hombre nuevo versus humano miedo...


Traen recuerdos extraños, intensos e inclasificables del pasado, donde solo existe una calle mojada, los semáforos en rojo y la ciudad desierta…

Un transito esotérico de la juventud, los edificios como las momias del pasado desnudo, arrasando en la quietud de la normalidad, dispersándose en la altura y desgarrando la piel de la tierra, las disculpas silenciosas, el guardia gris, aburrido en un legato infinito, encerrado medio dormido en su caseta, lejos de nuestros pensamientos pensando en la colación de invierno, sintiendo el reloj…

Pensábamos que éramos especiales, que inquieta nuestra arrogancia, como mañosos del pensamiento y su evasión de una corte fantástica de la nada, con nadie éramos unos pocos, unos cuantos, unos mas del montón que siente que entiende todo, desvanecidos en la ilusión del conocimiento secreto, buscando la eternidad en la inútil poesía de utopia viable, de que en realidad estábamos tan cansados de escuchar a los buena onda y sus porquerías de razonamiento y emoción selectiva, que lo nuestro era el momento absoluto, la totalidad inmensa y la gracia del poder espiritual, tendidos en nuestras cabezas, alejándonos de los que hablaban fuerte, de los que gesticulan y adoraban seduciendo a esas masas terribles…

Nuestros pasos no eran seguros, no eran confiables, no éramos por ningún motivo los que convencíamos a la autoridad, a toda esa autoridad estándar, a la autoridad legal y a la ilegal, no nos importaban sus argumentos de raíz política o estética, no nos importaba ser grandes, exitosos y reconocidos en las esferas convencionales, mucho menos en los círculos de elite jovial y tendiente al disfraz revolucionario de los que siempre hablaban luciéndose ante las minas y los borregos de toda índole…

Que asco nos daba todo ese mundo, un mundo al cual le habíamos primero temido por su rechazo enérgico hacia nosotros y después, por nuestro rechazo silente en contra de esa mazmorra humana, que terrible era sentirse parte de…

Cuando venia la gente joven, joven mas vieja en sus años mozos, nosotros siendo jóvenes seguíamos siendo demasiado viejos ya, ¿egoístas, elitistas a nuestra manera?

Pero que manera tan extraña era esa nuestra manera, que no era de muchos sino de muy pocos, demasiado pocos, casi ninguno, uno o dos, tres ya era demasiado, el ser humano no confiaba en sus hermanos, el engaño ya estaba echado, toda esa parafernalia de discurso y método ya nos parecía una mentira diseñada para servir de medio maquiavélico a la exageración y el lucro…

Nuestra búsqueda espiritual no era de masas, no era de aulas ni tampoco de protestas, protestas donde perdimos nuestra niñez, nuestras esperanzas, protestas donde moríamos una y otra vez, protestas cuando sabíamos que no se puede gritar sin saber que en realidad te van a matar, protestas sintéticas, desesperadas, protestas recicladas de esa época tan de vaselina y bla Bla…

Nuestro legado no era una protesta, era un hecho y acción constante, la de ser como éramos, no necesitando esconder las caras para demostrar lo evidente, alejándonos asqueados una vez mas, de toda esa locura magistral, y en esas calles con sus gases lacrimógenos, nos encontramos con la cara amarga de la mentira social, con esos luchadores chantas que solo hablan desde su intolerancia y los que ansían ser otra cosa que no sea ellos, el origen se pierde, nos lo quitaron una vez mas, nuestros compatriotas no nos ayudaron mucho, la gente supera y se inquieta, la gente tiene miedo y siente lastima, la gente odia y escupe, como todos nosotros buscando lo único necesario para vivir en paz, el amor verdadero, la raíz pura de nuestra existencia, estar con y donde se pueda realizar nuestra naturaleza, que no es esa de los discursos, ni de la poesía, tampoco esta aquí en esencia, sigue siendo banalidad y eufemismos desgraciados, tan bonitos a veces, tan terribles de pronto…

