la seduccion del odio...
la carreta en sus ruedas inmensas de sal y acero, carga con lo que no se puede olvidar...
nos recrea un paraiso inconciente y una boca de sagrada inercia, besarla es morir en su cabello azul, los ojos de la diosa se incorporan al calcinado espacio que me aleja, de tu voz inutil, silenciosa y algo perdida pero aunque el cliche nos atrape constantemente, las ruedas giran y aprietan los nervios del que come materia y deseo...
mistica animal se va rodeando de ensombrecidos, los sin sueño y agotados del olor a muerto en sus pesadillas del amor...
tan solo odiando entiendo lo que mas deseo, la cabeza cortada de una reina fria y ajena...
las manos de la niña que seduce mi cuerpo, con sus manos que masturban dulcemente un papel enrrollado, ellas son sabias e ingeniosas, estan perfeccionando su ajetreo sexual, van cambiando las maneras y arreglando los sistemas del placer visual...
las palabras que estan de mas, son como los monjes que no saben amar, los que se alejan de su horror y asi, construyen el nuevo paradigma religioso del momento...
momento del odio y su agria hermana gemela la seduccion de ultramar, los casinos abren sus puertas a las que compran dignidad en los sueños de las calles mojadas, cuando el falo se hace grande y es tan grande que amenaza con ahogar la mirada en un terror de que caiga y ruede, truene en su placer y el temor se institucionalize como un momento mas de esta pausada anarquia mental...
lo que odias es tu reflejo, es tu miedo, es tu horror, es tu deseo, porque no te sientes tan fuerte ni tampoco tan inteligente como para poder entenderlo alla en lo profundo de tu amor prohibido, entonces dejemos de entender y empezemos a ser sinceros...
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