Todo es, la Influencia...
Son los dioses de un enemigo, siempre aquellos mismos los llamados como Demonios del cuerpo y Nación que yace en la lógica de un pueblo; y existen, con las voces de su propia estela de efectos e influencia por lo entendido y reconocido como de lo mío, lo inverso...
Criando vienen y van de ahí, en donde el mismo lugar de identidad se afirma en los juicios de nuestra sangre; juicios que por criterio urdido se afirman en lo inherente de una propia historia, cuando se hacen de un todo a estandarte; derivan con la cualidad de un valor que instaurado, se exige en la ley del cuidado y defensas de un pueblo, pues les sostiene y protege, en la misma idea y apreciación del lugar donde el enemigo se afirma y resiste, y en lo que vive y prospera, por la soberanía de su interés salvaguardado, bajo un soplo de vida y su espíritu de aceptación de un Orden...
Son del Orden lealtades por ende, tales juicios que por tanto así manifestados como identidad, viven bajo el poder de un Orbe sideral de Cobre, y en la antigua indicación de la joya Esmeralda, y en la Vara de Plata que cae al suelo en vertical como la lluvia, cuando se afirman del nombre en su horizonte; mantiene su estado erguido así, en el pináculo regente y septuagenario de la estrella principal que otorga soberana autoridad, al Supremo Poder de encarnación divina en los Jefes...
Viajan directo hacia arriba en la cima nuestros Dioses, los dadores de la Pirámide alada y escalonada, la que corona y controla la visión total del concebido Imperio, tanto como en el primer Rey ungido de lo perfecto en su afecto; de ahí viven en la Identidad particular, guerrera y gregaria de sus labores y en los conceptos, por la visión del cosmos que expande y se envuelve en la respiración de una tribu que crece...
Se hacen de original determinación, bajo un sello y guía en particular, clamando a lo necesario en el establecimiento del mayor fundamento, cursando y cruzando al territorio de sus dominios, con lo engendrado en la victoria de la visión por la Naturaleza; resuelven de esta fuerza en la información su energía, por sobre el quiebre y la amenaza que ejercen las contrariedades y los enemigos, y en el pensamiento que unifica al parir la cualidad del sagrado y necesario reconocimiento...
Fluyen como un hogar de la supervivencia e insistencia, en la Raza y la plaza que así le nombra y se entrega en lo que satisface, y en la gracia de su adorada genealogía, en la historia, el rito y las mejores creencias...
Así es como serán llamados también, los Demonios del enemigo nuestros Dioses, los más nobles y valerosos Guerreros locales, vueltos villanos y odiosos, las Musas y Emperatrices llegadas del Cielo, declaradas como innobles; nuestros Héroes y elementales del lugar y el fundamento, que por la música y la economía les genera en ellos, nuestros enemigos, contrariedad un desafío terrible de muerte y diferencia...
Debes saber que aquí no hay nada más que esta dinámica en juego, y el engaño de universalidad se propone para conquistar las ideas en los otros, puesto que en la llegada al planeta de la forma que es la mente, viene tomando esquema humano desde hace siglos, los que nos moldea y forja en claridad y la arquitectura de una ciudad en potencia de los ritos dispuestos; en los mitos, sacrificios, en los sueños y en las creencias; todas son proyecciones y alientos...
Son las funciones de las estrellas que giran bajo el cielo invertido de sus lamentos, por nuestra algarabía y existencia enarbolada como el signo, tanto como el clamor de miedos y anhelos, que se sirven de una carne y sangre entregada en la cuadratura del territorio, purificada es la mesa de los regentes...
Saber vivir, bajo el único y verdadero acto de inteligencia y sacrificio necesario, para iniciar y alcanzar la Gran Obra de la Magia y la Supervivencia en los linajes...
Pero derrumba el error rápidamente lo importante detrás del primer Nombre, cuando el soberbio reino del hielo culmina, pues son muchos los que hoy día olvidan y degeneran de estas fuerzas, con su paupérrima inteligencia...
Son muchos los que de antes hacer servir por la notable identidad, llegan jurando hoy día el progreso de un sistema, y pensando ser libres, terminan siendo esclavos peores de ingrata miseria espiritual, de la ignorancia más torcida y banal, bajo traición de una patológica confusión mental, sostenida en la desviación de sí en la decadencia...
