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Treinta
La desintegración de la vida sucede en cuadros presentes que van quedando en el pasado, la fuerza misteriosa del dionisiaco éter los disuelve muy lentamente.
Cuando el presente estructura una medida de la vida, uno existe limitado a una expectativa crono física oficial que ya esta determinada por lo externo.
Los excesos de la vida destruyen la gracia inocente del corazón, pero al mismo tiempo nos descubren la verdadera esencia de la vida y lo social.
Las culturas definidas por sus propios excesos, vicios, lumbreras y perversiones.
La cultura del ron, la cultura de la hierba, la cultura de los químicos, la cultura del bazuco, la cultura del sexo, la cultura orgánica, la cultura de la violencia, la cultura de la paz.
Pero todas estas culturas están predeterminadas por sus vicios, los que son la piedra fundamental de su existencia social.
Y a los treinta ya se puede aceptar la objeción del que contrario a lo nosotros pensemos, se afane en representar todo lo contrario y es que también las virtudes las definen también.
La cultura es lo que se cultiva a diario a nivel masivo.
El impulso de la voluntad personal, la toxicología variada y la embriaguez esporádica; las costumbres de los vicios y las virtudes.
La idea no es una investigación descriptiva de lo fenomenal, de lo increíblemente mórbido y exagerado en la decadencia humana, sino de lo que realmente significa envejecer.
Nuestras ideas se degradan lentamente en procesos de variada índole, la micotica de los recuerdos y sus polillas impresas en lo que esta conciente de si mismo.
¿Acaso será el opio?
Me interno en los paramos helados de la sociedad mas saciada de escándalos y erosiones del sentimiento y en donde hasta la muerte misma, se viste de gala para codearse conmigo.
Inquietud mística de una revelación demasiado herética, nuestra esencia onírica, nuestra nuez mental que se haya seca en sus casas del odio.
Traspasando el umbral de la luz y el estallido de la sombra me devuelven la respiración.
La juventud se refleja en la vejez, lo que hicimos o dejamos de hacer nos entrega la clave a nuestros sentimientos.
Yo experimente los diez y los veinte con toda el alma y aun sigo en la entrega a lo enigmático, pero a los diez las cosas son muy distintas, mas frescas.
A los veinte la flor se abre y el ojo disfruta la existencia real, todo esto a nivel personal y ajeno a las severas generalizaciones.
Treinta empieza a cobrar la coherencia y el desgaste, la mente se abre a un nuevo camino aun más extraño, tal vez más umbrío, más gris.
Veo los antiguos templos poblados de misiones y efervescencias sociales, llenas del mustio vacío.
El silencio y la reclusión en un templo aun mas primitivo, interno y terrestre, la vuelta al seno materno; realización en las cuevas secretas.
¿Quien sabe?
Los diez convulsos y atolondrados con sus juegos y la curiosidad del saber y el vivir, escuchar y entenderlo todo aun.
Los veinte certeros, llenos de momentos impresionantes e inolvidables, la plenitud suprema y su alborada en lo que nace y brilla.
Los treinta el crecimiento, pero e estado enfrentado a una fuerza muy pesada y densa, no sabemos si viene del proceso natural de los treinta, o es que realmente el mundo se esta agotando.
La gente es en base a sus experiencias e ideas relativas, yo hablo desde mi corazón.
Puede ser inútil, ocioso e inepto el hecho mismo de hablar de todo esto, una categorización genérica de la vida humana; pero es que justamente esa programación mental de ver la vida así es el problema.
hoy dia exactamente cumplo treinta años. no se como a mi mail llega una invitacion para ver tu blog y me encuentro con una imagen de godzilla y un texto muy hermoso sobre tener treinta años. parece como si me lo hubieras escrito especialmente, ja ja. me ayuda a pasar este dia tan raro donde soy grande de golpe y no se que significa eso. treinta es un numero bien grueso para cumplir años
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