Reflexiones sobre la "Pureza", o algo del problema/desafío en el “Das Ding” –


El termino de lo "puro", no deriva específicamente de un "sin mezclar", en realidad proviene del "Purus" latín, que implica un acto de "limpieza" en algo que ha ido perdiendo su forma original y esencial, perdiendo la constitución misma y dinámica de su “propio” orden e inteligencia del desarrollo natural; de ahí proviene entonces, la correcta interpretación del concepto y los actos para "purificar"...

La "purificación" de algo o alguien, deriva de la necesidad e impulso de su limpieza "espirituosa", mediante un “fuego” ritual, y aquí es donde se relaciona el acto de purificación ritual, con el termino original del "Pyros" griego, (del fuego como acto de unión por divinidad), logrando así; la actitud y comprensión originaria de varias de las doctrinas religiosas y filosóficas que se esparcen por todo del mundo y su historia...

Un verdadero acto de "Purificación", busca en la acción periódica de un ejercicio al “rito del fuego”, vivir bajo el triunfo al sentido esencial del volver a lo original, con la materia expuesta de lo que vendría a ser, un algo o un alguien hacia el mundo, y esta es la purificación que siempre actúa en el sentido de alcanzar por “desbaste”, lo “integral" de su constitución natural y esquema, más que en relación a “lo integrado” por la actividad de influencia en las cosas…

Esto proviene de una concepción de la naturaleza original del fenómeno y las entidades, como las cosas que se miden y observan en su acontecer de impregnación con otras fuerzas, por cualidades y materias de influencia, ajenas a su esquema orgánico de lo original; hasta aquí el “Das Ding” puede ser comprendido, como una deriva reflejada de la naturaleza misma que experimenta...

En palabras “silenciosas”, se puede organizar el acto como original ritual, de acuerdo a una verdadera forja en la amalgama "secreta" de la experiencia misma al comprender, lo que “hay para purificar”; que por voluntad natural de un volver a estado original, por compensaciones mediante ígnea y abrasiva acción, que arrasa con toda macula de lo que se ha impregnado, por sobre aquel estado sentido, pensado e intuido como lo esencial, pero que no tiene mucho que ver con la idea de un "sin mezclar", sino que es más bien de un "correcto integrar", y un “correcto desintegrar”, de un poder para organizar la naturaleza de lo que se desprende “ahí”…

Toda la capa nociva y las manchas formadas por la disrupción, por la perversión o “enfermedad” del fundamento esencial…

Paradójicamente; la misma suciedad y enfermedad, (que aparecen cuando la mancha que no es lavada y removida a inteligencia y cuidados justos, se mantiene e incrementa por demasiado tiempo “ahí”)

Esta mancha nos permite “recordar” y aprender, de todo aquello que si es lo esencial, y es desde ahí que se produce un fuego divino del poder tremendo, que algunos llaman como inteligencia divina; algo de lo que si no lo aprovechamos y conducimos bien, con suma cautela y severa determinación; nos termina carcomiendo y consumiendo antes de tiempo, bajo la condena de la ignorancia y la mediocridad espiritual, pero que si lo hacemos justo como parte de la precisa obra y de la adecuada proporción de un “trabajo integral”; nos sana y reconstituye de una manera sublime y hasta entendida como “milagrosa” a ojos profanos, ya olvidados de la sabiduría esencial…

Todos nosotros estamos “sucios”, por ciertas cuestiones de influencias e ignorancia, del velo y el vicio como la corrupción social, o bajo indulgencias propias diversas muy mal llevadas, pero esto no significa que ese “estar sucio”, significa un “ser sucio”; sin embargo, aquí es donde si es verdad que “el hábito hace al monje” (pero es menester del “hábito” que se repite en ese actuar), y es muy fácil terminar uno identificándose con todo aquello que es la causa de la suciedad, psicofísica y existencial…

Aquí el problema es la razón que en la estructura opera, en la idea de la naturaleza de la cosa y la entidad; ¿Qué es lo que es ese entonces, de nuestro estado puro o de la orgánica de algo que es “lo original” sin perder movilidad?

Un valor de la pureza, no se conforma solo en la imagen estática del “yo soy”, o de un “esto es” de un llamado “estado original”, que anhelan siempre en lo imposible del “antes” o el “después”, porque también la pureza existe (o no), en el mismo tipo de desarrollo dinámico y en el desenvolvimiento de aquel “destino especular”, de este nodo y fundamento original de lo principal…

La pureza siempre es dinámica y fluente, mientras se mantenga “original”, porque no es que el viejo entonces es lo impuro y el niño es la pureza esencial, sino que el viejo y el niño, ambos son cada etapa en correspondencia a una pureza como realidad y potencial; ambos se implican a un sentido y acto de la pureza en su desarrollo natural de esta especie, y esto es muy importante de entender y acordar…

Por ello es imposible purificarse “volviendo atrás”, debido a que la rectificación de la falta o sobra de algo, se hace en base a lo fundamental que “todavía” existe “aquí”, entendiendo lo esencial “detrás” de lo condicional… 

Lo "puro" de lo original, no tiene nada que ver aquí con algo que es "mezclado", sino más bien de lo "sucio" de sí o en los otros, que afectado por la "macula" que se adhiere a la realidad de su naturaleza, no le permite una movilidad de la naturalidad; entonces los esquemas que utiliza como adaptación del poder ser, se hacen forzados y no correspondientes a su deriva existencial, y el conflicto de la justicia empieza a desgastar la personalidad... 

