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Jamas un sabio "expulsa" algo de si, comprende que así no es como actúa la verdadera ciencia mental, el Filosofo real, transforma o sublima efluvios, influencias y energías, no expulsa nada, mas bien "vacía" su mente y limpia sin violencia o apegos...

Un Sabio genuino, (porque no hay otro) comprende, es fuerte y determinado en el proceso Mayor llamado de purificación, renunciando a las variantes menores de distracción y reflejos turbios...

Muchos quedan en los reflejos de su propia ambición mental, el Sabio se hace uno solo como el tiempo y espacio sin ningún fundamento, no expulsa porque entiende a la misma inercia, el Sabio gira y pone a todo en Orden Maestro...

Sabe quien lo observa y porque le observa, sabe quien ama y quien odia, el Sabio conoce todas las intrigas y desvelos, todas las trampas y banalidades psíquicas y emocionales, pero no se mueve...

El Sabio no cae ni asciende, ni sube ni baja, ya no es la rueda pero sigue "aquí", no le importa la pregunta o la respuesta, ya es; comprende y realiza sin necesidad del éxtasis o abulia, el Sabio triunfa en lo eterno sin la necesidad de convencer ni convencerse ante nada ni de nadie...

El Sabio es libre y así es fuerte sin forzar o dañar a nadie, es amable sin la ansiedad de acaparar la atención o hacer trampas...

Al Sabio no le importan los que se andan probando entre sí, porque entiende que solo buscan negar la enfermedad de sus propias mentes cárcel...

El Sabio es todas las llaves de los cerrojos y la gran calma...

El Sabio es pureza porque no le importa un "comprobarse" entre la gente que se aturde en los venenos de su propia mente...

Sabe porque siente, sabe porque vive, sabe porque acepta...

Sabe porque crece igual que un fruto en los arboles, y ya...

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