Demasiados caen ya en la locura de ineptitud moderna, porque no logran vislumbrar su invocación certera para recordar las huellas, puesto que no limpian bien ni el camino ni el cuerpo, y lo plagan de errores internos, en la parafernalia de usura inspirada en lo externo...
Se apuran de servir tan sólo en caprichos y enredos, quedando así encadenados a la mentira de lo supuesto como ganancia, y es que como pierden de vista la sabiduría del Diamante, se degradan en la fuerza ingrata de una vida indignante, triste y postiza...
¿Quiénes son los que viven confundiendo a la muerte con la zona en la cima, de los falsos gozos en los torpes tormentos?, pues todos los que se ahogan con la clave incompleta de los placeres que ambicionan, y en la visión del fin de los tiempos, se intensifican de envidia y aberraciones; ellos quieren ser Reinas y Reyes del mundo, sin poder tan siquiera entender su propio umbral, sin equilibrio, en lo que hace ser un disfraz de adentro hacia el reflejo de lo exhalado como lo externo...
Debes saber tú entonces que nada sirve y pocos son, los que ahora se atreven a ir más lejos de su emancipada ignorancia, debilidad en donde se argumentan de ser sabios y ocultos, siendo en realidad todavía subyugados por la más mínima y simple trampa de apariencia, de una velocidad que no atinan a reconocer ni a entender en sus propias mentes, degradados ya por la banalidad de una moralidad que sostienen sin conciencia, viviendo muy pobre y miserablemente...
No hay centro Real fulgurando en quien derrota al enemigo solo externo, no hay victoria Divina en quien se esconde detrás una adoración por la máscara del portento, sin saber que sigue siendo el mismo su peor enemigo, el cómplice de su caída y el mayor esclavo de la confusión que aturde; se alimenta de la ignorancia en donde vive abrazando y entregando la vitalidad y virilidad, siempre al velamen del secreto y no a la justa y completa esencia en la contemplación que adoran como quimera moderna; ni más ni menos, vuelven, una y otra vez a tropezar con la piedra, sin comprender por los golpes del camino su desviación, dando botes críticos en sus tan pobres y aburridos mismos vicios y virtudes de siempre...
Lo veo así acontecer desde siglos, porque casi nadie aquí y allá se atreve a entender los rayos supremos que iluminan la noche oscura de su ilusión, como impacto inmediato en la imaginación que vuelven de oro y plomo, sin poder comprender la integridad de un sentimiento; vienen creyendo que alcanzaron la luz, cuando en realidad la pierden, en las mil lámparas virtuales, que otros le ofrecen sin ningún valor ni aceite...
Miles viven jurando en la razón y el sentimiento, pero todavía muy contaminados de algo que hacen ver tan sólo como la excusa de una estrategia, mecánica y deslavada de su ineptitud y falta de carácter, plagados, podridos de error, se juran fuertes creyendo haber tocado al mismo Sol en sus actos mediocres; mintiendo y forzando, se vuelven chillando exagerados, patéticos y culpables desde las mismísimas raíces que guarda el Dragón y hacen creer a los pobres e incautos, que han vencido al guardián ya en su existencia, y que son ahora ellos los mejores frutos de un linaje; pero el sabio Dragón del vacío que hay en los infiernos, los desgarra lenta e inclemente, vuelven a morir con su veneno, bajo el pesar de su envidia y porfía al noble Orden...
Son tan solo una confusión para todos los que tocan, producto del tóxico que llevan y les corroe en la sangre, los destruye uno a uno en las desgracias y entretenciones, por las que intentan convencerse de su apariencia, para darle un poco de estilo y sentido aristocrático a su triste y enajenada existencia; así el Dragón magnífico les consume toda su vitalidad, con total y absoluta indiferencia...
Millones son así, los hombres y mujeres de la era que van buscando el perdido efecto de su origen, en el cadáver de agitación constante, y en la distorsión que perturba la plenitud y satisfacción de una verdadera vida noble, justa y presente; lo hacen como maldición porque acostumbrados ya están a ser subyugados, porque tan sólo respiran de la carroña que cubren con perfume, y desechan lo noble e importante...
