Magisterio de la Vara del cielo y la tierra - (O del número en los umbrales)

Barro con los formalismos vanos, desintegro siempre la ocasión de hacer escuela o recorridos, estas fuerzas son directas y espontaneas, se impulsan sin las rígidas perspectivas de un sustento impresionado... 

Yo no soy la forma que se encierra en una idea desnutrida de naturaleza, convertida en culto al mundo en su explicación, las máscaras aquí me sirven solo para reír y llorar, no para identificar lo que yace intocable en toda esta marea de emoción y razones... 

Esto no es algo masivo, no se permite de ser una ciencia generalizada, mi arte es tan oscuro que se pierde en las contradicciones y la irreverencia ante todos los que buscan fijarme en uno solo... 

Porque soy Naga Zero, el magnífico Tantra e infinito Zero espiral, y esta es la eclosión del huevo eterno y madurado, del rizo y la entidad descarnada, tan desconcertante como errática para los que buscan la enseñanza en espectáculos y explicaciones... 

Vivo de lo que no les importa las reputaciones, ni de las condiciones de crítica, burla o fama y éxito social... 

Yo me río y ridiculizo de toda la seriedad que no es cognado sincero, y en las fiestas brillantes que ambos sabemos, solo son del simple y triste engaño y seducciones; frotar de un fuego que no alimenta ni quema... 

Mi abrazo es como Octópodo invisible, ser aliento de Jörmundgander y enigma carnal del Leviatán, mismos que son solo algunos nombres grabados en las posibilidades de una memoria tendida, y así es como derivo en mi adoración ecuánime, con tronar de los rayos de impacto, y por los que no van a ser jamás vistos en las masas sociales contenidas... 

Saber de los que no lograran nada de lo que todos desean o repudian, porque ya lo somos todo sin la necesidad de infiernos, ni cielos, o ambiciones...

"Naga Zero"

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