Aprendimos a no confiar en nadie, a verlos a todos como extraños, a entender que no éramos iguales, aprendimos la lección del desvarío y sus promesas falsas, que la única persona era invisible, la insistencia de la justicia ciega, la hipocresía de los mas superficiales, nos hundimos en la esencia del mártir, aboliendo el derecho de ser feliz, engañando a la idea y agotando el pulso en rabia y desden, creyendo ser mas fuertes pero haciéndonos mas tontos, vaciados en la moda de la instigación, en la balerina del capricho y en la onda de los distintos, que distintos esos que eran tan iguales, que iguales esos que pretenden ser distintos, no importa la figuración, tampoco la critica en lo mas mínimo, nausea y asombro al tomar la medicina…

Buscamos las luciérnagas del camino hacia la costa, las mujeres hermosas en su estrella del corazón, pero aun eran tan pocas, como debe ser o como puede ser, los muchos otra vez, esos muchos que siempre eran casi nadie, y todos los que no eran nada mas ni menos, la curiosa pregunta, ¿de donde eres?...

Aprovechamos el momento al tratar de integrar, de avanzar y formar parte de un grupo que no era mas que un disfraz mas de la conveniencia y entonces, todo empezó a darnos lo mismo, siempre aparecen los que agitan, que indican la senda del cambio, pero solo arrollan y aluden al odio máximo, a la venganza del tirano, se convirtieron el algo peor de lo que hablaban, se volvieron putas de sus amos y nos usaron, nos descuartizaron en sus discursos del joven combatiente, inflados del vino y la vanidad de sus armas inexistentes…

Los muertos como siempre no gritan, no se agitan mas que en su orbe intocable, las familias perdidas no agitan ni mascullaron, no tocaron guitarras en las fogatas, ellos ardieron en las fogatas…

Y por eso no les creíamos, y si lo hacíamos era solo para estar un poco mas calientes, nadie nos convenció jamás de aquellas tonterías cómodas, la revolución no es movimiento social, es un devenir muchísimos mas humilde y lejano, es una fuerza que se aleja de todas esas cosas tan manoseadas por los lideres ebrios de si mismos, no esta con los que siempre escapan de su realidad, la revolución muere para renacer en otra cosa muchísimo mas poderosa y necesaria, la revolución no es nada nuevo, no es la panacea, no es controlada por las mentes humanas, es solo un papel y un concepto, una imagen del pensamiento y un cliché mas de esta historia humana…

Que hacen el cambio de manos, pero no el cambio de mentes, no es el hombre nuevo, es el hombre miedo, lleno de insensatez, lleno de angustias incontrolables, lleno de la necesidad, dominado por uno u otro, entregado en su voluntad a siempre un mentiroso de turno…

El ser humano habla y escribe, y los demás leen y piensan que entienden, pero nunca entienden nada más que lo que les conviene y todo lo demás lo tuercen, lo transforman en su propio discurso…

Que vacío este fascismo eterno del hombre y mujer que actúa y habla y escribe, esclavo eterno de su propia percepción e historia, no intenta cambiar, solo varia y juega como un niño eterno, encerrado en la muletilla de la eternidad, nada es eterno, todo es eterno, faltan palabras, conceptos, faltan percepciones, despierto igual sueño, que triste tu bandera de lucha, bandera que es fuego irascible, que es golpe mas fuerte, que en el fondo es y sigue siendo el mismo dominio y la ambición que acompaña al mundo hace miles de años, no hay cambio en eso si no se aleja uno de toda esa parafernalia…

Decir, decidir, hacer, hablar, pensar y escribir, soltar, no esperar, no pretender, no importarte, importar lo único, cortar cabezas, antihumano, humanista matemático, figurando siempre en su canal o en su espacio, ser puro, sincero, ser libre…

Ser libre y no tener miedo, no tener miedo y ser libre…

Dominar, entender, controlar, dejar ir, tener miedo y comprender, absorber el terror y hacerlo nuestro aliado, alienarse, ser libre…

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