Sobre el deseo en la llamada "trascendencia"; un señuelo engaño de la tiranía espiritual bajo las modas, publicidad para organizar ideología de control y explotación física, sexual, emocional e intelectual en sus "adeptos"......
LA MANERA EN QUE HAN QUEBRADO TODA REVOLUCIÓN ESPIRITUAL...
La iluminación como proceso de predica y conquista existencial, ya es un fenómeno deprecatorio y explotador, de todo rasgo individual en sujetos débiles; aterrados frente a su propia muerte y contradicción vital, un escape alienante al dolor del desgaste, mediante el engaño de un espejismo infantil; del jardín del edén, o el premio al niño bueno...
De esta forma, la técnica de trabajo nunca entregara una libertad mas que "condicional", se engaña y traiciona en su estructura y sistema, no busca liberar de la ideología imperante, intenta convertirse en dueño de la verdad y en sujeto referente al significante; pues quien se acerca y construye una vida en obra, en base al clamor virtuoso de un deseo erótico, espiritual o sublimado en cualquier cosa, ya es seguidor de vacíos trascendentales; de esta forma todo es potencial de orden y control; quien busca la libertad de esta forma, no avanza, elige entre dos cosas que ya están dadas, pero no observa que la elección en si misma, no es de un camino a seguir, es de una "modalidad" de acercamiento a la entendida "realidad" de las cosas, eventos, personas y del si mismo, por eso la genialidad no elige, crea lo que desea, a "imagen y semejanza", de una referencia organizada...
La filosofía como raíz de toda practica, y la observación como potencia radical, y el ejercicio no en la demostración, no en el afán de "comprobar" las verdades, pues quien manda así su mente y cuerpo, es solo un rector de intereses relativos a ideologías; la idea holistica no es algo que viene a reemplazar el concepto o representatividad de un "dios"; aquella o aquel, no puede ser un ser realizado, pues lo que en realidad realiza, es solo un programa en la agenda especifica, un proceso, y partir de allí; bajo la observación de un "logro", de una meta, de algo llamado como avance personal; se crea el sentido de su valor, pero no se acerca a ningún absoluto, mas que al que en si mismo a inventado, parcialmente como una verdad universal, y esto es pretensión de conquista...
Todo esto, que veo en ambientes libertarios y esotéricos, espirituales y conservadores de hoy día; es realmente algo muy cercano al proceso de adiestramiento animal, no es que se libere a la persona, mas bien, se le contiene y contenta, en un limite que se le hace justo, correcto y trascendente, adecuado; como producto al mercado, el consumidor "elige" y así, se siente poderoso y libre; pero es solo un falseamiento de la libertad, ya que se establece una mercancía del bienestar, manipulación psicológica, desarticulando toda fuerza revolucionaria o critica frente al "status Quo" político, económico y sociocultural...
En su ansia de olvido y finitud, la liberación no es resuelta en la practica, se alcanzan logros materiales, y estos son comparados a un avance "espiritual"; si es mas flaca es mas "pura", esto no es mas que el continuo de una enfermedad mental, LA ANOREXIA, una anorexia que va del cuerpo a la emoción, y no es mas que una mentira, una ilusión espiritual de libertad y plenitud, un eslogan publicitario; propaganda ideológica que solo ofrece, la"compra" de un programa de investigación, elevado a la promesa, mediante el esfuerzo en mas tiempo, y dinero al final, cae bajo una calma tan dulce, como la poderosa muerte...
EL DESEO COMO IDEOLOGÍA...
Al darle un "origen" cercano a lo inmaterial o trascendental, "romántico" o clínico; al deseo, lo que se le hace es crearlo como ideología del deseo; mediante la prueba irrefutable del deseo como sistema de creencias; se le pone en importancia excepcional y a la vez se le asegura, como sagrado en nuestros tiempos; se hace "aislado" del avance real critico de toda experiencia de investigación, se le hace inalcanzable y de allí, algo atractivo e interesante; pero este es un deseo retorico, no real; porque es predispuesto en la conducta y la manipulación de masas, reside en la conducta adquirida, como un tema central de todo cuerpo que ya es, significante en relación a otra cosa, el deseo es lo que establece la acción, en referencias de un sistema de creencias, asumidas o aceptadas como adecuada y verdadera; real, hasta que aparece una nueva cosa y lo absoluto de la realidad, pierde consistencia, pues la fuerza que aúna su energía, no deriva en realidad de la persona, sino de los mecanismos "invisibles" que la tienen contenida, controlada, estable y "segura" en su "caja" ideológica...