Se entenderá mucho mejor ahora, el acto y sentido de una declaración de "inmaculada" forma y concepción de “algo”, ese “Das Ding”; como otra determinación central en los ritos y doctrinas (exo y esotéricas) relativas a una línea que deriva de la originalidad primordial en su trascendencia histórica, del conocimiento esencial y original de lo llamado “Tao”, “Tantra”, del “Lux” y el “Sin” o el “Shin”; del “Ki” o en el enigmático poder del “Vril”…

De un saber a fin de cuentas, lo que es la vía pura del “Espíritu” originario, en la materialización sensible de su emergencia temporal e intelectual, por una realidad “geométrica” y formal que se nutre y alimenta en ello…

Sin embargo, no deberíamos nunca olvidar tampoco, que todas esas doctrinas e instituciones religiosas y filosóficas, de siglos pasados o muy “recientes”, siempre se indican como “depositarios” del conocimiento original, pero que lo hacen para alcanzar dominio y control social, porque no siempre sabiendo ya lo que significa la purificación de lo esencial; manipulan la realidad para concretar por sobre lo que ya está escrito y hecho de la realidad…

También son muy renuentes las personas, a una purificación integral de sí mismas, porque como cuerpo organizado que asumen y en lo que les constituyen a su “personificación” estratégica, también se “ensucian” mucho de una cantidad de extravío y funciones desequilibradas, con la maldición de ignorancias o las mentiras toxicas, que corroen su materia y su actuar por naturaleza esencial; por ende no hay escape a la mancha existencial como “infierno”, no más que en un constante y correcto “purgatorio” de la realidad, hasta alcanzar el centro de la rueda de la fortuna y así es como han de girar, en los procesos del “fuego esencial”... 

El mal de algo o en alguien, no es más que un resultado nocivo, de una falta interna y externa del equilibrio justo, una falta de comprensión profunda y de coordinación insuficiente entre todas las fuerzas que impulsa con su “girar” del mundo; en los niveles, actos y elementos predominantes que habitan las entidades con la identidad forjada, de lo que es la “cosa” en la “entidad”, y en los varios ámbitos y proporciones desmedidas por las que se constituyen, de acuerdo a una idea o imagen fija de lo que vendría a ser, (o no ser) su naturaleza original…

Pero repetimos que aquella idea de la naturaleza original o esencial, de algo en alguien, de alguien en algo; no debe ser comprendida tan solo y fácilmente como un estado de lo quieto y lo estático, de lo inamovible y negado al cambio dentro de una imagen “platónica” de la cualidad mental, que ya sobrepuesta en la idea de lo “esencial”, se absorbe como emanación extraña, porque lo esencial; también tiene actividad de movimiento y desarrollo constante y consecuente, como toda verdadera fuerza originaria que se pliega y despliega “de sí misma”, pero de manera justa o injusta a su propia característica de la dualidad, a un acto de lealtad o traición, en contra o a favor de la propiedad fundamental que se siente y piensa de conformar la especie, (y a esa propiedad “fundacional” del origen vivo, en casos políticos y religiosos, que ahora ingenieros y psicológicos de un orden social)

Puesto aquí el eje expuesto “un poco” de lo que une y a veces distrae, (también dictado por lo llamado como “umbral”, en la obra hilvanada de los “N…s Mayores”), como clave importante para la reflexión intensa de un “trabajo original”, de atreverse a girar en lo actual, y es que también descubrimos la “carga” de todo el “cruce” o la “encrucijada” en la realidad, por lo que ya se ha dicho y dado a entender; como aquella entidad de la comparación con lo "original", pero que no es solo una trampa sagrada con lo "interior” y “exterior”, por lo “anterior” o en lo “posterior" de este “eso”, que va en las derivas del universo singular, (Del “Tat Tvam Asi” en su respiro y aliento actual) 

Que incluso, en lo subyacente a una correcta actitud con la experiencia de la macula y la suciedad, del comprenderla como lo que se nos impregna de cierta “idea de ser”; con lo que ha quedado de cubierta por sobre la institución o entidad pensada como lo ideal, cuando se opaca del reflejo natural de su “verdad” ontológica; entonces se nos perfecciona la capacidad misma de entender y concretar la purificación del “mal”, o la enfermedad como un verdadero jefe y maestro de la realidad…

Esto no es más que una sabia e inteligente actividad, de la rectificación y organización esencial, por “Frónesis” lograda, tal como lo que ocurre en todo rito de “fuego” o elemento original, y no en la copia “sucia” de una intención mediada por lo netamente “personal”, del sistema que se atribuye a lo natural…

Que díganle como aplicada la purificación, de un cuerpo y un “Yo” en las personas, a una familia o agrupación cultural, y a un pueblo entero o a un estado del reino, el país, las naciones y la gran ciudad; tal rectificación se determinará en la observación concreta de su constituyente original, y que a partir de ahí se adecua la necesidad de una purificación para equilibrar y organizar, la deriva de lo fundamental, como el magma se hace presente y visible en la superficie del cráter, desde la oriunda profundidad de entrañas planetarias, en los altos volcanes y en los lechos marinos activos de ese “fuego original”…

Todos los días, todas las noches tenemos la ocurrencia y la oportunidad de ensuciarnos y de limpiar, al “capricho” de lo que sea visto como la realidad bajo el manto de lo ideal; de lo que no constituye la verdadera naturaleza integral de este cuerpo y configuración mental…

Lo importante del rito purificante, lo relativo aquí; es comprender la posibilidad del cambio y la variedad como influencias, que equilibran esa tensión del ego en el reflejo de un espejo de la humanidad, formada por la idea de la sociedad, pero que en ese fenómeno del cambio y la alteración, no es lo que fundamenta aquello que te permite acceder al cambio y la alteración como maestrías, de la influencia al existir y actuar como un proceso en el reconocerse y “purificar”…

Complejo, pero no imposible de entender, practicar; tampoco inalcanzable de aprehender y abordar…

“Naga Zero”

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