tuya es la muerte, una erección de emoción...
como el odio, en el asco y la desgracia de la traición que invierten la potencia de la luna, en su martirio que es el vacío de la perversión personal, cuando se entrega a lo ajeno, en la intimidad que ya no hay nada mas que el lenguaje y el eco de horrible bruja y embustera, un deseo y servicio que se completa, todas aquellas las mujeres que sirven y viven del corazón de piedra y cemento en esta ciudad, y escarban la arena de las cadenas de su propia inseguridad, de la dependencia a la vanidad, del miedo a serpiente...
pero hay mas que eso, recuerdo que yo estaba mucho antes aquí y habíamos resuelto y quedado en cumplir el magisterio y así se hará, el rito avanza a como de lugar, la diosa se inquieta al besar mis labios, cuando soy brillante...
cuando la niebla lo agota todo y me olvido de todo, respiro y aprendo, se lo que pasa cuando viajaba a sus brazos que amaba y que ahora son tan extraños y ajenos, no el mismo aroma, no su presencia, solo en la sombra lo hacemos, de un cambio abrupto de elementos, y ella que fue un zafiro perdido en la baranda de la nueva vieja moda, ahora que su cuerpo se vende en las calles a buen precio, y aun mas cuando pasean con sus amigas de plástico y una trascendencia de nailon...
entonces yo invoco a la antigua serpiente que todo lo entrega, aumentar mi sabiduría, belleza, poder, el amor, la fuerza, firmeza y destreza...
y ahora que la noche te embruja y me eleva, como un recién nacido del alba y encarnado en la estrella matutina, encendida en caída libre, miro la tierra y las manos que hacen, el horizonte del fuego que es mi libertad suprema y me integro y comprendo así, cuando el aburrimiento y desengaño es mayor que el placer vacío de estar un par de horas contigo, como una muñeca inflamable en un sucio hostal...
porque cuando no hay amor, se siente un vacío y el sexo se convierte en otra compulsión insatisfactoria y desgraciada del alma olvidada en sus huesos...
que suene la música eterna...
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