De la mentira y el error según Maturana...



Noten ustedes que las palabras mentira y error hacen referencia al estado de conocimiento que una persona tiene sobre sus circunstancias y su acción en el momento en que hace aquello que llama mentira o error. Cuando yo le digo a alguien: ¡tú mientes! Lo que le estoy expresando es: en el momento en que tú afirmas lo que dices, tú sabes aquellos no es válido. Cuando yo digo: “discúlpame, en realidad mentí”,  estoy diciendo: en el momento en que afirmé lo que dije sabia que no era cierto. La palabra error hace alusión a una cosa muy distinta. Cuando digo: “Cometí un error” (error o equivocación), lo que estoy diciendo es que en el momento en que hice la afirmación a que me refiero, al decir que cometí un error, aceptaba honestamente que ella era válida; pero ahora sé que no era así.

 La equivocación, el error son siempre a posteriori. Uno se equivoca siempre después de la experiencia que uno dice que fue una equivocación, porque la equivocación o error es una experiencia desvalorizada con referencia a otra experiencia que se considera indudablemente válida. ¿Cómo nos equivocamos, si de hecho tenemos capacidad e acceder a una realidad independiente de nosotros en la observación o en la reflexión?, ¿cómo se da el error?,¿ cómo surge la equivocación? Hay, por ejemplo, situaciones en las cuales uno saluda a alguien: “ ¡Hola, Juan!” Y luego dice: “Perdón me equivoqué. No era Juan, tuve una ilusión”.

 Lo interesante de tal situación es que cuando uno saluda a Juan la experiencia de uno al decir ¡Hola, Juan! Es la de encontrarse con Juan. De hecho uno tiene toda la dinámica fisiológica de encontrarse con Juan, y tiene reacciones de felicidad o enojo dependiendo de su relación con Juan en el momento de tener la experiencia de su presencia, cualquiera que sea el veredicto a posteriori sobre si el Juan encontrado fue ilusión o real. Las ilusiones, los errores, las equivocaciones, son siempre a posteriori.

 Consideremos otra situación: la pesca de truchas, por ejemplo. Uno prepara el anzuelo, las botas, la caña; llega al lago o al río y tira el anzuelo, que pasa apenas rozando el agua. Si uno hace todo esto bien, la trucha salta y después de morder el anzuelo dice: “era un anzuelo”. Lo notable es que el anzuelo aparece sólo después de morderlo. En otras palabras, el anzuelo es anzuelo sólo a posteriori. (e aquí la trampa develada)

La trucha no puede distinguir entre ilusión y percepción y al saltar y morder el anzuelo ella salta a capturar un insecto. Nosotros no podemos distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción.

 Ilusión y error son calificativos que desvalorizan una experiencia a posteriori con referencia a otra experiencia que se acepta como válida: Uno no se equivoca cuando se equivoca. Pero, si en la experiencia no podemos distinguir ilusión y percepción, verdad o error, ¿en qué consiste, entonces, el fenómeno que connotamos cuando hablamos de conocer?.

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