La belleza...



No puedo venderle mi alma al diablo, ya que esto seria como adquirir mis propias cosas, un "comprarse" a uno mismo, pero si se; que asumirse a uno mismo como mercancía, ya es algo bastante aparente y semejante, según ciertos rangos criterios clásicos, espirituales de la trascendencia humana en la historia; como algo imputable a la perdida de una llamada alma, algo como el espíritu, o estado "ancestral" y anterior, natural y original frente al posterior devenir del tiempo...

Mas comprender así la "realidad" del alma, es algo que implica en realidad, asumir la perdida de aquello llamado "puro" y original; de acabar con la inocencia o ingenuidad, frente al cambio económico y político, físico del valor propio y los otros, como recursos energéticos de existencia; y aun mas, siendo estos procesos culturales, maneras de percibirla en el mundo a este evento, el alma; como un cambio "dramático" en el control del destino personal; pero esto es algo que se ha hecho bajo una distancia, un cambio de nuestras cualidades por otras...

Esta es la relación que se entiende como en realidad, perdida del patrón universal; de algo que nunca existió al ser llamado como "individual" en la historia, de impulsos colectivos, y así; como el alma en la inmensa energía social, no es mas que un momento aglutinante; no existe como eterno, pues nada de esto es permanente, solo se expresa y realiza, o no, pero siempre; desaparece...

¿Vender que entonces?, ¿un producto "terminado"?, una idea fija, una imagen de apariencia estable; y esto es lo que se hace todos los días, en las calles y en las casas, en las fiestas y en los velorios de nuestras grandes ciudades, de los pueblos, los caseríos y los barrios humanos...

Dios, diablo, demonio y diva, héroe o el monstruo, la bestia, la nada misma, el océano, el poder y el abismo, la tierra y el fuego, el amor o el vacío; todo igual en la perdida... 

Solo es, la belleza...

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