El conocimiento no es nada sin la máxima honestidad y disciplina; simplemente no es bueno, solo sirve para evadirse y decaer dentro de un laberinto triste de una mente odiosa e infértil, de una mente perversa que degenera rápidamente en las personas hacia una vida hueca, sesgada y viciosa...

El problema de la verdad en la justicia y la educación moderna, no es realmente la función suprema y necesaria de una obediencia integral hacia un maestro y en los que se aman, realmente; el problema es la ceguera e ignorancia promovida de nuestras conciencias, respecto a la capacidad real para entender, detectar y observar, intuitivamente; la verdadera intención detrás de toda apariencia de razón, probidad y certificaciones en los que controlan el proceso de instrucción, relación y enseñanzas, (y en los que se imponen como los dueños de una verdad, especialmente), puesto que si lo hacen mediante artimañas patológicas y un motivo de interés cínico, egoísta y engañoso; ya eso es algo que no corresponde cabalmente a una grandeza genial de respeto y de amor hacia nuestra raza, familia y nación...

Por todas nuestras maneras de relación social, como idea leal de unidad de espíritu y destino en la simple necesidad del cuidado, la dignidad y nobleza; la verdadera idea de producción y ejercicio activo de una mayor fortuna, belleza y gozo, se exige a sí misma de honestidad brutal y una fortaleza suprema en nosotros; entonces la educación y la relación no es ya más un medio torcido para crear la enfermedad y las mentiras que destruye a un yo, a un tú y a un magnífico poder ser nosotros...

Las apariencias siempre engañan a quien se evade y desliga de su propia historia y naturaleza, le engañan y esclavizan desde su propia incapacidad e infidelidad para atreverse a ver sus propios vicios, manías y errores; de las trampas y manipulaciones que ejerce, culpando siempre al otro para sentirse libre de toda responsabilidad frente a la ruina de las personas y familias completas; esto es porque se cree alejado del veneno que en realidad carcome su propia sangre y la experiencia que lo envuelve, y una disciplina, no es solamente una técnica...

La verdad es todo un arte supremo en el comprender y entregarse, limpia y totalmente; pero ahí es justamente donde los tecnócratas, los hipócritas y desencantados del mundo, generan siempre el peor veneno de un sufrimiento eterno...

Miran siempre al infierno y el mal donde no está, porque en realidad; lo llevan dentro...

"Míster Capisce"

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