Sobre el vacío que somos...
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La estructura se hace de imágenes más que nada, y hay valores en juego, son la paradoja humana del olvido en lo importante, una derrota que se hace al triunfo, y un triunfo que nos deja impávidos más que heridos, ¿pero qué es la fortaleza entonces?; muchas veces solo el mirar el vacío y hastío que quede...
La inconsistencia aturde, lo inmediato y la observación de las reacciones que somos, eso es de lo que nos ideamos para ser por la afinidad misma de la fijación de ideas, y por la atención requerida que le has dado a la importancia en la impronta de lo natural, ¿y que es la impronta que forja imágenes de lo importante como ideales?; pues nuestra impresión de lo que se teme al olvido, ¿pero que es de este olvido?...
Es algo de aquello que pensamos como lo justo y necesario para ser, o para seguir siendo, pero es desde ese declarado ser como la montaña se eleva sagrada en su idea, vive de improntas perfectas por las que reaccionamos, y hacemos de un producto triunfal no en la imagen del ser, sino en la espera de tales resultados pretéritos de este mismo hacer para lograr una reacción planeada en el otro, porque somos controladores del diagrama…
Una reacción existe como lo que proyectamos de habernos sentido heridos o agradados por “algo” que es “alguien” y responde o activa, pero entonces, cuando la lógica se hace inconsistente en las relaciones que idean como esperadas, (y bien sea el otro o el yo lo que no cuadra en lo que se espera), reaccionamos por defecto automático y ocurre la conducta "extraña", tal reacción como actividad es la señal de “salida de emergencia” en los sistemas, porque así lo es, nuestra idea al mando de un control del olvido en la perfección que arruina…
Ahora nuevamente se altera en la emergencia siempre que se hace algo inesperado, y esta fuerza es tratada con la metodología antigua, de algo reconocido ya como la reacción necesaria ante lo extraño que atenta en la claridad de nuestra idea preferida, de la imagen de la realidad y la seguridad de esta realidad, y de la claridad de lo que se espera de la experiencia en la catástrofe o el error cuando no encuadra en ello, o en lo de cualquier cosa e imprevisto ante “lo de siempre”…
Lo es porque vivimos ante lo dado como lo común y corriente, y en nuestra reacción comprendemos la verdad de la realidad que formamos como entes, más bien como máscara ideada del ente, ¿pero es “eso” un “ente” o un “Ente”?, ¿De un ente cosa o un Ente al Rúh?; la personalidad se funde en la idea y la experiencia se hace extrañez en si misma así...
Dichosa paradoja que existe para el avance en donde se requiera tanto de la mente que es el hilo y el hito, de Ariadna o el laberinto, y en las migajas del bosque caídas, como lugares donde al volver los pasos resolver logramos salvar la Obra que diluye y coagula porque respira…
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Esperando nada, todo florece, ya hemos visto en pistilos del bien o el mal jugar con los engaños de la apariencia, invocando diablos divinos y alertas de bondad en la seguridad destinada al noble oscuro...
Pero no hay de "sus", que es solo la tierra en ella que mira y sonríe, y en la búsqueda de vanguardias las masas triunfaron sobre la exquisita élite, dejando la triste banalidad social de hoy día, y en el odio se hace mezcla una dulzura cada vez más profunda en donde nos vamos calmando, cuando hermano ataca a hermano, fluimos tornos que somos los odiosos, los malditos; los enclaustrados de por vida en Voluntad genuina...
¿Y me preguntas si hay miedo?, la nada misma es lo que queda, el miedo solo funciona para lo que pensamos cuidar como algo importante, y de la importancia no queda nada que podamos tener o mantener con nuestras vidas, la apuesta es solo un juego, no hay seriedad en las sonrisas, mi energía es la realidad en la que he logrado ver y hacerlo todo, estamos perfecto al día...
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