Experiencia en la enseñanza de vida...



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La depresión implica en esencia el sentirse atrapado en la imposibilidad de entender aun, el real porque de aquello que nos duele en el alma, no es mala en si misma, puesto que hace darte cuenta de que podemos sentirnos impotentes frente a eventos que no tienen ningún sentido o explicación, que nos somos fáciles de engañar con explicaciones formales que sabemos son vacías, la honestidad de una explicación de aquello que buscamos desesperadamente "entender"; sin embargo esta es una sabia enseñanza, nos entrega la capacidad de darnos cuenta de que no podemos vivir estáticos y mecanizados ante la vida, de que no estamos aquí para ser y hacer cosas, como cifras de superficie; llega un momento en que sin embargo, hay que tomar la decisión de atreverse a crear y construir nuevas obras, relaciones y honores por justicia natural; pero mientras no haya una razón o explicación convincente en nosotros, y que no llegue tanto de un otro, que si se construye en múltiples signos que aparecen en nuestro destino, y que mientras se insensibilice uno, se alienen, se borre, se siga escapando y negando en múltiples formas, no habrá jamas ningún avance del sufrimiento impuesto, creado o recibido... 
La depresión termina, cuando dejamos de buscarle el sentido a algo que ya dejo de ser lo que fue, lo que era, o cuando renunciamos a determinar el futuro en base al horror de la conmoción vivida, la decepción de algo que aun, no logramos tal vez convencernos de entender porque, la rabia, la ira vienen de allí, caen los sistemas que dan el orden que solo fue una mentira o un espejismo, dejándonos en estado de angustia tremenda, y es como si el piso se cae, y la pena profunda ante todas esas cosas, que nunca se olvida, se esconde en poco o mucho, en risa o lagrima ajena...

Uno descubre un día, que en nuestra propia carne es donde existe la lucha real y no tanto allá afuera, pero hablo de la carne viva, no de la imagen que se ha construido el hombre o la mujer cómoda y vacía, y de aquellas relaciones, situaciones, ideales, que cuando fueron realmente fundadas de amor, respeto y conciencia real, de unión sincera, aun cuando desaparezcan, terminen, o no estén mas; no nos dejaron secos ni perdidos, seria terrible el permitirnos la entrega no solo en la derrota, sino en la aniquilación asistida, de todo lo que fue significativo y valioso algún día; pues los ideales y las personas no son cifras, no son meros instrumentos, que hacen y son energía, y que esa energía no puede desaparecer jamas, la depresión barre con la mentira, nos dice, abre los ojos y date cuenta de lo realmente importante en la vida, no es para morir, o rendirse...

Y no es cosa de triunfar para tapar, o negar, de cambiar persona o la ropa, así la depresión solo se atrapa y afirma en el ego si es así, la culpa, se hace la respuesta en la persistencia del orgullo ciego, de la perversión, de la flojera o el miedo, e incluso en la supuesta alegría, de todo lo que hace persistir en lo que mata y desnutre la obra divina... 

La depresión termina, cuando dejamos de tener miedo o abulia ante un mundo y los destinos, cuando nos fortalecemos de una forma que no tiene nada que ver con parecer bacan, o superior ante nada ni nadie, ni mucho menos con seguir consejos de "amigos" o auto ayuda, termina cuando nos damos cuenta de lo real, solo uno entiende el porque de sus dolores y amores, pensamientos y emociones que en general siempre vienen, bastante entretejidas...

La depresión termina cuando dejamos de esperar respuesta o justicia allá afuera, entonces, nos atrevemos a ver que es en este presente en donde están las respuestas, todos esos porqués que faltaban e inquietan, se muestran claros ante el corazón que se atreve a levantarse otra vez !!!!

Que están aquí y ahora, todas las fuerzas necesarias, las misma que hicieron de aquello algo tan bello e importante, precioso y honorable; esas respuestas están justo frente a nuestros ojos, saber que ni los otros ni nosotros, estamos aquí para dar distraerse con palmaditas en la espalda, sensiblerías o sensualidades cobardes y evasivas, o recriminaciones deshonestas de todo lo que ya esta hecho; es comprender que hay una fuerza que hace el tejido, que requiere de nuestra acción inmediata, aquí y ahora !!!