Viven siempre afuera, maquillados de un amor que no es mas que otro capricho, bajo afectos dudosos y un éxito que jamás les nombra ni satisface, viven de un triunfo en los múltiples placeres, lívidos y efímeros, de oropel y enganche; viven de imágenes intransigentes, porque en realidad, llevan sucias las visiones y muy perdida la existencia, cruzan el lago de fuego y se hunden, dicen que la quieren, pero la verdad en sus deseos, fue renuncian de antemano ante esta flama que anima el poder supremo en ellos...
La hermosa diadema cósmica es doblegada y mancillada en sus desvaríos, por la torpe e innecesaria costumbre de abrazar la violencia en vez de ejercer la agresividad inteligente, doblegados por la abulia frustrante y la escandalosa ignorancia que anida y consume, toda su energía de vida real, y en la naturaleza de honor sincero, la nombran como el mal que succionan del miedo y la rabia de su vacío incompleto; no comprender ni al cielo, ni a la tierra o los infiernos...
No han de encontrar jamás el camino, hacia el Jardín florido de la eterna presencia, puesto que no atinan a entender ni observar nada de lo que hay realmente, detrás del teatro de este mundo inquieto, ni en lo que hacen, ni en lo que dicen ni en sus potencias...
Si tú quieres salvarte de la vorágine indefectible que imbuye a estos lacayos y esclavos del torbellino de engaños y evasiones, atrévete a entrar pues por la única visión de la Gran Serpiente, resuelve la puerta que no cierra ni abre, por lo que siempre ha estado aquí, en el giro ambivalente; así es como deberás lograr llegar con la observación más pura y profunda del sonido en manantial, por la fuente y las campanillas que alumbra los siete colores, antes que entregar tu eternidad y belleza en el hechizo de las formas, y acabar en las letras marchitas que formulan las tantas y seductivas, escuelas capciosas de los variados charlatanes y los forzados maestros del hombre...
Sí, saber ser como un niño es la idea Maestra, pero no es la clave final que resuelve al río de la realidad en los giros, en su enigma de lo que cambia siendo infinito en nuestro espacio; siendo siempre el mismo y sin repetirse en la cosa que subsiste, incluso a la mismísima edad y espectralidad, en la añorada inmortalidad de esencia...
Nosotros somos los justos templos, pilar fundamental de un solo pie y columna central por lo que perdura la infinita cornucopia elusiva, la genialidad y la Fortuna de lo inmanente, y en lo se descubre indescriptible, indescifrable del Mayor poder de un Gran Silencio...
Criando vienen y van de ahí, en donde el mismo lugar de identidad se afirma en los juicios de nuestra sangre; juicios que por criterio urdido se afirman en lo inherente de una propia historia, cuando se hacen de un todo a estandarte; derivan con la cualidad de un valor que instaurado, se exige en la ley del cuidado y defensas de un pueblo, pues les sostiene y protege, en la misma idea y apreciación del lugar donde el enemigo se afirma y resiste, y en lo que vive y prospera, por la soberanía de su interés salvaguardado, bajo un soplo de vida y su espíritu de aceptación de un Orden...
Son del Orden lealtades por ende, tales juicios que por tanto así manifestados como identidad, viven bajo el poder de un Orbe sideral de Cobre, y en la antigua indicación de la joya Esmeralda, y en la Vara de Plata que cae al suelo en vertical como la lluvia, cuando se afirman del nombre en su horizonte; mantiene su estado erguido así, en el pináculo regente y septuagenario de la estrella principal que otorga soberana autoridad, al Supremo Poder de encarnación divina en los Jefes...
Viajan directo hacia arriba en la cima nuestros Dioses, los dadores de la Pirámide alada y escalonada, la que corona y controla la visión total del concebido Imperio, tanto como en el primer Rey ungido de lo perfecto en su afecto; de ahí viven en la Identidad particular, guerrera y gregaria de sus labores y en los conceptos, por la visión del cosmos que expande y se envuelve en la respiración de una tribu que crece...
Se hacen de original determinación, bajo un sello y guía en particular, clamando a lo necesario en el establecimiento del mayor fundamento, cursando y cruzando al territorio de sus dominios, con lo engendrado en la victoria de la visión por la Naturaleza; resuelven de esta fuerza en la información su energía, por sobre el quiebre y la amenaza que ejercen las contrariedades y los enemigos, y en el pensamiento que unifica al parir la cualidad del sagrado y necesario reconocimiento...
Fluyen como un hogar de la supervivencia e insistencia, en la Raza y la plaza que así le nombra y se entrega en lo que satisface, y en la gracia de su adorada genealogía, en la historia, el rito y las mejores creencias...
