del cuando y porque te borro y te acallo entre nosotros...
maldita ilusión democrática de aquella dialéctica retorcida y arrogante del logos platónico, son ya demasiados siglos de su tiranía instaurada como base política y moral en nuestras conciencias y maneras de ser y actuar en relación con el otro, de como y porque hablarse y comunicarse entre si, instaurando un censor, por medio de un juicio del merito y la jerarquía intelectual, vamos separando e imponiendo así al que puede y el que no puede hablar con nosotros, ¿y bajo que ideal se hace esto?...como inercia de una comprencion de inteligencia mutilada en lo adquirido por nuestras costumbres fascistas en las relaciones humanas, la rutina de la culpa y el valor discriminatorio de unos por otros, por medio del dogma sacralizado y dotado de una naturaleza o categoría suprema(superior) y divina(figura del rey filosofo o juez, sacerdote u obispo), figuras jerárquicas que reproducen aquí en la tierra como se supone es en el cielo la importancia y derecho a la vida y su expresión, siendo la palabra, el verbo una potencia de acción vital, negada a los que no son dignos, ¿dignos según que o quien?, tu propio juicio de la dominación y el castigo, así se acallan y marginan unos a otros luchando por el poder, reproduciendo la opresión esclavista en la vida misma...y así los mecanismos de nuestras acciones sobre la regulación de la comunicación, permite que se abroguen y justifiquen los derechos o censuras al poder actuar o no en nuestro mundo, ¿quien puede y quien no puede comunicarse y por que?, determinando así al cuerpo de aquella voz permitida o no permitida, como una cosa a dominar y controlar... seguimos en la esclavitud ontológico así la mayoría sin ni siquiera darse cuenta de esto, como marionetas que repiten diagramas heredados hace miles de años, en la fantasía de creer pensar por si mismos, cuando simplemente cambian unas cadenas por otras, en la voluntad de poder al definir el derecho a expresarse o no desde y hacia nosotros ejerce el tirano interno disfrazado de sentido común, se comunica realiza en acción y no teoría nuestro verdadero ser al tener, darse o darle el derecho(capacidad) de hablar al otro en nuestra propia esfera de existencia, esta censura de lo prohibitivo y lo castigador al negar esa expresión, herencia que destruyo y sigue reprimiendo y destrozando al otro LOGOS mythopoyetico relegado al desprecio, mucho mas libre y primitivo, extatico y colectivo, funciona como policía de lo espontaneo y se reproduce en nuestras conciencias, y así refleja nuestro verdadero actuar en el agora de este nuestro mundo, aquí se controla en discurso con una acción tiránica de la soberanía, quien siente y cree que tiene el poder y el derecho de hacerlo, realmente cree en ello como una fe espiritual e inamovible, no cuestiona sus dispositivos y tal vez ni siquiera los piensa en realidad de una manera directa, actúa maquinalmente cuando margina y acalla a travez del acto de borrar la relación de igualdad, devastando la comunicación por medio de la información, impidiendo una relación de expresión armoniosa e igual entre uno y otro sujeto basada en el irrespeto disfrazado de necesidad de regulación moral, discrimina nuestras libertades de ser y hacer, y elabora en la idea de culpa y el merito su dominio absoluto, se esconde en la virtud de ese supuesto juicio valorico infalible y comprobado por la solides de lo tradicional, de lo instituido por sobre lo instituyente, y reproduce en las diferencias de clase social, basado en su apreciación según lo que el o ella creen que es admirable o repudiable en los demás, discrimina el derecho a la expresión y así promueve la censura y el castigo que esta conlleva, esta persona platonizada en su discurso y acción-relación, percibe al otro como una cosa y no una existencia vital, pervierte, mina y monopoliza las comunicaciones y el derecho a la palabra, según su interés de conciencia, y por costumbre mas que conciencia se toma el derecho de controlando los dispositivos de la comunicación entre nosotros, reproduce una actitud tiránica y castrante, esclavista y subyugadora, justificándola por su derecho supremo o divino de hablar e implantar al enunciar la justicia misma como idea o concepto, devine en el control de lo que se dice o no, y de quien lo dice y quien no puede hacerlo...
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