Y que nosotros somos los que al momento de dejar de vivir asustados, rendidos, convencidos y obsesionados por seducir o manipular gente y las cosas, para cambiarlas o negarlas de forma egoísta e idiota, podemos volver a la unión pura de un estar presentes, de unión real;  la depresión te quita eso, la posibilidad, las ganas, incluso el sentido de querer ya estar presentes; y en la acción de hacer tributo y fuego de avance muchas veces se confunde, de todo aquello que nos molesta, duele y ha herido, la depresión termina cuando por fin, integramos todas esas cosas que han quedado fragmentadas en el suelo, tiradas por desprecio o abandono, por injusticias y horrores que nuestro espíritu sin necesidad de racionalizar tanto y justificar, percibe y comprendió perfectamente que no fue o es, algo digno, honesto o leal, que no fue algo acorde a la ley natural...

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Luego de la conmoción, del horror o el dolor, incluso de todo escape de exceso y dispersión, triunfamos, resistimos a seguir generando en este mundo, en nuestras vidas; justamente lo mismo que tanto a dañado y dolido; y ojo, no es cosa de huirle o taparla con pastillas y cien mil terapias vacías, tampoco de buscar la respuesta en una especie de pacifismo cómodo y banal, porque aquí la depresión termina, cuando tomamos la decisión real de permitirle o no, que sea ese algo externo lo que siempre dirija y controle nuestras vidas, que no es cosa de encerrarse en uno o desbordarse al mundo, que no es cosa de hacerse victima o el duro, o arrastrarse en la indolencia y la limosna; la depresión termina cuando entonces uno observa el verdadero umbral que ha ocurrido, descubre la realidad del diagrama que ha creado el sentido bajo el cual, construimos nuestra personalidad y deseos, cuando se retoma el eje de lo que como persona se ha formado en nosotros, y entonces; a pesar de todas las cosas tremendas, y por fuerza en todo lo vivido, perdido, abandonado o arrebatado; por todo lo que en nosotros, en ese ello,  ahora fue y es así, donde ese fuimos que ya es, y que ha hecho un impulso de amor, de vida, de fuerza y valentía; se atreve en nosotros a hacer justicia y valor profundo de lo vivido, ya no como algo bueno o malo, no como queramos entenderlo, que es solo una manera de justificar las mismas respuestas podridas...

Ir mas allá de eso, sin tardanza o apuro; saber que a un punto da lo mismo ya el buscar la respuesta allá afuera, a enjuiciar las cosas, los eventos y a las personas de forma inepta y sesgada, y de todo lo que nos hace saltar a ojos cerrados, querer honrar y amar la vida, proteger e impulsar la dignidad aquí y ahora, en todo lo que esta presente y dejar de engañar y engañarse, dejar de esconder y esconderse en mascaras, y a dejar de odiar y temer de forma obsesiva, en nosotros y en lo que hoy día si es posible...

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Por todo eso, la depresión termina cuando se da cuenta uno, de que no nos va a llevar también, de que si aprendimos, pero no con la razón fría, ya no con ese orgullo idiota y vano, o con la necesidad de querer controlarlo todo, de manipular para lograr la tan mal entendida estabilidad o éxito materialista, y no solo con lidiar la emoción turbulenta, y el valor que somos, que fuimos, que seriamos, ya no tanto a ojos de lo que nosotros queríamos del destino, o a lo que uno cree que era, sino a impulso de lo que por justicia hoy día, por derecho, queríamos que hubiera sido y permitimos también ser, de escuchar y actuar en lo que aquello de verdad ama y aprecia, honra y protege puramente y realmente, de lo que tienen como sentido, y en gran parte es salir de la hipnosis de un ego traidor, ciego, profundamente ambicioso y narciso...

De otra forma la derrota es doble, la perdida sera constante, el horror se repite ayer y hoy día, y el dolor se acrecienta, ¿y era eso lo que querían de nosotros entonces?, ¿de nuestra caída y abandonos?; pues no lo creo, aferrarse en algo ya seco, que se hace una costumbre que nos termina quitando no solo lo vivido, sino también la valentía, la dignidad, y el derecho de hacer de todo esto, lo vivido, lo adolecido, un triunfo inmortal e incondicional de espíritu, una convicción férrea ante la vida, ante todo aquello que fue y es, lo que fluye y realmente importa y sentimos, lo realmente es verdadero en todos nosotros, cuando no nos rendimos a la maquinaria fría; entonces dejamos de ser victimas y verdugos; y la depresión cumple su labor secreta, pierde todo el poder que tenia, y se hace impulso tremendo, entonces; logramos volver a la vida, al amor, a la obra, a sonreír y existir sin esfuerzo exigido, en justa paz, en la integridad de estar y acariciar con cariño, a gozar con respeto y cuidado, a crear y avanzar tranquilos... 

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