El deseo mediado en palabras, cargadas a su vez, de intento histórico, o acción mediática o mecánica, automática o intencionada; el sentido y razón de influencia a intereses, es creador de la contingencia y la conveniencia; y aun en su rechazo, el deseo no tiene nada de especial o que lo hace distinto a otras cosas, en ese sentido, es causalidad fragmentada; por lo tanto el deseo, así como cualquier otra cosa "fuerte" y predominante; puede servir de eje central para cualquier estructura ideológica. De hecho, los deseos casi siempre son, se convierten y refuerzan en las costumbres, se hacen ciclos fijos, referencias conceptuales o culturales de alguna idea, o ejercicio que se "define" a si mismo, según su impulso y necesidades, como la "expresión" de algo que influencia...
Un deseo supremo y emancipado de la tiranía de la razón, es lo mismo que defender a un dios fundamental, hacerlo intocable de las pruebas científicas, así como de las parábolas rebeldes; de la filosofía o medicina, de la física y la cocina, distanciarlo para hacerlo absoluto; el solo hecho de "pensarlo" en perspectiva, ya es reconocer que la gravedad "existe", y "esta", no el la cosa sino en las relaciones de las cosas; por eso es relativa a un sistema de referencia; tal como la "importancia" de un deseo (necesidad), se reconoce en la tensión que aumenta, sostiene o decrece sus fuerzas...
Tentar sabiéndose un deseo como intención, creando impulso de acción que si no se expresa, se agota, revela su dinámica real prontamente, o se vuelve un vicio; también se hace costumbre, cuando se concreta ya, bajo el criterio de un sistema de forma y orden, así se organiza, y deriva en sublimidad, pues permite describir impresiones, en acto político y real, aquí en torno a algo que se pretende, ya es común a todos; de algo que viene "de adentro", pero es germen de engaño y control social finalmente; ya que esta idea en la cual se adscribe a lo ideal, que existe en lo posible de entender como hipótesis la satisfacción y el deseo, es como una promesa "helada", en realidad no es relevante para el deseo en su realización pura, es relevante en lo que hace a la persona "ser", frente a si mismo y el mundo; por eso el deseo define tanto el carácter como la voluntad que influencia; puesto que el deseo no cumple funciones "orgánicas", opera en tensiones políticas y económicas, de relación social, cultural y epistemiologica...
Saber que no hay deseo humano como tal, que no deje de ser un predicado mayor, un concepto aglutinante, una relación de exterioridad e interioridad conjunta, y en eso se juega su capacidad de satisfacer nuestras ansias, resolver identidades; un deseo es una suerte de dialéctica compulsiva ante si misma, tendencia interpretativa de nuestros propios instintos, impulsos o caprichos, venidos de un "dialogo" subliminal o evidente; el deseo se iguala a lo mal entendido a mi ver, como lo subjetivo; pero el deseo no es mas ni menos importante o subjetivo, u objetivo y concreto, que cualquier otra cosa o concepto, o evento humano...
Las necesidades siempre marcaran un limite a lo atendible como lo posible y concreto; un mapa de algo que se aleja del concepto, que se aleja de la experiencia, por eso es dinámico y no estático; un deseo estático seria solo un "desvío" de la realidad que "exige"; pero esto lo hace, tratando de describirlo como carácter, como "expresión" consumada, pero en realidad no quiere describirlo como tal, el impulso; lo que quiere este deseo es definir campos de influencia y ordenar nuestra posición, dentro del sistema operacional de relaciones y valores; del cuadro circunferencial semántico que ya es, un acuerdo social basado en la jerarquía e importancia, una convención temporal; de todo lo que han hecho en la mente humana, al convertirlo en nodo central del valor de importancia...
