To sóma tou Drákou...


La piel dulce del dragón verde, es la carne encendida de una Tierra negra humeante de umbrías profundidades, se observa y deleita, cuando nacen los cuerpos por donde yace el nuevo Sol tranquilo, despuntando al momento, dentro de un corazón sabio que ejerce la vuelta al principio sin volver a transitar, jamás por la misma puerta; esto es porque lo que cambia no es lo que se nos presenta, si no lo que representa en su energía la vibrante identidad...

Vivir su amor se puede naturalmente, mientras muchos hombres y mujeres, pobres, miserables del mundo, se empeñan en abrir los ojos del querer con pensamiento enconado; esto es más bien comprender, la fuerza penetrante de un cetro erguido, la montaña y la vara blanca de cola bífida, que ocurre hundiendo estos deseos hacia la raíz mayor del contento...

Muchos luchan por sobrevivir, cuando el dragón divino se inquieta y resiste la tentación del que le obliga y se eleva, imponiendo en ello apoyo del cielo a la razón que se ha hecho efecto a inversa...

Nuestras visiones más bellas, siempre son las verdades que purifican la mente de influencias mediocres, tendenciosas, porque esas son las magias de absorción y abducción, de nuestra falsa idea de realidad en la consciencia, y es por esto que el sueño del primer dragón, se confunde tanto en el terror del vacío tremendo e incandescente; la información contenida en la acción, completa se nutre de la energía correlativa que en la cualidad de una diferencia nace, cuando se invoca la mentalidad en su apariencia...

Así es como se realizará la Mayor Fortuna también, pero sin ningún pretexto, retraso ni exceso de velocidad para el viajante de su propio vientre en los extraños infiernos, y dado que la materia es posible de ejecutar la obra por sí misma, nativa y libre de lo independiente; nace el dudar lógico humano de sus vivencias y experiencias...

Así es como el gran temor del santo y el pecador, es por uno a igual la misma cosa que enfrentan, la eternidad del momento en que se presume lo llamado como el presente; gira el espacio por la voz de encuentros, sonido es clave de acceso hacia la recamara nupcial de todos los actos, entidades, y hechos del tiempo...

"Zero Naga Zero"

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