentro y afuera.

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