El deseo como concepción lógica, no importa en la "cualidad", que se entregue al valor mismo del deseo, como representación formal del éxito o el fracaso social; esto solo lo diferencia de los otros deseos, de los otros seres humanos; pero en el deseo en si mismo, que ya es tendencia o costumbre; se esconde una mascara con la que se encubre el horror, la indiferencia o admiración social; este deseo es fundamento ideológico y como tal, define un sistema de "casta" y orden bajo la extraña diferencia; describe una jerarquía necesaria al control político y social del poder, en cualquier lugar del mundo; de allí el afán del control del deseo en dogmas, tecnologías llamadas "espirituales", o programas económicos políticos y religiosos culturales; ya que si se le hace intocable y sublime al deseo, en lo místico y romántico de la propaganda, o en su morbo y terror del tabú o el premio; se adscribe como dispositivo de reconocimiento y participación cultural; así el ser humano "usa" el deseo para ser deseado, reconocido o participante, en un sistema que no lo integra en su condición pura, entonces ya no importa en su intención propia, porque el deseo se hace en lo que se esta creando lo alienante de si mismo, y en la idea de lo superior, del hombre o la institución creada, tanto como su prueba o desafío, tanto como el premio o la meta; siempre en la idea de que hay algo en los sistemas en pugna, que debe ser superior o distinguido de otros elementos; por eso el deseo acerca e unifica ,y a la vez nos distancia y distingue; esta es justamente la base dinámica de construcción ideológica, en tiempo o lugar...
El deseo, cuando se lo indica como tensión social, es mas cercano aun, a querer ser realmente, la justificación de un eje central en la ideología, tal como ocurrió con los predicados del romanticismo o el yoga, la idea de la colonia o el pos-modernismo; y mucho mas que otra cosa; el deseo en si, cuando es puesto en la importancia de ser satisfactorio, de ser "la" excepción del evento como lo ideal perfecto, así como para estar juzgado en figura central de toda ideología; indica un poder que unifica; mas de algo hecho superior a otra cosa, por nuestra propia idea e interpretación formal, de lo entendido como lo necesario y eficiente, lo atinente e inflexible a la vida diaria; el señuelo de la incertidumbre aumenta el deseo así; pero esto es otro acto ritual de intervención frente al gusto o disgusto, creándolo como mecánico, de algo que no se diferencia en nada, de una ideología policial totalitaria...
Concebir la realidad como una cosa, en referencia a otra, como estándares aun cuando fuera esta, fantástica, imaginada o ilusoria; hasta el momento en que se "hace" al deseo esfuerzo, o impulso de esfuerzo; como algo supremo y trascendente, entonces; se le impone un valor de núcleo fuerte, de "hardcore" (Lakatos); y de esta forma al sustraerlo, de la experiencia, se convierte en ideología, lo que pretende el místico o el romántico, es hacerlo como algo "top", "divino" e idealizado; de lo que igual lo concreta, en otro engaño de omnipotencia y por lo tanto, de supremacía por sobre todas las otras cosas, algunos dirán que la lucha es interna, pero el problema no es ubicar la "lucha", es comprender las tendencias, mas no olvidar la autonomía...
La diferencia "real" del mapa y el territorio, no esta en ser ellos mismos, están en quien las concreta como opciones de ideas de experiencias; y esto es muy nuestro en realidad, bien actual, de algo que puede y ocurre, que convierte al deseo en tirano absorbente de toda estructura lógica, que se le acerque, tal como el impulso evangelista de toda ideología que se ha hecho un dogma, un método; y he allí el poder de su magnetismo, lo atrayente en la seducción de un poder sobre el proceso, de un impacto que puede asegurar algo; pero de algo que va a engullirlo todo finalmente, como auto referencia, en la nada o el todo, si ya son la misma cosa; el deseo visto así, es la inquietud "narcisista" de intención conquistadora; también pudiendo ser pulsion sexual de ímpetu intenso, lo que es mas cercano a la historia de Antígona; en donde, se observa que el deseo, se hace una representación lógica e ideológica en la acción humana, y esta es solo puesta en conflicto, debido a su realidad social, contingente al momento ideológico que establece un orden...
Por todo eso decae en pugna y conflicto el deseo, y se hace extraño y confuso, peligroso en su carácter impreso; percibir ante otra que se afirma en la fuerza inamovible de algunas costumbres, ¿vivir para producir?, ¿o producir para vivir?, ¿que deseamos para existir?, ¿o existimos para desear?, es frecuencia de una transformación de la observación relativa; estática, agresiva o regresiva; sin la carga espiritual del contenido ideológico, y eso es llegar a "dios", o a ser supremo...
