Somos guardianes que observan...

El poder de la pureza en las cosas, se nota de inmediato en cual es la verdad que esta expresa, que unos son como el agua contaminada y quieren siempre quedar con pan y el pedazo en las situaciones humanas, de no perder nunca nada y ganar siempre todo y así, desgraciar lo importante...

Terminan viviendo una existencia cínica y banal, hueca y sin gracia donde el sujeto siempre ha sido y sera un objeto en sus manos; pero otros, que se atreven al todo o nada, bien pierdan, ganen según estándar social, persisten sin ser nunca rebajados a una "elección" fría y racional, cuando de amor y hermandad se trata; aquí la emoción valiente es lo que mueve sus corazones, de ser como el cuarzo o agua limpia...

Sabe bien lo que anida y refleja en el otro, porque no hay deseo o ambición fantasma en sus hechos y escritos, y así; aun cuando estén vistos como ese arriba o abajo en los cínicos y los tramposos, no pierden jamas la vida y la nobleza...

Pues no era aquí su espíritu y valor real, el hecho de ser mejor o peor que un otro, ni tener que demostrarlo para convencer(se) a nadie de esto, pues no era aquí el sentido real de unión, convertir(se) y ser como una mercancía humana en los planes de ese otro; no era y nunca serán ya entonces su vida una mera cita y cifra...

No somos opciones, nunca una probabilidad de agrado o disgusto en las manos de un otro que así piensa, siente y actúa, de todo lo que es justamente el origen y el modo en que contamina y destruye, la belleza y dignidad, la nobleza y el cariño de un hombre o mujer virtuoso...

El amor y la obra en su honor y esplendor sagrado, jamas serán resultado de un calculo ante el poder, no una fría y precisa estrategia en base a ser perdida o ganancia, no es forjar triunfo en la competencia, es fuerza y potencia de acción y determinación conjunta, absoluta y radical, sin miedo o pretensión de hacerse como una garantía infinita de alienación y vanidad en los precios...