Así es como serán llamados también, los Demonios del enemigo nuestros Dioses, los más nobles y valerosos Guerreros locales, vueltos villanos y odiosos, las Musas y Emperatrices llegadas del Cielo, declaradas como innobles; nuestros Héroes y elementales del lugar y el fundamento, que por la música y la economía les genera en ellos, nuestros enemigos, contrariedad un desafío terrible de muerte y diferencia...
Debes saber que aquí no hay nada más que esta dinámica en juego, y el engaño de universalidad se propone para conquistar las ideas en los otros, puesto que en la llegada al planeta de la forma que es la mente, viene tomando esquema humano desde hace siglos, los que nos moldea y forja en claridad y la arquitectura de una ciudad en potencia de los ritos dispuestos; en los mitos, sacrificios, en los sueños y en las creencias; todas son proyecciones y alientos...
Son las funciones de las estrellas que giran bajo el cielo invertido de sus lamentos, por nuestra algarabía y existencia enarbolada como el signo, tanto como el clamor de miedos y anhelos, que se sirven de una carne y sangre entregada en la cuadratura del territorio, purificada es la mesa de los regentes...
Saber vivir, bajo el único y verdadero acto de inteligencia y sacrificio necesario, para iniciar y alcanzar la Gran Obra de la Magia y la Supervivencia en los linajes...
Pero derrumba el error rápidamente lo importante detrás del primer Nombre, cuando el soberbio reino del hielo culmina, pues son muchos los que hoy día olvidan y degeneran de estas fuerzas, con su paupérrima inteligencia...
Son muchos los que de antes hacer servir por la notable identidad, llegan jurando hoy día el progreso de un sistema, y pensando ser libres, terminan siendo esclavos peores de ingrata miseria espiritual, de la ignorancia más torcida y banal, bajo traición de una patológica confusión mental, sostenida en la desviación de sí en la decadencia...
Demasiados caen ya en la locura de ineptitud moderna, porque no logran vislumbrar su invocación certera para recordar las huellas, puesto que no limpian bien ni el camino ni el cuerpo, y lo plagan de errores internos, en la parafernalia de usura inspirada en lo externo...
Se apuran de servir tan sólo en caprichos y enredos, quedando así encadenados a la mentira de lo supuesto como ganancia, y es que como pierden de vista la sabiduría del Diamante, se degradan en la fuerza ingrata de una vida indignante, triste y postiza...
¿Quiénes son los que viven confundiendo a la muerte con la zona en la cima, de los falsos gozos en los torpes tormentos?, pues todos los que se ahogan con la clave incompleta de los placeres que ambicionan, y en la visión del fin de los tiempos, se intensifican de envidia y aberraciones; ellos quieren ser Reinas y Reyes del mundo, sin poder tan siquiera entender su propio umbral, sin equilibrio, en lo que hace ser un disfraz de adentro hacia el reflejo de lo exhalado como lo externo...
Debes saber tú entonces que nada sirve y pocos son, los que ahora se atreven a ir más lejos de su emancipada ignorancia, debilidad en donde se argumentan de ser sabios y ocultos, siendo en realidad todavía subyugados por la más mínima y simple trampa de apariencia, de una velocidad que no atinan a reconocer ni a entender en sus propias mentes, degradados ya por la banalidad de una moralidad que sostienen sin conciencia, viviendo muy pobre y miserablemente...
No hay centro Real fulgurando en quien derrota al enemigo solo externo, no hay victoria Divina en quien se esconde detrás una adoración por la máscara del portento, sin saber que sigue siendo el mismo su peor enemigo, el cómplice de su caída y el mayor esclavo de la confusión que aturde; se alimenta de la ignorancia en donde vive abrazando y entregando la vitalidad y virilidad, siempre al velamen del secreto y no a la justa y completa esencia en la contemplación que adoran como quimera moderna; ni más ni menos, vuelven, una y otra vez a tropezar con la piedra, sin comprender por los golpes del camino su desviación, dando botes críticos en sus tan pobres y aburridos mismos vicios y virtudes de siempre...
