el vacio pleno y su vertigo...


vuelve la potencia del amor que se adormece en los deseos, renace el pulso interno en sangre y animo cuando se arremolinan los murciélagos, que entre las luces nocturnas de un farol desvencijado, se han enmohecido por la etérea permanencia del oxido en la brisa marina.

la inercia de lo que esta presente se ha quedado colgando en los sueños, cuando la realidad desaparece en un par de segundos y nos aleja de lo que adoramos; de lo que se siente muy fuerte y cercano puesto que son pocas cosas, pocas personas las que engloban la increíble belleza que nos permite elevarnos a un paraíso instantáneo y así, salir por un momento de esta inmundicia de la percepción banal, la imagen de cuando entre nosotros nos lamemos, buscando ingratos el poder que no existe allí...

aquí y ahora uno se enfrenta al melodrama favorito del momento, ingresa en la cola del destino y empieza nuevamente a comparar dolor propio y ajeno; placer personal que no valora lo que existe en lo presente, que como lo dice justamente en su concepto literal, no entiende que el presente es un presente, un regalo y entonces; nosotros nuevamente desechamos lo evidente.

con miedo y arrogancia se pierde el gusto y así quedamos vacíos, llenos de la búsqueda y ansiedad, siempre invocando a lo que esta justamente a nuestro lado, pero lo vemos demasiado lejano porque ya estamos agotados.

inseguros nos despeñaríamos contra el abismo de nuestra percepción depravada, arrogantes como icarios de la furia orgullosa, la que busca en las alturas solares redención y afirmación.

derretimos toda nuestra energía y en vano caemos, por la acción funesta del peso de nuestros propios horrores, permitimos la distorsión de lo adorable y como si esto fuera poco, obstinados tratamos de convencer al mundo entero de que somos perfectos...

la inteligencia que te permite aprovechar y madurar las cosas, es la sabiduría de la energía que te hace renacer en lo que es constante y simple, en el mero detalle que triunfa poco a poco y hace al ser humano virtuoso en calma, la gloria no es la gritería y el escándalo rimbombante de aquellos eternos oligofrenicos tiranos del arte, los exhibicionistas sociales de una ilusión creativa...

somos mas de lo que creemos ser en nuestro pensamiento, somos silenciosos en nuestra propia bendición suprema...

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