Por eso es que la lucha en el deseo, o el baile es explanada en la idea de toda creencia, de un movimiento indicado, una conducta, una guía o un método; una imagen y sus referencias; la impronta, tal como un deseo ocurre cuando se hace urgente e imposible, ¿si no es algo que esta destinado a ser algo?, tautologia; o es mas bien dinámica, una tendencia y en esas tendencias, así sean de "excepción", como en toda tendencia, para expresarlo se adscribe a un universo de significados y relaciones valoricas, referentes a una estructura ética o mitológica, y en toda ética, o regente cultural; aun cuando sea algo efímera en lo temporal o legendaria, eso ya es ideología; un sistema de referencias y actitudes generales...
Así se mantiene al deseo "idealizado", en lo que genera respuestas de nuestras propias conductas, se evidencia y "espera" en la inercia; pero no se observa al deseo en la realidad, se le observa en su influencia y consecuencia, o en la intención gregaria; y así, se le niega una realidad científica y racional, de la observación del deseo en si mismo, como estructura de orden; lo que se construye no es el deseo, es la modalidad de expresión del punto de acuerdo al comunicarlo como demanda o realidad...
¿Por que lo que se esta observando en realidad?, ¿es el efecto que este causa en nosotros?, ¿mas no es el evento mismo de la creación de una costumbre?, ¿de algo que ya es, este deseo en si mismo?; confronta algo inherente como relación social y estar ante el mundo, también se reconoce en la propia humanidad como tal, la dinámica de percepción propia y de sus referencias; por lo tanto el deseo conlleva y significa una conducta y una guía; un método o estrategia de acción en la materia, concreta o se frustra; se olvida...
Esto es mas que diagnostico, el deseo romántico, así se convierte en un método mas de la ideología imperante, en moda que absorbe el mercado; en tecnología o ingeniería social; de así como de cualquier otra cosa o concepto que se hable, o piense, se puede hacer algo relevante o central en un sistema; pero la entropia misma, se ha vuelto una contradicción vital, describiendo algo que no es central, haciéndolo central, nuclear como teoría...
según sean sus sistemas de relación, las ideas se derivan de los deseos, así como los deseos de las ideas, y las ideas no son solo fundamentos lógicos o empíricos; todo sistema que emplee un esfuerzo jerárquico, secuencial; tiende a esta expecionalidad de comprobar ciertos conceptos o ideas, tendencias; como las mas importantes y por ende, como lo intocable; lo nuclear; esto deviene de la idea de un rey o un jerarca absoluto e incuestionable, una cabeza de flecha de todo el sistema relacional significante y eso, es justamente convertir deseo en ideología y dogma; la fuerza del deseo, crea importancia y urgencia; crea la contingencia; por lo tanto, no hay deseo sin la ideología, ya que el deseo mismo es como la huella de una idea, de un fenómeno o interpretación de experiencia...
Ya esta derivado de un discurso y una carga cultural genética; esto que es observable y "administrable", la economía del deseo en la restricción o la contención, la idea de sublimarlo; así se le hace un acercamiento a una dinámica teórica y formal, filosófica; pero esto no solo sucede con la idea del deseo, también con la del fútbol, el alma, el porno o las tecnologías, de las armas, del amor, lo banal y el dinero, o la ecología y la literatura; para mi lo importante no esta en la diferenciación de mil conceptos, como si fueran barras bravas representativas de sentido e identidad divergente; de un concepto o mas bien, de un sistema de apreciación que opera; en el deseo en si, como tal, y no es mas que otra tautologia digna ideológica, ya que el carácter mismo, no esta en nombrar taxonómico algo como tal, o en la palabra o la idea aislada, sino en el "deseo" de hacerlo importante, urgente o inesperado como tal, el deseo de consumar algo...
Esto ya es una carga cultural y epistemiologica en si misma, una pulsion llamada por algunos de animal, pero que también responde a esta urgencia que se hace, estallido de una resolución practica en la vida, de una necesidad de urgencia, o ambición; el deseo en si mismo, es todo el potencial puesto en juego; pero no deja de estar relativo a la expresión concreta de ese potencial en una idea, en una imagen u objeto, o en una dinámica y tendencia, e incluso en muchos, como una moda o automatismo social, lo importante es ver, que o quien guía el relato interno...