Lo veo así acontecer desde siglos, porque casi nadie aquí y allá se atreve a entender los rayos supremos que iluminan la noche oscura de su ilusión, como impacto inmediato en la imaginación que vuelven de oro y plomo, sin poder comprender la integridad de un sentimiento; vienen creyendo que alcanzaron la luz, cuando en realidad la pierden, en las mil lámparas virtuales, que otros le ofrecen sin ningún valor ni aceite...
Miles viven jurando en la razón y el sentimiento, pero todavía muy contaminados de algo que hacen ver tan sólo como la excusa de una estrategia, mecánica y deslavada de su ineptitud y falta de carácter, plagados, podridos de error, se juran fuertes creyendo haber tocado al mismo Sol en sus actos mediocres; mintiendo y forzando, se vuelven chillando exagerados, patéticos y culpables desde las mismísimas raíces que guarda el Dragón y hacen creer a los pobres e incautos, que han vencido al guardián ya en su existencia, y que son ahora ellos los mejores frutos de un linaje; pero el sabio Dragón del vacío que hay en los infiernos, los desgarra lenta e inclemente, vuelven a morir con su veneno, bajo el pesar de su envidia y porfía al noble Orden...
Son tan solo una confusión para todos los que tocan, producto del tóxico que llevan y les corroe en la sangre, los destruye uno a uno en las desgracias y entretenciones, por las que intentan convencerse de su apariencia, para darle un poco de estilo y sentido aristocrático a su triste y enajenada existencia; así el Dragón magnífico les consume toda su vitalidad, con total y absoluta indiferencia...
Millones son así, los hombres y mujeres de la era que van buscando el perdido efecto de su origen, en el cadáver de agitación constante, y en la distorsión que perturba la plenitud y satisfacción de una verdadera vida noble, justa y presente; lo hacen como maldición porque acostumbrados ya están a ser subyugados, porque tan sólo respiran de la carroña que cubren con perfume, y desechan lo noble e importante...
Viven siempre afuera, maquillados de un amor que no es mas que otro capricho, bajo afectos dudosos y un éxito que jamás les nombra ni satisface, viven de un triunfo en los múltiples placeres, lívidos y efímeros, de oropel y enganche; viven de imágenes intransigentes, porque en realidad, llevan sucias las visiones y muy perdida la existencia, cruzan el lago de fuego y se hunden, dicen que la quieren, pero la verdad en sus deseos, fue renuncian de antemano ante esta flama que anima el poder supremo en ellos...
La hermosa diadema cósmica es doblegada y mancillada en sus desvaríos, por la torpe e innecesaria costumbre de abrazar la violencia en vez de ejercer la agresividad inteligente, doblegados por la abulia frustrante y la escandalosa ignorancia que anida y consume, toda su energía de vida real, y en la naturaleza de honor sincero, la nombran como el mal que succionan del miedo y la rabia de su vacío incompleto; no comprender ni al cielo, ni a la tierra o los infiernos...
No han de encontrar jamás el camino, hacia el Jardín florido de la eterna presencia, puesto que no atinan a entender ni observar nada de lo que hay realmente, detrás del teatro de este mundo inquieto, ni en lo que hacen, ni en lo que dicen ni en sus potencias...
Si tú quieres salvarte de la vorágine indefectible que imbuye a estos lacayos y esclavos del torbellino de engaños y evasiones, atrévete a entrar pues por la única visión de la Gran Serpiente, resuelve la puerta que no cierra ni abre, por lo que siempre ha estado aquí, en el giro ambivalente; así es como deberás lograr llegar con la observación más pura y profunda del sonido en manantial, por la fuente y las campanillas que alumbra los siete colores, antes que entregar tu eternidad y belleza en el hechizo de las formas, y acabar en las letras marchitas que formulan las tantas y seductivas, escuelas capciosas de los variados charlatanes y los forzados maestros del hombre...
Sí, saber ser como un niño es la idea Maestra, pero no es la clave final que resuelve al río de la realidad en los giros, en su enigma de lo que cambia siendo infinito en nuestro espacio; siendo siempre el mismo y sin repetirse en la cosa que subsiste, incluso a la mismísima edad y espectralidad, en la añorada inmortalidad de esencia...
Nosotros somos los justos templos, pilar fundamental de un solo pie y columna central por lo que perdura la infinita cornucopia elusiva, la genialidad y la Fortuna de lo inmanente, y en lo se descubre indescriptible, indescifrable del Mayor poder de un Gran Silencio...
Hermoso! como simpre.
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