zen del amor...
Detrás de toda esta rabia se esconde una tristeza profunda…
Siempre quise que quisieras estar conmigo pero no lo estas, y cuando lo estas pues es como si no estuvieras…
Las cosas mas verdaderas son las que no toman tanto tiempo ni espacio para decirlas o para darse cuenta…
Solo hay que aquietar un momento la mente y la emoción, respirar y meditar en lo que es confuso, en lo agitado del momento, decantar y así pronto la respuesta que esta en el alma, en ese espacio supremo en donde todos nos unimos con la divinidad, nos da la respuesta…
Pero hay que ser valiente para mirar y enfrentar lo que aunque tratemos de tapar por temor o tristeza, ya es evidente y yace en el fondo de lo que realmente es…
Quería estar con alguien que soñara, ansiara verme, tocarme, quería estar con alguien a quien el tiempo y las tareas de la vida diaria le hicieran sentir el apuro de terminarlas y corre a verme, no por vanidad, sino por la belleza de esa imagen que aunque ya herida y sofocada bajo la dureza del corazón ciego y los errores de la ignorancia, fuera como una cosa eterna en su mente enamorada…
El amor puro, la recompensa del delirio y la ansiedad de verla, de estar con aquella persona, de que si uno no tiene su calor, pues como que el mundo entero pierde un poco de luz, esa entrega hermosa del hijo al padre que adora, esa fuerza imposible de vencer por nada ni por nadie, y bajo ninguna circunstancia que intenta separar al amante de su amada, a la amada de su amante y no lo puede conseguir porque ni siquiera la muerte es capaz de romper un vinculo de amor así, pero estos tiempos son obscuros, dudosos, agrestes, duros, lejanos de aquella ilusión…
No es por lastima que uno debe amar, no es por deber, simplemente existe la emoción, trasciende el pensamiento y recurre a la acción…
El amor directo, sin fronteras, sin condiciones, el amor supremo, el amor que no esta ensayando nada, no esta probando nada, ya tiene y agradece lo que tiene…
La belleza de una mente sin dudas, es como el agua pura de un manantial que brota del corazón de la montaña sagrada y nutre sin medir consecuencias a toda la unidad viviente, al que se acerca con reverencia y gozo en el corazón ante su fuerza y presencia…
El amor que no atormenta, no te obliga, todo aquello es falsa emoción, enfermedad del sentimiento…
Cuando amamos, la calma de un día soleado es lo que el alma siente y si existe algún tormento, es solo el de no poder ver o estar con el objeto amado…
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