El deseo como lo subjetivo, se ha hecho un poder dominante, de esta manera al negarse a su carácter ideológico, porque se le intenta encuadrar en un ámbito místico e inigualable, ideal e intocable, tal como ocurre con la imagen del mapa, o del ídolo, el profeta, el papa, el guru o un dictador de cualquier dogma o ideología; que se piensa es metodología perfecta, como para no poder, deber ser nunca expuesta a critica como sistema lógico, es el escape real de lo concreto, es confundir el mapa con el territorio, justamente...
Por otro lado, el hecho de que nosotros no tengamos, por ahora las herramientas de observación precisas, no significa que la experiencia o el fenómeno en si, tenga que ser de la manera adecuada, a estos recursos de análisis, de experiencia y reflexión; en pocas palabras, la explicación siempre es la forma en que se relaciona el que vive u observa lo que ocurre, o lo que hacen; y si se hace al deseo, así como a cualquier otra cosa, una forma de referencia dislocada en la observación misma, en la idea de entenderlo como sublime; de hecho algo que es irrelevante al concepto en si mismo, ya que todo elemento significante puede servir para constituir sistemas de ideología o conducta cerrada; el deseo en ese sentido, ya no es distinto de cualquier otra forma representativa, cosa o concepto en la comunicación e interacción vital; por otro lado, ¿porque debería serlo?, ¿el deseo algo subjetivo?, ¿y que hace al deseo intocable?, así como lo fue la idea de un dios blanco en el cielo, o de la ciencia como absoluto aglutinante; o la observación actual critica, de la convención social que algún día nos dijo, que algo mas pesado que el aire nunca podría elevarse y volar por los aires...
El defender el concepto del deseo de esa forma, tanto "purista" o "libertina"; ya no es ninguna vanguardia, ¿Y que es la vanguardia sino una eterna abstracción del proceso?; idea científica de lo que es progresivo, pero esto me da la impresión, de que es convertir la tiranía de un valor antiguo y omnipotente, en tendencia modular, de una nueva estructura ética en el núcleo, y así; como toda ética ya es un esquema claro de acuerdos, valores, costumbres y relaciones; el deseo mediante, es por lo tanto, un sustento al sistema e ideología...
El deseo mediado en palabras, cargadas a su vez, de intento histórico, o acción mediática o mecánica, automática o intencionada; el sentido y razón de influencia a intereses, es creador de la contingencia y la conveniencia; y aun en su rechazo, el deseo no tiene nada de especial o que lo hace distinto a otras cosas, en ese sentido, es causalidad fragmentada; por lo tanto el deseo, así como cualquier otra cosa "fuerte" y predominante; puede servir de eje central para cualquier estructura ideológica. De hecho, los deseos casi siempre son, se convierten y refuerzan en las costumbres, se hacen ciclos fijos, referencias conceptuales o culturales de alguna idea, o ejercicio que se "define" a si mismo, según su impulso y necesidades, como la "expresión" de algo que influencia...
Un deseo supremo y emancipado de la tiranía de la razón, es lo mismo que defender a un dios fundamental, hacerlo intocable de las pruebas científicas, así como de las parábolas rebeldes; de la filosofía o medicina, de la física y la cocina, distanciarlo para hacerlo absoluto; el solo hecho de "pensarlo" en perspectiva, ya es reconocer que la gravedad "existe", y "esta", no el la cosa sino en las relaciones de las cosas; por eso es relativa a un sistema de referencia; tal como la "importancia" de un deseo (necesidad), se reconoce en la tensión que aumenta, sostiene o decrece sus fuerzas...
Tentar sabiéndose un deseo como intención, creando impulso de acción que si no se expresa, se agota, revela su dinámica real prontamente, o se vuelve un vicio; también se hace costumbre, cuando se concreta ya, bajo el criterio de un sistema de forma y orden, así se organiza, y deriva en sublimidad, pues permite describir impresiones, en acto político y real, aquí en torno a algo que se pretende, ya es común a todos; de algo que viene "de adentro", pero es germen de engaño y control social finalmente; ya que esta idea en la cual se adscribe a lo ideal, que existe en lo posible de entender como hipótesis la satisfacción y el deseo, es como una promesa "helada", en realidad no es relevante para el deseo en su realización pura, es relevante en lo que hace a la persona "ser", frente a si mismo y el mundo; por eso el deseo define tanto el carácter como la voluntad que influencia; puesto que el deseo no cumple funciones "orgánicas", opera en tensiones políticas y económicas, de relación social, cultural y epistemiologica...
