El eco de lo real...


Nuestra existencia manifestada aquí, es consecuencia derivada y lógica de una realidad cinética del ser que antecede al sujeto que experimenta, vibrando en la tipología de una manifestación concreta, del yo soy esto, ahora; nuestra vida es la forma especifica que aparece bajo un poder dirigido desde un estimulo anterior, que se hace fuente suprema de un “eco existencial” que ahora, somos nosotros, y es lo que hace ser al “yo así#, aquí y ahora en el que actúa, siente y piensa; en lo que estima y se reconoce como un yo soy...

Nuestras vidas, son resultado perfecto y directo del poder de un fenómeno acústico de reverberación trascendental; todo lo que ya somos ahora, existe en la regla de una distancia pretérita de una inteligencia activa, que emanó "desde un principio" la experiencia actual del “ser aquí”, del ser ahora esto; el pasado es lo que vibra y se manifiesta en un presente, determinado en un “delay” de antaño. una antesala medida de la misma experiencia de ser ahora, una suerte de “retraso” de lo esencial en la manifestación actual, en la relación directa desde un pasado impulso, de algo que hoy día ocurre así en la coherencia de este ahora, y en lo que en ello se encuentra...

Nuestras vidas son los ecos de un “pasado” que llega a ser forma y vivencias concretas, pero se manifiestan y a su vez; también generan la persistencia de una onda especifica que prosigue el camino, y se extiende hacia un futuro en la distancia de toda tendencia e influencia...

Todo lo que vivimos ahora, es acto y derivado exacto de una fuerza que ya viene de atrás y moldea nuestra "nueva" experiencia; todo lo que hacemos aquí, es causa y molde de un futuro en su expresión tangente, también muy concreta; pero esto no es solo una imagen de la idea en la transformación posible del destino, es la capacidad de ver y entender, las coherencias exactas del mismo fenómeno de un insistir para existir y alcanzar mayor consciencia; la conciencia entonces, no es más que una observación muy lucida, aguda y despierta, de la propia relación momentánea con las fuerzas que moldean nuestras vidas y las determinan bajo la ley de un tiempo...

Nosotros somos los ecos, los resultados que se hacen ser también aquí, percusiones de todas las promesas y profecías futuras que se extienden mas allá del momento, forjando el futuro con la frecuencia; nosotros somos los efectos de una identidad tanto física como metafísica anterior en la secuencia y la claridad del portento...

Un hombre que se descubre, descubre el poder del tiempo en sí mismo, descubre la verdad del eco y la resonancia que lo hace a un ser cuerpo y un maestro en su adentro; no intenta entonces cambiar por costumbre, mucho menos para complacer; lo hace para comprende el poder de esta inercia y ralentizar su energía para transformar la existencia; nunca lo hace para forzar la inercia hacia una fantasía de enajenación consciente, no obliga al poder, lo absorbe y supera con gracia e inteligencia...

Un ser que ha despertado, comprende bien la raíz del cosmos en las frecuencias que lo constituyen como raza, como una forma, un concepto y estado inherente a la materia que ahora nutre y sostiene en su aquí y ahora, pues lo hace ser completamente en la presencia como voluntad y destreza en la existencia...


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