Y era totalmente evidente...


Y ahora me voy, como un zombie de insomnio y la realidad deshaciéndose entre mis pasos, ya no voy pensando nada mas que en lo inmediato, las palabras no convencen; son diez, son veinte, o treinta horas despierto, delirando en silencio; pasando al teatro de una "normalidad" de ciudad que no despierta nunca; producir, responder, asumir el rol, seguir por donde no hay huellas...

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