Saber que no hay deseo humano como tal, que no deje de ser un predicado mayor, un concepto aglutinante, una relación de exterioridad e interioridad conjunta, y en eso se juega su capacidad de satisfacer nuestras ansias, resolver identidades; un deseo es una suerte de dialéctica compulsiva ante si misma, tendencia interpretativa de nuestros propios instintos, impulsos o caprichos, venidos de un "dialogo" subliminal o evidente; el deseo se iguala a lo mal entendido a mi ver, como lo subjetivo; pero el deseo no es mas ni menos importante o subjetivo, u objetivo y concreto, que cualquier otra cosa o concepto, o evento humano...
Las necesidades siempre marcaran un limite a lo atendible como lo posible y concreto; un mapa de algo que se aleja del concepto, que se aleja de la experiencia, por eso es dinámico y no estático; un deseo estático seria solo un "desvío" de la realidad que "exige"; pero esto lo hace, tratando de describirlo como carácter, como "expresión" consumada, pero en realidad no quiere describirlo como tal, el impulso; lo que quiere este deseo es definir campos de influencia y ordenar nuestra posición, dentro del sistema operacional de relaciones y valores; del cuadro circunferencial semántico que ya es, un acuerdo social basado en la jerarquía e importancia, una convención temporal; de todo lo que han hecho en la mente humana, al convertirlo en nodo central del valor de importancia...
El deseo como concepción lógica, no importa en la "cualidad", que se entregue al valor mismo del deseo, como representación formal del éxito o el fracaso social; esto solo lo diferencia de los otros deseos, de los otros seres humanos; pero en el deseo en si mismo, que ya es tendencia o costumbre; se esconde una mascara con la que se encubre el horror, la indiferencia o admiración social; este deseo es fundamento ideológico y como tal, define un sistema de "casta" y orden bajo la extraña diferencia; describe una jerarquía necesaria al control político y social del poder, en cualquier lugar del mundo; de allí el afán del control del deseo en dogmas, tecnologías llamadas "espirituales", o programas económicos políticos y religiosos culturales; ya que si se le hace intocable y sublime al deseo, en lo místico y romántico de la propaganda, o en su morbo y terror del tabú o el premio; se adscribe como dispositivo de reconocimiento y participación cultural; así el ser humano "usa" el deseo para ser deseado, reconocido o participante, en un sistema que no lo integra en su condición pura, entonces ya no importa en su intención propia, porque el deseo se hace en lo que se esta creando lo alienante de si mismo, y en la idea de lo superior, del hombre o la institución creada, tanto como su prueba o desafío, tanto como el premio o la meta; siempre en la idea de que hay algo en los sistemas en pugna, que debe ser superior o distinguido de otros elementos; por eso el deseo acerca e unifica ,y a la vez nos distancia y distingue; esta es justamente la base dinámica de construcción ideológica, en tiempo o lugar...
El deseo, cuando se lo indica como tensión social, es mas cercano aun, a querer ser realmente, la justificación de un eje central en la ideología, tal como ocurrió con los predicados del romanticismo o el yoga, la idea de la colonia o el pos-modernismo; y mucho mas que otra cosa; el deseo en si, cuando es puesto en la importancia de ser satisfactorio, de ser "la" excepción del evento como lo ideal perfecto, así como para estar juzgado en figura central de toda ideología; indica un poder que unifica; mas de algo hecho superior a otra cosa, por nuestra propia idea e interpretación formal, de lo entendido como lo necesario y eficiente, lo atinente e inflexible a la vida diaria; el señuelo de la incertidumbre aumenta el deseo así; pero esto es otro acto ritual de intervención frente al gusto o disgusto, creándolo como mecánico, de algo que no se diferencia en nada, de una ideología policial totalitaria...
Concebir la realidad como una cosa, en referencia a otra, como estándares aun cuando fuera esta, fantástica, imaginada o ilusoria; hasta el momento en que se "hace" al deseo esfuerzo, o impulso de esfuerzo; como algo supremo y trascendente, entonces; se le impone un valor de núcleo fuerte, de "hardcore" (Lakatos); y de esta forma al sustraerlo, de la experiencia, se convierte en ideología, lo que pretende el místico o el romántico, es hacerlo como algo "top", "divino" e idealizado; de lo que igual lo concreta, en otro engaño de omnipotencia y por lo tanto, de supremacía por sobre todas las otras cosas, algunos dirán que la lucha es interna, pero el problema no es ubicar la "lucha", es comprender las tendencias, mas no olvidar la autonomía...
La diferencia "real" del mapa y el territorio, no esta en ser ellos mismos, están en quien las concreta como opciones de ideas de experiencias; y esto es muy nuestro en realidad, bien actual, de algo que puede y ocurre, que convierte al deseo en tirano absorbente de toda estructura lógica, que se le acerque, tal como el impulso evangelista de toda ideología que se ha hecho un dogma, un método; y he allí el poder de su magnetismo, lo atrayente en la seducción de un poder sobre el proceso, de un impacto que puede asegurar algo; pero de algo que va a engullirlo todo finalmente, como auto referencia, en la nada o el todo, si ya son la misma cosa; el deseo visto así, es la inquietud "narcisista" de intención conquistadora; también pudiendo ser pulsion sexual de ímpetu intenso, lo que es mas cercano a la historia de Antígona; en donde, se observa que el deseo, se hace una representación lógica e ideológica en la acción humana, y esta es solo puesta en conflicto, debido a su realidad social, contingente al momento ideológico que establece un orden...
Por todo eso decae en pugna y conflicto el deseo, y se hace extraño y confuso, peligroso en su carácter impreso; percibir ante otra que se afirma en la fuerza inamovible de algunas costumbres, ¿vivir para producir?, ¿o producir para vivir?, ¿que deseamos para existir?, ¿o existimos para desear?, es frecuencia de una transformación de la observación relativa; estática, agresiva o regresiva; sin la carga espiritual del contenido ideológico, y eso es llegar a "dios", o a ser supremo...
Por eso es que la lucha en el deseo, o el baile es explanada en la idea de toda creencia, de un movimiento indicado, una conducta, una guía o un método; una imagen y sus referencias; la impronta, tal como un deseo ocurre cuando se hace urgente e imposible, ¿si no es algo que esta destinado a ser algo?, tautologia; o es mas bien dinámica, una tendencia y en esas tendencias, así sean de "excepción", como en toda tendencia, para expresarlo se adscribe a un universo de significados y relaciones valoricas, referentes a una estructura ética o mitológica, y en toda ética, o regente cultural; aun cuando sea algo efímera en lo temporal o legendaria, eso ya es ideología; un sistema de referencias y actitudes generales...
Así se mantiene al deseo "idealizado", en lo que genera respuestas de nuestras propias conductas, se evidencia y "espera" en la inercia; pero no se observa al deseo en la realidad, se le observa en su influencia y consecuencia, o en la intención gregaria; y así, se le niega una realidad científica y racional, de la observación del deseo en si mismo, como estructura de orden; lo que se construye no es el deseo, es la modalidad de expresión del punto de acuerdo al comunicarlo como demanda o realidad...
¿Por que lo que se esta observando en realidad?, ¿es el efecto que este causa en nosotros?, ¿mas no es el evento mismo de la creación de una costumbre?, ¿de algo que ya es, este deseo en si mismo?; confronta algo inherente como relación social y estar ante el mundo, también se reconoce en la propia humanidad como tal, la dinámica de percepción propia y de sus referencias; por lo tanto el deseo conlleva y significa una conducta y una guía; un método o estrategia de acción en la materia, concreta o se frustra; se olvida...
Esto es mas que diagnostico, el deseo romántico, así se convierte en un método mas de la ideología imperante, en moda que absorbe el mercado; en tecnología o ingeniería social; de así como de cualquier otra cosa o concepto que se hable, o piense, se puede hacer algo relevante o central en un sistema; pero la entropia misma, se ha vuelto una contradicción vital, describiendo algo que no es central, haciéndolo central, nuclear como teoría...
según sean sus sistemas de relación, las ideas se derivan de los deseos, así como los deseos de las ideas, y las ideas no son solo fundamentos lógicos o empíricos; todo sistema que emplee un esfuerzo jerárquico, secuencial; tiende a esta expecionalidad de comprobar ciertos conceptos o ideas, tendencias; como las mas importantes y por ende, como lo intocable; lo nuclear; esto deviene de la idea de un rey o un jerarca absoluto e incuestionable, una cabeza de flecha de todo el sistema relacional significante y eso, es justamente convertir deseo en ideología y dogma; la fuerza del deseo, crea importancia y urgencia; crea la contingencia; por lo tanto, no hay deseo sin la ideología, ya que el deseo mismo es como la huella de una idea, de un fenómeno o interpretación de experiencia...
Ya esta derivado de un discurso y una carga cultural genética; esto que es observable y "administrable", la economía del deseo en la restricción o la contención, la idea de sublimarlo; así se le hace un acercamiento a una dinámica teórica y formal, filosófica; pero esto no solo sucede con la idea del deseo, también con la del fútbol, el alma, el porno o las tecnologías, de las armas, del amor, lo banal y el dinero, o la ecología y la literatura; para mi lo importante no esta en la diferenciación de mil conceptos, como si fueran barras bravas representativas de sentido e identidad divergente; de un concepto o mas bien, de un sistema de apreciación que opera; en el deseo en si, como tal, y no es mas que otra tautologia digna ideológica, ya que el carácter mismo, no esta en nombrar taxonómico algo como tal, o en la palabra o la idea aislada, sino en el "deseo" de hacerlo importante, urgente o inesperado como tal, el deseo de consumar algo...
Esto ya es una carga cultural y epistemiologica en si misma, una pulsion llamada por algunos de animal, pero que también responde a esta urgencia que se hace, estallido de una resolución practica en la vida, de una necesidad de urgencia, o ambición; el deseo en si mismo, es todo el potencial puesto en juego; pero no deja de estar relativo a la expresión concreta de ese potencial en una idea, en una imagen u objeto, o en una dinámica y tendencia, e incluso en muchos, como una moda o automatismo social, lo importante es ver, que o quien guía el relato interno...
El deseo como lo subjetivo, se ha hecho un poder dominante, de esta manera al negarse a su carácter ideológico, porque se le intenta encuadrar en un ámbito místico e inigualable, ideal e intocable, tal como ocurre con la imagen del mapa, o del ídolo, el profeta, el papa, el guru o un dictador de cualquier dogma o ideología; que se piensa es metodología perfecta, como para no poder, deber ser nunca expuesta a critica como sistema lógico, es el escape real de lo concreto, es confundir el mapa con el territorio, justamente...
Por otro lado, el hecho de que nosotros no tengamos, por ahora las herramientas de observación precisas, no significa que la experiencia o el fenómeno en si, tenga que ser de la manera adecuada, a estos recursos de análisis, de experiencia y reflexión; en pocas palabras, la explicación siempre es la forma en que se relaciona el que vive u observa lo que ocurre, o lo que hacen; y si se hace al deseo, así como a cualquier otra cosa, una forma de referencia dislocada en la observación misma, en la idea de entenderlo como sublime; de hecho algo que es irrelevante al concepto en si mismo, ya que todo elemento significante puede servir para constituir sistemas de ideología o conducta cerrada; el deseo en ese sentido, ya no es distinto de cualquier otra forma representativa, cosa o concepto en la comunicación e interacción vital; por otro lado, ¿porque debería serlo?, ¿el deseo algo subjetivo?, ¿y que hace al deseo intocable?, así como lo fue la idea de un dios blanco en el cielo, o de la ciencia como absoluto aglutinante; o la observación actual critica, de la convención social que algún día nos dijo, que algo mas pesado que el aire nunca podría elevarse y volar por los aires...
El defender el concepto del deseo de esa forma, tanto "purista" o "libertina"; ya no es ninguna vanguardia, ¿Y que es la vanguardia sino una eterna abstracción del proceso?; idea científica de lo que es progresivo, pero esto me da la impresión, de que es convertir la tiranía de un valor antiguo y omnipotente, en tendencia modular, de una nueva estructura ética en el núcleo, y así; como toda ética ya es un esquema claro de acuerdos, valores, costumbres y relaciones; el deseo mediante, es por lo tanto, un sustento al sistema e ideología...
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